Un regalo para don Gabriel
Miguel ?ngel Perera protagoniz¨® un recital de incompetencia con el descabello El Cid se ha vuelto un torero mec¨¢nico; se cans¨® de dar pases y no dijo nada
Ser¨ªa bueno y, adem¨¢s, justo que un mensajero se presentara el viernes de feria, en el domicilio de don Gabriel con un ramo de flores y unos pendientes para la se?ora, o bien unos bonitos pasadores para ¨¦l, o, mejor, un jam¨®n de pata negra para toda la familia. La verdad es que se lo ha ganado. Ah, el remitente, Miguel ?ngel Perera, matador de toros y agradecido para toda la vida al bueno de don Gabriel.
Por cierto, que el susodicho se apellida Fern¨¢ndez y ejerci¨® como presidente del festejo. Y tuvo un detalle que el se?or Perera no olvidar¨¢: le salv¨® la vida. No es que el presidente le hiciera un quite en un momento de apuro, no; m¨¢s importante a¨²n: le perdon¨® veinte segundos y evit¨® que el segundo toro del diestro extreme?o fuera devuelto a los corrales. ?Vaya mancha, se?or Perera, que hubiera escuchado los tres avisos en plena Feria de Sevilla! ?Es o no es para que le regale un jam¨®n a don Gabriel?
Ruiz/El Cid, Perera, Fortes
Cuatro toros de Daniel Ruiz -otros cuatro fueron rechazados en los reconocimientos-, mal presentados, mansos, blandos, descastados y nobles; y dos de Parlad¨¦, cuarto y sexto, justos de presentaci¨®n, mansos y nobles.
Manuel Jes¨²s El Cid: estocada ca¨ªda (silencio); estocada y dos descabellos (silencio).
Miguel ?ngel Perera: estocada baja (palmas); tres pinchazos, media, un descabello _aviso_, seis descabellos _2? aviso_, y seis descabellos (silencio).
Jim¨¦nez Fortes: bajonazo (silencio); casi entera, un descabello _Aviso y un descabello (ovaci¨®n).
Plaza de la Maestranza. 18 de abril. Novena corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada.
Fuera de bromas, la generosidad del us¨ªa, bien administrada, por otra parte, le salv¨® los muebles a Perera, aunque no el bochorno de un recital de incompetencia impropio de quien se considera figura del toreo. Imperdonable su impericia con el estoque y el descabello; imperdonable su actitud cansina y aburrida toda la tarde; imperdonable que pase por esta feria con m¨¢s pena que gloria. Pero lo peor, por encima, incluso, de su forma ins¨ªpida de torear, fue el mitin final ante un toro descastado y rajado que no mereci¨® un final tan desagradable.
El toro se fue al desolladero sin que cayera el tercer recado presidencial, pero ello no exime al torero de purgar su particular v¨ªa crucis por una actuaci¨®n lamentable. Lo intent¨® de veras ante su noblote y soso primero, y todos sus muletazos carecieron de chispa, y nada del m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s sucedi¨® en el quinto. Bueno, ocurri¨® que Perera se encontr¨® con un presidente generoso e impidi¨® su hundimiento. ?A su salud, don Gabriel, y que disfrute del jam¨®n!
El caso de El Cid es distinto. No tendr¨¢ que enviar regalo a nadie, pero har¨ªa bien si se encerrara unos d¨ªas en un lugar recatado para meditar sobre su presente. ?Qu¨¦ le pasa a Manuel Jes¨²s? Dif¨ªcil cuesti¨®n la que se plantea. Quiz¨¢, lo sepa ¨¦l, o, quiz¨¢, no. Lo cierto o, al menos, lo que se vio, es que vive en un naufragio sin madero al que asirse. Da capotazos, y muletazos con la derecha y con la izquierda, y se adorna y se desplanta y sonr¨ªe cuando sale de la cara del toro. Pero los aficionados lo miran con cara de estupefacci¨®n y sin saber muy bien si aplaudir o devanarse la sesera. ?Qu¨¦ le pasa a El Cid? Pues le pasa que se ha convertido en un torero mec¨¢nico, acelerado, supers¨®nico, carente de reposo y sosiego, que se cansa de torear y no dice nada; que le falta alma, coraz¨®n y vida. Y con tales carencias es imposible emocionar. ?Pero, por qu¨¦ se pierde la sensibilidad? He ah¨ª un misterio, y lo cierto es que el toreo actual de El Cid carece de hondura, y lo que transmite es frialdad y una aparente abulia.
Su primero no dej¨® de embestir con nobleza por ambos lados, y el torero le dio infinidad de muletazos olvidables. Cuando cay¨® el animal, el p¨²blico se releg¨® al torero y aplaudi¨® al toro. ?Uf! Pero es que se repiti¨® la escena en el cuarto, un toro de menos fuelle, al que le hizo una faena larga, con circular incluido, y el mismo silencio. Preocupante que un torero de su categor¨ªa salga de esta feria con tan escaso bagaje. Lo dicho, una reflexi¨®n le podr¨ªa aclarar las ideas.
El m¨¢s animoso, por edad y necesidad, fue Jim¨¦nez Fortes, muy valiente toda la tarde, variado con el capote, siempre muy ajustado a la taleguilla, y esforzado con la muleta. Apretadas fueron sus chicuelinas en dos quites distintos y airosas las gaoneras. En el tercio final, lo intent¨® sin ¨¦xito ante su rajado primero, que decidi¨® abandonar pronto la pelea, y casi consigue dar la sorpresa en el sexto. Lo recibi¨® de rodillas en los medios, y lo mulete¨®, despu¨¦s, con templanza y ligaz¨®n en tandas que desprendieron gusto por lo bien hecho. Le falt¨®, quiz¨¢, enfadarse m¨¢s y no alargar la faena, porque el aviso final rompi¨® el encanto de un chaval que viene con ganas.
En fin, que habr¨¢ que esperar a ver que decide Perera con su salvador. Mientras tanto, el real de la feria es el ¨²nico b¨¢lsamo posible contra una corrida de toros descastados y toreros uniformes, tristones y aburridos, herederos de una fiesta inmovilista y nada innovadora. Todos los toros embisten igual y todas las faenas parecen calcadas. Unos y otros dictaron el discurso de la nada.
OVACI?N: Alcalare?o salud¨® tras parear al cuarto; tambi¨¦n sobresalieron El Boni, David Saugar Pirri, Joselito Guti¨¦rrez y Bonifacio Mart¨ªn.
PITOS: El ganadero titular no pudo completar la corrida. Un borr¨®n imperdonable.
Cartel para hoy: Toros de Victoriano del R¨ªo, para El Juli, Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares y Antonio Nazar¨¦.
Babelia
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