El se?or K opta por la sombra
'Kafka enamorado' reconstruye la tormentosa relaci¨®n entre el escritor y Felice Bauer Jes¨²s Noguero y Beatriz Arg¨¹ello interpretan con pasi¨®n la obra de Luis Ara¨²jo
Hay un gran cuento de Carver sobre la muerte de Ch¨¦jov llamado Tres rosas amarillas del que siempre recordar¨¦ el final: el camarero de su habitaci¨®n en el balneario de Badenweiler apresando, como una reliquia, el tap¨®n de la ¨²ltima botella de champ¨¢n que el dramaturgo, agonizante, hab¨ªa bebido con Olga Kniepper. Me ha venido a la cabeza porque en Kafka enamorado hay un encuentro entre Kafka y Felice Bauer en un hotel berlin¨¦s, pero yo ve¨ªa el hotel de La dama del perrito: Franz dice: ¡°Pod¨ªa haber dejado mi maleta en la otra habitaci¨®n¡±, y se dispone a llevarla, pero ella se la quita de la mano, le dice ¡°?qu¨¦ prisa tienes? D¨¦jala ah¨ª¡±, y le besa, es ella quien le besa, y ese momento (la mano, la frase, el beso), apresado por Luis Ara¨²jo como un tap¨®n de corcho todav¨ªa perfumado de champ¨¢n, es netamente chejoviano. Pienso tambi¨¦n en el final de la funci¨®n, tan redondo y misterioso como el del cuento de Carver. Kafka, tuberculoso (igual que Ch¨¦jov, s¨ª), tiene un acceso de tos, el pa?uelo se empapa de sangre, ya ha decidido que no volver¨¢ con Felice, que la literatura (la amante m¨¢s poderosa) ha ganado la partida, est¨¢ escribiendo su carta de despedida, y entonces Ara¨²jo hace entrar a Max Brod, y Brod lee, a saber desde qu¨¦ dimensi¨®n, el comienzo de La metamorfosis, y luego Kafka murmura ¡°?qu¨¦ me ha ocurrido?¡±, y cuando levanta la cabeza como quien sale de una tormenta o de un sue?o no sabemos si recuerda toda su historia con Felice o se refiere al trance de la escritura, no sabemos qu¨¦ clase de metamorfosis ha vivido pero sin duda se trata de algo irremediable, porque sabe que ¡°a partir de cierto punto ya no hay retorno, y ese es el punto que hay que alcanzar¡±, y todo se oscurece. O se ilumina.
As¨ª acaba Kafka enamorado, estrenada en la sala de la Princesa del Mar¨ªa Guerrero y puesta en escena por Jos¨¦ Pascual, que esta temporada est¨¢ de racha: tras La anarquista, de Mamet, con las fenomenales Mag¨¹i Mira y Ana Wagener (por cierto: vuelve en mayo a la sala peque?a del Espa?ol), ha llegado esta funci¨®n que tambi¨¦n cabe calificar de pieza ¡°de c¨¢mara¡±, una miniatura tan bien armada como dirigida, que reconstruye (e imagina) la relaci¨®n que Kafka y Bauer sostuvieron entre 1912 y 1917. Luis Ara¨²jo ha levantado un texto a partir de las cartas de Kafka, pero que va m¨¢s all¨¢ de lo epistolar pues, como bien se?ala Fernando Dom¨¦nech en el pr¨®logo de la edici¨®n, le ha dado literalmente la palabra a Felice Bauer, ya que sus respuestas se perdieron. La pieza, muy simb¨®licamente enmarcada entre un pasaje de La condena y el ya citado arranque de La metamorfosis, a guisa de pr¨®logo y ep¨ªlogo, comienza, sin embargo, con Kafka y Max Brod celebrando la salida de Contemplaci¨®n. Un Kafka doblemente entusiasmado: por su debut como escritor y porque acaba de conocer a Felice. Kafka es Jes¨²s Noguero, un actor de muy amplia paleta: le he aplaudido, entre otras, en Cara de Plata, El rey Lear, Los Persas y En la luna (y cito estas cuatro porque no cabe imaginar tonalidades m¨¢s distintas), y vuelvo a aplaudirle ahora. Las mejores bazas de Noguero, que a m¨ª me recuerda mucho a un joven Miguel Rell¨¢n, son una voz grave, persuasiva, muy bien modulada, y una intensidad poco frecuente. Hay algo febril en su afinad¨ªsima composici¨®n de ese Kafka de ojos encendidos, contradictorio, debati¨¦ndose entre el amor y la literatura, aqu¨ª dos pasiones tan extremas como excluyentes, aterrorizado ante el compromiso (¡°te amo sin l¨ªmites y me defiendo de ti con todas mis fuerzas¡±, le dice a su prometida) y a cuyo retrato, para mi gusto, solo le falta un punto de humor, el humor ben¨¦volo y gozoso que tambi¨¦n tuvo el escritor, como documenta la preciosa historia de su correspondencia con la ni?a del parque Steglitz, que narr¨® Dora Diamant, la compa?era de sus ¨²ltimos d¨ªas.
