Sara Montiel, entre la realidad y la ficci¨®n
Muere a los 85 a?os todo un mito ib¨¦rico del cine, el cupl¨¦ y el papel ¡®couch¨¦¡¯ Se convirti¨® en la primera actriz espa?ola que abri¨® las puertas de Hollywood
Sara Montiel falleci¨® ayer a los 85 a?os en su casa del madrile?o barrio de Salamanca. La actriz y cantante hab¨ªa nacido en 1928 en Campo de Criptana, en una familia de campesinos. Su padre, ga?¨¢n, apenas ganaba para alimentar a la familia, y seg¨²n contaba la propia Sara, ella y su hermana ten¨ªan que comer ra¨ªces o robar en las huertas para saciar el hambre. ¡°Pero desde ni?a fui incre¨ªblemente bella¡±, dec¨ªa de s¨ª misma, y ello la transport¨® al cine en poco tiempo. Fue descubierta por el director de la revista Triunfo, Jos¨¦ ?ngel Ezcurra, y luego, de la mano del h¨¢bil Enrique Herreros, humorista, pintor, director y, en general, hombre de talento, cambi¨® su nombre real, Maria Antonia Alejandra Abad Fern¨¢ndez, por el m¨¢s sonoro de Sarita Montiel.
Quiz¨¢s fue, efectivamente, la m¨¢s bella, o al menos la m¨¢s fascinante. Sara Montiel aport¨® al cine espa?ol de los a?os sesenta una sensualidad desconocida en las pantallas hispanas. Un hermoso cuerpo bien lucido, la mirada insinuante, el busto provocador, unido al personaje de mujer libre en el amor que la hizo famosa, despertaron en el p¨²blico una pasi¨®n que la convertir¨ªa en la m¨¢xima estrella de esa ¨¦poca. Pero su carrera no fue siempre un camino de rosas. En su vida, realidad y ficci¨®n se confunden con frecuencia y es dif¨ªcil establecer d¨®nde acaba una y empieza la otra.
Contaba que empez¨® a leer y escribir en M¨¦xico, ense?ada por Le¨®n Felipe ya que en Madrid no lo hab¨ªa hecho Miguel Mihura, ¡°el hombre que me hizo mujer¡±, y que hasta entonces, para interpretar sus primeros papeles en el cine ¡ªEmpez¨® en boda (1944), Locura de amor (1948), Peque?eces (1950)¡¡ª ten¨ªa que aprenderse de memoria los textos que le iban leyendo. Pero ya cantaba con una bonita voz y, lo que fue m¨¢s novedoso, de forma que se entendiera la letra de los cupl¨¦s. As¨ª lo hizo, y bien, en Se le fue el novio (1945) y Mariona Rebull (1947).
Pero como no lograba el triunfo con el que so?aba, se march¨® a M¨¦xico, donde intervino como protagonista en una docena de pel¨ªculas de ¨¦xito, a destacar C¨¢rcel de mujeres (1951) y Piel canela (1953), en las que aparec¨ªa guap¨ªsima y por las que fue reclamada para intervenir en Veracruz (1954) junto a Gary Cooper y Burt Lancaster. La Montiel contar¨ªa luego sus buenas relaciones con Cooper y c¨®mo ella le ayud¨® a soportar el sol en los ojos en los rodajes en exteriores. ¡°Yo te apa?o¡±, y ni corta ni perezosa le aplic¨® en los ojos dos gotas de anestesia al protagonista de Solo ante el peligro. Eso contaba la Montiel. Pero fuera como fuese, en Hollywood intervino igualmente en Yuma (1957) y Dos pasiones y un amor (1956), en la que intimar¨ªa con el director, Anthony Mann, con quien finalmente contrajo matrimonio civil.
Mientras tanto, Sara Montiel hab¨ªa intervenido en una modesta pel¨ªcula espa?ola, que su productor y director Juan de Ordu?a tuvo que malvender para concluir el rodaje. Contra toda previsi¨®n, el estreno de El ¨²ltimo cupl¨¦ (1957) fue clamoroso. M¨¢s de un a?o se mantuvo en cartel, circulando luego por m¨²ltiples pa¨ªses de Europa y Am¨¦rica, afianzando con ello la presencia de una nueva Sara Montiel, descubierta como sex-symbol y tambi¨¦n como cantante, una carambola que le lleg¨® al haber rechazado Concha Piquer interpretar las canciones de la pel¨ªcula. Los ¨¦xitos se sucedieron imparables: La violetera, Carmen la de Ronda, Pecado de amor, La reina del Chantecler¡ Fue entonces cuando se corri¨® la leyenda de que Sara Montiel impon¨ªa su criterio en el rodaje y en la fotograf¨ªa. Se cuenta que filmando Mi ultimo tango lleg¨® tarde a la estaci¨®n de tren en que se deb¨ªa rodar una escena. La acci¨®n transcurr¨ªa en un crudo invierno y as¨ª estaban vestidos los figurantes. ¡°Pero, Antonia¡±, le dijo el director al verla llegar vestida de verano, ¡°?c¨®mo vienes as¨ª? Mira c¨®mo est¨¢n todos¡¡±, y ella, sujet¨¢ndose con energ¨ªa los pechos, replic¨®: ¡°?Y el p¨²blico qu¨¦ quiere ver en el cine, a ¨¦stos o a ¨¦stas?¡±. Y se sali¨® con la suya.
Las an¨¦cdotas que se cuentan de la Montiel son infinitas, muchas de ellas disparatadas, como algunas que ella misma escribi¨® en sus diversas autobiograf¨ªas. Que si James Dean se mat¨® en el coche tras una fren¨¦tica tarde de amor con ella, que si le tiraban piedras en Espa?a al no estar casada por la iglesia¡ Pero fue cierto que con el tiempo la Montiel impon¨ªa o expulsaba a los directores. Jordi Grau fue reemplazado por Luis Marquina a instancias suyas durante el rodaje de Tuset Street (1968), y eligi¨® a Mario Camus y Juan Antonio Bardem, para Esa mujer (1969) y Variet¨¦s (1971), respectivamente. Luego, Cinco almohadas para una noche (Pedro Lazaga, 1974), fue un fracaso, y el mito de Sara Montiel en el cine desapareci¨® con ella.
Casada con el empresario mallorqu¨ªn Jos¨¦ Tous, la Montiel hizo pinitos en el teatro, haci¨¦ndose acompa?ar de otras grandes de la canci¨®n (Josephine Baker, Olga Guillot, Celia G¨¢mez¡ ) o actuando ella sola, atrevi¨¦ndose a todo, con m¨²sica de rap: Sarit¨ªsima, Taxi, vamos al Victoria¡ Pero la estrella no levant¨® el vuelo. Puede que a Sara no le importara ese declive o el no haber sabido aprovechar las oportunidades que le llegaban, como la de Pedro Almod¨®var para una de sus pel¨ªculas. El caso es que en los ¨²ltimos a?os s¨®lo se hablaba de la Montiel por sus extra?os romances, p¨¢lido reflejo de los que hab¨ªa presumido. Pero haciendo balance de su vida ella se sent¨ªa satisfecha al recordar la pobreza en que hab¨ªa vivido, su ilusi¨®n por ser ¡°alguien en la vida¡±, algo imposible de imaginar entonces, y ahora, resum¨ªa, ¡°todo es como sue?o: lo inalcanzable, alcanzado, como en un cuento de hadas¡±.
Babelia
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