El regreso de los robots
Asistimos a la escucha del nuevo disco de Daft Punk, 'Random access memories' Es uno de los ¨¢lbumes m¨¢s esperados y promocionados del a?o Tambi¨¦n es un pretencioso homenaje a los a?os dorados del funk
¡°M¨®viles en el sobre cerrado por favor¡¡±. Para la preescucha de Random Access memories (Columbia, Sony), el nuevo disco del d¨²o franc¨¦s Daft Punk, hay que firmar un acuerdo de confidencialidad, sellar el sobre donde debe permanecer el m¨®vil y desplazarse hasta una de las naves del Matadero, en el sur de Madrid. Pero el trayecto real es much¨ªsimo m¨¢s largo. El disco es un viaje en el tiempo con arbitrarias escalas. La campa?a de publicidad que han utilizado para ponerlo en circulaci¨®n es toda una esplendorosa reliquia de los a?os noventa. Incluso ochenta. Vallas publicitarias, anuncios televisivos en los entreactos de los programas de mayor audiencia de EEUU, viajes para la prensa al otro lado del mundo para entrevistas de 20 minutos (sin los cascos puestos, eso s¨ª). Todo el aroma e ideolog¨ªa del disco es una suerte de pretencioso homenaje a los a?os dorados del funk y el disco, revindicando figuras como la del gran Giorgio Moroder (presente en el disco, quiz¨¢ en la canci¨®n m¨¢s original) o la de Quincy Jones (citado en todas las entrevistas que han dado como el ¨²ltimo emperador de la producci¨®n que siempre admiraron). Una evocaci¨®n en toda regla del esplendor de la industria discogr¨¢fica, sus producciones millonarias, los ¨¢lbumes de 13 cortes, las colaboraciones estelares (Pharrell Williams, Julian Casablancas, Nile Rodgers, Panda Bear) y los estudios de grabaci¨®n que hoy cogen polvo por culpa del maldito ¡°hazlo t¨² mismo¡±. Qui¨¦n lo iba a decir, ellos que inventaron eso de producir discos en el dormitorio de casa.
La extenuante campa?a a la que han sometido a la poblaci¨®n occidental, sumado al largo periodo de barbecho autoimpuesto en Los ?ngeles, ha generado una expectativa capaz de colocar en pocas horas su primer single Get Lucky en el n¨²mero 1 de Reino Unido. Y en Spotify. Un sencillo y pegadizo tema funk, con el sello de Nile Rodgers (que recorre toda la producci¨®n) y el insistente y plomizo vocoder marca de la casa de los franceses como momento culminante del tema. Un hit ideal para modernos clubes, y tambi¨¦n para bodas y bautizos. De eso va todo, de conseguir gustar al mayor n¨²mero de gente. Un blockbuster. Aunque tambi¨¦n cabe preguntarse en qu¨¦ momento un grupo decide hacer un ¨¢lbum basado en las colaboraciones y por qu¨¦ motivo.
Daft Punk surgi¨® del enorme talento de dos franceses (Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter) que desde su casa lanzaron al mundo un artefacto sonoro, aquel glorioso Homework, que se convirti¨® en todo un manual de c¨®mo volver a pasarlo bien en una discoteca. Around the world fue la banda sonora del fiest¨®n despreocupado y sin pretensiones que la misteriosa pareja (tambi¨¦n popularizaron eso tan extendido ahora de ocultar el rostro) organiz¨® en el patio trasero de la escena de baile mundial. Una recuperaci¨®n de las esencias de la diversi¨®n musical y la inspiraci¨®n para toda una generaci¨®n de artistas que nacieron al calor de aquella gran idea y que todav¨ªa la exprimen. Pero hoy la fiesta es en la mansi¨®n de un nuevo rico con las estanter¨ªas repletas de esos souvenirs que convierten el paso del tiempo en una broma pesada.
¡°Es como si todo lo que detest¨¢bamos en los ochenta y los noventa hubiese vuelto en un solo disco¡±. La frase es de una de las primeras personas que escuch¨® el nuevo ¨¢lbum de Daft Punk y resume, al menos, el componente de amalgama que tiene la nueva criatura del d¨²o franc¨¦s que se oculta bajo el casco. Un brillante complemento en la cabeza que se ha convertido en se?a de identidad (antes de pretendida evocaci¨®n futurista) y que a ratos parece que les haya impedido escuchar nada de lo que sonaba alrededor en los ¨²ltimos ocho a?os, tiempo en el que sin contar su banda sonora para Tron Legacy, supuestamente han estado d¨¢ndole vueltas a Random Access Memories.
El disco tiene de todo y recuerda a muchas cosas. Suena, especialmente la primera mitad, a Chic, aquella banda de Neil Rodgers. Eso es el primer tema, Give life back to music. O incluso el esmerado single, Get Lucky. Tiene baladas, como The Game of Love, donde describe sin rastro de iron¨ªa (se toman muy en serio) un desenga?o amoroso: ¡°Me rompiste el coraz¨®n cuando te fuiste, yo quer¨ªa que te quedaras¡¡±. A lo largo del disco asistimos tambi¨¦n a arreglos orquestales y hasta flautas traveseras. Beyond es un pesad¨ªsimo y largo ejemplo de ello. El desenlace (Contact) es en realidad una pieza de rock progresivo hecha con sintetizadores y aderezada con final ruidosamente abstracto y artie.
Todo el disco va de conseguir gustar al mayor n¨²mero de gente
Al final, guste o no, el disco servir¨¢ como magn¨ªfico ensayo de la industria discogr¨¢fica para insuflar aire al negocio aplicando viejos m¨¦todos de promoci¨®n y producci¨®n (el lanzamiento de Bowie fue algo parecido). Toda una reliquia en estos tiempos de descomposici¨®n.
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