La canci¨®n de autor italiana llora a Califano y Jannacci
Los dos cantantes fallecen en la misma semana Est¨¢n entre los artistas m¨¢s conocidos de la historia musical del pa¨ªs
El destino ha querido que Enzo Jannacci y Franco Califano, representantes cada uno a su modo de la canci¨®n de autor italiana, hayan desaparecido en un breve intervalo de tiempo: apenas 24 horas han separado sus respectivas muertes. Dos int¨¦rpretes y creadores que han se?alado, desde diferentes y hasta contrapuestas expresiones musicales, ideol¨®gicas y art¨ªsticas, algunas de las secuencias del ¨¢lbum sonoro de la Italia en estos ¨²ltimos 50 a?os. Una cronolog¨ªa sentimental que se extiende desde el boom y el milagro econ¨®mico a la explosi¨®n y catarsis de la Tangentopolis y el advenimiento del reino de Berlusconi. Dos cantautores, Jannacci y Califano, que han acabado representando el alma de dos ciudades a menudo antag¨®nicas y distantes, la Mil¨¢n industrial y populosa, granero l¨ªrico de las canciones de Jannacci, y la Roma exuberante y castiza de Franco Califano. Una identificaci¨®n entre cantante y ciudad, que se ha reflejado en el testimonio emotivo que ha rodeado sus despedidas por parte de un auditorio que ve¨ªa desaparecer un fragmento de su memoria sentimental.
Integrante de la generaci¨®n pionera del rock italiano, Enzo Jannacci transitar¨¢ por diversos escenarios musicales, siempre se?alados por la independencia creativa y el compromiso art¨ªstico. A finales de los cincuenta, nombres como Adriano Celentano, Giorgio Gaber, Little Tony o la misma Mina, que da sus primeros pasos bajo el nombre de Baby Gate, celebran la llegada del jukebox como nuevo sancta sanctorum juvenil. Jannacci junto con Gaber forma I Due Corsari, un d¨²o juvenil int¨¦rprete de canciones surrealistas que d¨¦cadas despu¨¦s revivir¨¢n, ahora como The Ja-Ga Brothers, con humor y alegr¨ªa par¨®dica. Celentano hace explotar el movimiento teen-ager en el Festival de San Remo de 1961 con la canci¨®n 24 mila baci mientras se agita de espaldas al p¨²blico. El esc¨¢ndalo est¨¢ servido. La vieja guardia mel¨®dica, Claudio Villa, Luciano Tajoli, Nilla Pizzi, cede el paso a los ¡°nuevos hunos¡±. El rock and roll ha dejado de ser una expresi¨®n marginal juvenil. En Mil¨¢n se est¨¢ cociendo paralelamente otro tipo de canci¨®n de perfil intelectual siguiendo el modelo acu?ado en la vecina Francia y la Chanson Rive Gauche. Una melod¨ªa de m¨²sculo literario, que igual sirve como divertimento sat¨ªrico para el cabaret que como expresi¨®n m¨¢s testimonial para escuchar en teatro. Entre los nombres que sobresalen en esta escena musical se encuentran Ornella Vanoni y Milly, representantes de la int¨¦rprete-cantante-actriz o un dramaturgo como Dario Fo, con el que Jannacci acabar¨¢ formando pareja creativa.
