¡°Querid¨ªsima Scottie¡±
Reproducimos tres de las cartas representativas de distintas ¨¦pocas. Una aproxima directa a la relaci¨®n de padre e hija
?El 25 de enero de 1940, Fitzgerald escribe a su hija desde Encino, California:
¡°Querid¨ªsima Scottie:
Habi¨¦ndose interrumpido al parecer la comunicaci¨®n por tu parte, concluyo que est¨¢s enamorada. Recuerda: hay una enfermedad terrible que sorprende a las chichas populares a los diecinueve o veinte a?os llamada bancarrota emocional. Espero que no le est¨¦s allanando el terreno. Otra cosa, he recibido una factura de un doctor en la que se incluye una radiograf¨ªa. ?Has estado tosiendo? Por favor, dame un poco de informaci¨®n, por escueta que sea. Esta semana me has hecho ganar un dinero porque vend¨ª Regreso a Babilonia, donde eres un personaje, para que hagan una pel¨ªcula (la suma recibida no es digna del magn¨ªfico cuento ¡ªni tampoco de ti ni de m¨ª¡ª. Sin embargo, la acepto).
Con todo mi amor, como siempre. Papi¡±
La gesti¨®n de adquisici¨®n de los derechos de Cartas a mi hija fue complicada, seg¨²n recuerda la editora Ana S. Pareja. ¡°Los derechos de Fitzgerald est¨¢n libres en muchos pa¨ªses, pero no en otros, as¨ª que es un poco confuso. En Espa?a todav¨ªa es necesario pagar derechos de autor para publicar casi toda su obra, as¨ª que empezamos la negociaci¨®n para adquirir los derechos de traducci¨®n de Letters to His Daughter, que es la ¨²nica edici¨®n estadounidense que existe de las cartas pero que no incluye las cartas de Scottie, sino s¨®lo las del padre".
De Frances tenemos el impagable pr¨®logo que escribi¨® para la edici¨®n norteamericana y en el que por primera vez la hija de Fitzgerald hac¨ªa p¨²blica su historia. Reconoc¨ªa la culpa (¡°Al volver la vista atr¨¢s, me pregunto por qu¨¦ no pude ser una hija menos exasperante, m¨¢s reflexiva, m¨¢s perseverante y considerada. No soporto pensar que le compliqu¨¦ a¨²n m¨¢s las cosas. Quiz¨¢ por eso he tardado tanto tiempo en escribir sobre ¨¦l de una manera personal¡±) y tambi¨¦n la rabia: ¡°Durante su ¨²ltimo lustro de vida, mi padre no habr¨ªa podido comprar un libro suyo en una librer¨ªa y, si lo hubiera pedido, la vendedora le habr¨ªa devuelto una mirada perpleja por toda respuesta. No soy una persona sentimental, pero una vez, hace unos a?os, cuando entr¨¦ en una librer¨ªa de un pueblo perdido y vi todo un anaquel con t¨ªtulos de F. Scott Fitzgerald, tan c¨®modamente instalados como si fueran las obras de Shakespeare, me ech¨¦ a llorar¡±.
?El 29 de Julio de 1940 Fitzgerald le escribe a su hija desde Hollywood sobre literatura y materias de estudio (un asunto recurrente en toda la correspondencia). Seg¨²n destaca el traductor Albert Fuentes en sus notas, falta la primera parte de la carta:
"Sigo con la pel¨ªcula de Shirley Temple y continuar¨¦ trabajando en ella si un se?or muy avaricioso llamado Cowan abre un poco la mano. Si no lo hace, me tomar¨¦ una semana de descanso, y no ser¨¢ para mal, porque mi tos se ha convertido en motivo de esc¨¢ndalo p¨²blico. Me pregunto qui¨¦n ser¨¢ esa antigua alumna de Westover a la que conociste. No tuve nada que ver con la expulsi¨®n de Ginevra, pero as¨ª funcionan las leyendas. La culpa fue de algunos chicos de Yale.
