Vista, o¨ªda y sabida

A veces me resulta demasiado enf¨¢tico y melifluo el ep¨ªgrafe que encabeza este texto. Hay semanas en las que no se estrena ninguna pel¨ªcula que te provoque sensaciones que justifiquen escribir media p¨¢gina sobre ellas. Y resulta m¨¢s fatigoso cuando posees expectativas, debido al contrastado talento de directores y actores que tantas veces te apasionaron.

La decepci¨®n es particularmente dolorosa en el caso de To the wonder, firmada por alguien como Terrence Malick, ese artista incuestionable, due?o de un estilo visual esplendoroso y una po¨¦tica conmovedora, que hab¨ªa descrito anteriormente y de forma genial en El ¨¢rbol de la vida esas cosas que se sienten de forma especial en la infancia y que dejaran huella imborrable en la vida futura. Consecuentemente esperas el escalofr¨ªo cuando este hombre habla de la plenitud del amor, de su p¨¦rdida y de su monstruosa resaca en To the wonder, pero aunque reconozcas el personal lenguaje de su c¨¢mara, lo que pretende transmitir te resulta engolado, vacuo y grotesco.

Y tambi¨¦n lo pasas mal en Tipos legales cuando ves a tres actores casi ancianos y con un pasado glorioso como Pacino, Walken y Arkin interpretando un guion muy tonto que pretende ser l¨ªrico y tragic¨®mico. Todav¨ªa no he visto Oblivion, que imaginas con justificado miedo como otro de esos trajes a la medida que encarga la estrella Cruise para seguir alimentando su infalible aunque olvidable carrera comercial.

Y me asomo con cierta esperanza a Alacr¨¢n enamorado, fundada en la vitalidad que desprend¨ªa El truco del manco, la primera e irregular pel¨ªcula del director Santiago A. Zannou. Pero mi semana cinematogr¨¢fica sigue siendo intrascendente. Posee un defecto irritante y es que todo lo que va a ocurrir en esta trama presuntamente negra te resulta previsible y convencional. Existen voluntarias o involuntarias referencias a un g¨¦nero y a unos personajes que le han dado mucho juego al gran cine y cuya ¨²ltima, profunda y dolorida obra maestra lleva la firma de Clint Eastwood en Million dollar baby.

?Les suena el g¨¦nero? Lo habitan perdedores dignos o indignos, que quieren dejar de serlo o resignados a la desolaci¨®n, con hambre de reconocimiento, de triunfo o de redenci¨®n, buscando un lugar en el sol o limit¨¢ndose a sobrevivir en el desastre, gente que se rige seg¨²n los c¨®digos ¨¦ticos y est¨¦ticos de la verdadera profesionalidad o tan dotada como autodestructiva. El cuadril¨¢tero funciona como simbolog¨ªa de la existencia. Ah¨ª puede ocurrir de todo, lo mejor y lo peor, la miseria y la grandeza, la luz y la tiniebla. Cuando existe aut¨¦ntica complejidad en el tratamiento, cuando ese g¨¦nero no responde a una f¨®rmula tan prestigiosa como vendible que se presta a frases y lugares comunes sino que posee autonom¨ªa, originalidad expresiva, genio y alma, el resultado es perdurable, esos perdedores dejan eterno poso en la memoria.

Zannou tiene fuerza visual, pero en el filme nada sorprende"

Zannou tiene fuerza visual y vocaci¨®n sincera hacia ese mundo bronco, se maneja bien con el argot callejero, pero su historia est¨¢ repleta de convenciones, su pretendido desgarro no tiene matices e involuntariamente acaba pareciendo acad¨¦mico. Y todos estamos de acuerdo en que los descerebrados nazis pueden ser muy peligrosos en tiempos de penuria, que necesitan encontrar chivos expiatorios y cebarse con el inmigrante, el color de la piel, la disidencia, la rareza, la heterodoxia, la marginalidad, el aullido de los parias. Y que siempre hay un negocio detr¨¢s de los principios inflexibles y las presuntas grandes verdades. Y que la historia de Romeo y Julieta no tiene caducidad a lo largo del tiempo. Pero las buenas intenciones no sirven para justificar una pel¨ªcula que te la sabes de memoria de principio a fin. Hay actores que est¨¢n muy bien, veraces en su gesto, su mirada, su lenguaje y su silencio, como Carlos Bardem, su hermano Javier, Alex Gonz¨¢lez o el para m¨ª desconocido Hovik Keuchkerian y alguno que me parece lamentable como un aclamado sex-symbol de las series televisivas. No te ocurre nada, ni fr¨ªo ni caliente, con esta pel¨ªcula pretendidamente emotiva. Resulta elemental, o¨ªda y sabida.