Ara¨²jo ha levantado un texto a partir de las cartas de Kafka, pero que va m¨¢s all¨¢ de lo epistolar
Beatriz Arg¨¹ello, a la que esta temporada hemos visto como Viola y Cesario en la Noche de reyes de Eduardo Vasco, en la Abad¨ªa, encarna a Felice Bauer y a su amiga Grete Bloch, mediadora en el conflicto, con la que Kafka tambi¨¦n tuvo en esas fechas una intensa relaci¨®n (e incluso un hijo, al parecer), y que Ara¨²jo apenas desarrolla, imagino que para no descentrar el relato. Beatriz Arg¨¹ello interpreta con fuerza, sensualidad, elegancia y nitidez a Felice, esa mujer independiente, llena de determinaci¨®n, representante de una firma de dict¨¢fonos; esa mujer que desea abiertamente, que quiere sacar a Kafka de su cueva y conducirle al lado de la luz. Reacciona con una mezcla de indiferencia y rechazo tras la lectura de La metamorfosis: no entiende o entiende demasiado, ve sus historias como instrumentos de tortura, como pesadillas demasiado v¨ªvidas que le anclan en lo m¨¢s oscuro (¡°?vas a destruir tu verdadera vida, y la m¨ªa de paso, para escribir cuentos por las noches?¡±), pero ¨¦l sabe que si pierde la escritura lo pierde todo, y acaba optando por la sombra. La actuaci¨®n de Beatriz Arg¨¹ello gana en pasi¨®n a medida que crece el alejamiento de su amante y alcanza sus mejores cotas emocionales en el careo final: es el pasaje en el que con m¨¢s claridad percibimos la voz de Felice, y ese trenzado entre cartas reales e imaginadas se convierte en un vibrante toma y daca de gran potencia dram¨¢tica. Me convenci¨® algo menos el trabajo de Chema Ruiz: es cierto que al Max Brod dibujado por Ara¨²jo le falta definici¨®n y amplitud, y quiz¨¢s sea esa la pega principal que le pondr¨ªa al texto, pero el actor, que se desdobla con eficacia en breves personajes secundarios, lleva a cabo una interpretaci¨®n a mi modo de ver un tanto monocorde, con un exceso de miraditas socarronas.
La producci¨®n est¨¢ admirablemente cuidada, desde la sucinta y sugerente escenograf¨ªa de Alicia Blas Brunel, esa celos¨ªa que, transformada por la luz de Pilar Velasco, logra evocar por igual una oficina, un vag¨®n de tren, una habitaci¨®n de hotel o una caseta de ba?o, hasta el precioso vestuario de Rosa Garc¨ªa And¨²jar y la riqueza l¨ªrica de la banda sonora que firma Luis Delgado. El autor informa, en el programa de mano, que el texto presentado en la sala de la Princesa es una versi¨®n reducida ¡°adaptada a las necesidades de duraci¨®n del espect¨¢culo¡±: l¨¢stima que no se ofrezca en su totalidad, como mandan los c¨¢nones de un Centro Dram¨¢tico Nacional.
'Kakfa enamorado'. De Luis Araujo. Direcci¨®n: Jos¨¦ Pascual. Int¨¦rpretes: Jes¨²s Noguero, Beatriz Arg¨¹ello y Chema Ruiz. Sala Princesa (Teatro Mar¨ªa Guerrero). Madrid. Hasta el 28 de abril.
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