Jannacci ser¨¢ el cronista de un paisaje milan¨¦s en transformaci¨®n, se?alado por la industrializaci¨®n y el ¨¦xodo del sur, explorando con su estetoscopio el coraz¨®n de una ciudad y sus habitantes desde la observaci¨®n cotidiana y el retrato de personajes marginales. A diferencia de otros compa?eros de generaci¨®n, se escapar¨¢ del clich¨¦ creativo del cantautor, alternando diferentes g¨¦neros, desde la canci¨®n de autor m¨¢s cl¨¢sica (Sfiorisci bel fiore) a la tradici¨®n del cabaret (Aveva un taxi nero, Ho visto un re) y siempre con el leitmotiv de la tradici¨®n lombarda, una canci¨®n ¡°milanesa¡± que Jannacci expresar¨¢ en el dialecto regional. A la ciudad deja entre otros, titulos como Il Duomo di Milano, una de sus canciones m¨¢s bellas. Como se?alaba otro cantautor milan¨¦s, Roberto Vecchioni, ¡°Jannacci nos ha mostrado toda la belleza y la pobreza de Mil¨¢n¡±. Su figura de profesor universitario, aunque su verdadera profesi¨®n era la de m¨¦dico cirujano, recorrer¨¢ los platos televisivos como un objeto extra?o en los programas de variedades. Tendr¨¢ que aguardar el reconocimiento con la canci¨®n Vengo anch¡¯io (1968), mezcla de manifiesto-canci¨®n- protesta e himno sat¨ªrico, que se convierte en un gran ¨¦xito y que en Espa?a, conocer¨¢ una cierta popularidad en la versi¨®n que realiza el televisivo Torrebruno con el t¨ªtulo Voy contigo. En una de sus ¨²ltimas entrevistas hab¨ªa dicho: ¡°Me gusta interrogarme aunque me equivoque en las respuestas¡±. Las dudas que se?alaban el compromiso de un creador que prefiri¨® seguir su propio itinerario a los pasos que le marcaba la industria discogr¨¢fica y el mundo del espect¨¢culo.
Enzo Jannacci y Franco Califano compartir¨¢n un momento de sus carreras musicales con el aval de una cantante como Mina. Dos ¨¢lbumes, Mina quasi Jannacci (1977) con temas del cantautor milan¨¦s y Amanti di valore (1973), un disco con textos originales de Califano, se?alan el encuentro entre la diva y los dos cantantes. Representante de la canci¨®n romana, Califano hab¨ªa dado sus primeros pasos musicales como letrista. Int¨¦rpretes como Ornella Vanoni, que canta el evergreen La m¨²sica ¨¨ finita o Mia Martini, Minuetto, le llevan a las listas de ¨¦xitos y autor solicitado. M¨¢s tarde, iniciar¨¢ una segunda carrera art¨ªstica, ahora como cantante y creador, en la d¨¦cada de los setenta, punteada por ¨¢lbumes como N bastardo venuto dar sud (1972), L¡¯evidenza dell¡¯autunno (1973), Secondo me, l¡¯amore (1975), etc.
Una adolescencia transgresora, juventud ¡°rebelde sin causa¡±, se?alada por ¡°amistades peligrosas¡± y primerizas experiencias sexuales, quedar¨¢n recogidas en sus memorias y diversas entregas literarias. Califano proyecta su imagen de cantante de night-club, de voz ronca y eterno cigarrillo en los labios. Gal¨¢n de fotonovelas y playboy. Seductor y canalla, podr¨ªa haber sido uno de aquellos personajes que retrataba Alberto Moravia en sus Cuentos romanos conduciendo un taxi o camarero del Trastevere. Il Califfo, como lo llaman sus seguidores, atraviesa la escena con sus canciones, un romanticismo amargo que se proyecta detr¨¢s de su m¨¢scara de vividor y amante de todos los excesos. Canciones que cuentan noches de vino y de rosas, amores inalcanzables y aventuras con travestis. Califano ser¨¢ la voz de esa Roma, algo descolorida de Via Veneto y la dolce vita, y de la Roma, popular y suburbial que inmortaliza en su himno cantado en dialecto romagnolo, Semo gente de borgata.
Sus ¨²ltimos a?os estar¨¢n marcados por los problemas con la justicia, drogas, armas, que le conducir¨¢n hasta la c¨¢rcel. De su experiencia en la prisi¨®n nace el ¨¢lbum Impronte digitali. Califano aparece como un juguete roto en el universo reality televisivo. Su presentaci¨®n en 2012 en el Teatro Sistina de Roma, un escenario que ha visto algunos de los grandes nombres del espect¨¢culo internacional, pone el cartel de no hay entradas. El p¨²blico aplaude al personaje- Califano cuenta 73 a?os- que ha caminado y vivido al margen de todas las reglas. En su funeral, entre las pancartas portadas por sus fans, sobresal¨ªa una con el t¨ªtulo de una de sus canciones: Tutto il resto ¨¨ noia. Quiz¨¢s el mejor epitafio para un hombre que se hab¨ªa marcado y propuesto todo. Todo, menos aburrirse.
Babelia
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