Este empleo ha pagado parte del dinero de tu matr¨ªcula y ha sido tan arduo ganarlo que detesto verte gastarlo en una asignatura como Prosa inglesa desde el 1800. Cualquiera que no sepa leer la prosa inglesa moderna por su cuenta es un subnormal, y t¨² lo sabes¡ [¡] Por otra parte, no pasas una hora de tu vida actual que no est¨¦ directamente influida por el devastador estallido de luz y aire provocado por la lectura de Casa de mu?ecas de Ibsen. Nora no fue la ¨²nica que abandon¨® la casa de mu?ecas, todas las mujeres de Gene O¡¯Neill la abandonaron tambi¨¦n. S¨®lo que llevaban vestidos m¨¢s elegantes. En fin, las monsergas de un viejo maestro. Son buenos consejos, coraz¨®n, en un campo donde s¨¦ lo que me hablo. Si no logras descomponer un poco tu prosa, se quedar¨¢ en el nivel del periodista mal pagado.
Y t¨² puedes hacerlo mejor. Te quiere, Papi
P. D.: Enti¨¦ndase, creo que las asignaturas de poes¨ªa que hiciste en la escuela (y le¨ª los temarios) no eran m¨¢s que ?o?er¨ªas totalmente afeminadas. Pero una visi¨®n real de Blake, Keats, etc., te dar¨¢ cosas que ni siquiera te imaginas. Y ahora es el momento".
"No te preocupes por.."
La primera de las cartas es la m¨¢s conocida de todas. El escritor se la env¨ªa a su hija al campamento de verano en Marylnad el 8 de agosto de 1933.
¡°Tesoro: Me importa much¨ªsimo que cumplas con tus obligaciones. ?Querr¨¢s enviarme un poco m¨¢s de documentaci¨®n sobre tus clases de franc¨¦s? Me alegra que est¨¦s feliz, aunque nunca he cre¨ªdo demasiado en la felicidad. Tampoco he cre¨ªdo nunca en la tristeza. Son cosas que ves sobre un escenario o en la pantalla o en las p¨¢ginas impresas; nunca te ocurren realmente en la vida.
En la vida, s¨®lo creo en las recompensas por la virtud (seg¨²n el talento que uno tenga) y en los castigos por no cumplir con tus obligaciones, que sin duda se pagan caros. Si tienen el libro en la biblioteca del campamento, ?le pedir¨¢s a la se?ora Tyson que te deje echar un vistazo a un soneto de Shakespeare donde se lee el verso ?El lirio que se pudre huele peor que la maleza??
Hoy no he tenido ning¨²n pensamiento, es como si la vida consistiera solamente en armar cuentos para el Saturday Evening Post. Pienso en ti, y siempre de buen
grado, pero si vuelves a llamarme "Papa¨ªto", sacar¨¦ a pasear el Gato Blanco y le dar¨¦ una zurra en el trasero, fuerte, seis veces por cada vez que seas impertinente.
?Te har¨¢ reaccionar?
Yo me ocupo de la factura del campamento.
Como un idiota, voy concluyendo.
Cosas de las que preocuparse:
Preoc¨²pate del coraje.
Preoc¨²pate de la higiene.
Preoc¨²pate de la eficiencia.
Preoc¨²pate de la equitaci¨®n.
Cosas de las que no preocuparse:
No te preocupes por la opini¨®n de los dem¨¢s.
No te preocupes por las mu?ecas.
No te preocupes por el pasado.
No te preocupes por el futuro.
No te preocupes por hacerte mayor.
No te preocupes por que alguien te supere.
No te preocupes por el triunfo.
No te preocupes por el fracaso, a menos que sea culpa tuya.
No te preocupes por los mosquitos.
No te preocupes por las moscas.
No te preocupes por los insectos en general.
No te preocupes por los padres.
No te preocupes por los chicos.
No te preocupes por las desilusiones.
No te preocupes por los placeres.
No te preocupes por las satisfacciones.
Cosas en las que pensar:
?A qu¨¦ aspiro realmente?
Si me comparo a mis coet¨¢neos, soy realmente buena con respecto a:
a) El rendimiento acad¨¦mico.
b) ?Entiendo realmente a las personas y soy capaz de llevarme bien con ellas?
c) ?Procuro hacer de mi cuerpo un instrumento ¨²til o lo estoy descuidando?
Con todo mi amor, Papi
Babelia
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