Una mirada al dolor de la dictadura argentina
Una muestra fotogr¨¢fica recuerda a las v¨ªctimas del r¨¦gimen de Videla
![Alejandro Rebossio](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0fee85f4-1448-4055-a80f-6037d7476661.png?auth=58b5e7305414067a79d84cb3d59ed000dc9a54361d95abe1393e692885ea7c9d&width=100&height=100&smart=true)
![Fotografía del álbum personal de un familiar de un desaparecido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Y6QO7SUP3ANZIWRHG3J37AU4TE.jpg?auth=82251ecfc7640e48be6ed5af0103c61123a57567d0667c3e9217452879c9c7fb&width=414)
Mar¨ªa Elsa Garreiro Mart¨ªnez naci¨® en Pontevedra en 1945. A los cuatro a?os, ella y su familia migraron a Uruguay. Elsa se hizo uruguaya y milit¨® en la guerrilla Tupamaros. Se exili¨® en Argentina, donde form¨® familia con Raimundo Villaflor, obrero integrante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Ambos desaparecieron en la ¨²ltima dictadura militar de Argentina (1976-1983), pero ella sali¨® una vez de su cautiverio de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), escoltada por el temible marino Ricardo Cavallo, para ver a sus hijas, Elsa y Laura, y les llev¨® unas mu?ecas que les hizo mientras estaba secuestrada. La foto de una de esas mu?ecas, que han servido como prueba en los juicios sobre los cr¨ªmenes de la ESMA, forman parte de la exposici¨®n del Proyecto Tesoros, una serie de 11 fotograf¨ªas de objetos que hijos de desaparecidos por el r¨¦gimen han guardado de sus padres. La muestra se puede visitar hasta el 19 de mayo en la Manzana de las Luces, una de las m¨¢s antiguas de Buenos Aires.
El llamado Colectivo de Hijos, integrados por quienes se definen como ¡°hu¨¦rfanos producidos por el accionar genocida del Estado¡±, decidi¨® crear en 2010 un centro documental que registrara pertenencias que conservaran de sus padres asesinados o desaparecidos por el r¨¦gimen. Algunos de ellos los restauran, unos los fotograf¨ªan y otros han hecho entrevistas en v¨ªdeos en las que los hijos, que en general son adultos de m¨¢s de 30 a?os, explican, con el objeto en la mano, lo que ¨¦l representa para ellos. Los v¨ªdeos se pueden ver en la muestra, pero tanto este material como las 11 fotograf¨ªas y otras m¨¢s est¨¢n presentadas en una p¨¢gina web, www.proyectotesoros.org.
¡°Esta modalidad abre un espacio para una nueva clase de relato, que no es la denuncia ni el testimonio¡±, dice el Colectivo de hijos. ¡°Un relato donde aparece lo subjetivo, la experiencia propia de la filiaci¨®n en la ausencia a trav¨¦s de los objetos que nos conectan con la materialidad de la vida cotidiana de nuestros padres. As¨ª, el Proyecto Tesoros apunta a visibilizar diversos modos de experimentar la orfandad por la acci¨®n genocida del Estado¡±, explica la agrupaci¨®n. Entre los objetos fotografiados hay una c¨¢mara fotogr¨¢fica, un cubilete con dados, una prenda de beb¨¦ y una botella.
Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Espacio para la Memoria, pretende ir m¨¢s all¨¢ del Colectivo de hijos. ¡°Queremos que abarque la mayor cantidad de hijos de desaparecidos que haya¡±, explica Mar¨ªa Toninetti, que integra el colectivo y trabaja en la restauraci¨®n y conservaci¨®n de papeles en el Archivo de la Memoria. ¡°La idea del Proyecto Tesoros surgi¨® porque algunos hijos ten¨ªan documentos que estaban deterior¨¢ndose. Cuando empezamos a darle forma al registro de los objetos, nos dimos cuenta de que no ten¨ªa mucho sentido hacerlo sin registrar tambi¨¦n nuestro relato sobre esos objetos. No quer¨ªamos centrarnos en los due?os del objeto sino en nuestra propia historia. Quer¨ªamos contar c¨®mo lleg¨® ese objeto a nosotros, si siempre estuvimos con ¨¦l o nos lo dio un compa?ero de militancia o un familiar, o lo tuvimos que ir a recuperar. Tenemos historias fragmentadas que cada uno ha ido armando¡±, explica Toninetti.
Laura Villaflor, que con su hermana recibieron aquellas mu?ecas de su madre secuestrada, relata en la p¨¢gina web del proyecto: "Esas dos mu?ecas permanecieron guardadas en el fondo de una caja con ropa, escondidas, podr¨ªa decir clandestinas. Los abuelos ten¨ªan miedo de que alguien se las llevara como a sus hijos. Cuando las saqu¨¦ de la caja deb¨ªa tener ocho a?os m¨¢s o menos. Recuerdo ese momento la congoja y la tristeza que sent¨ª, las miraba y les buscaba algo. Las desarm¨¦ y rearm¨¦ buscando una carta o algo que hablara de mi mam¨¢. Nunca juegu¨¦ con ellas. Era algo que se cuidaba, pero con lo que no se jugaba. No se mostraron hasta que nosotras empezamos a llevarlas, viajaron a Espa?a (cuando el entonces juez Baltasar Garz¨®n inici¨® la investigaci¨®n judicial contra los represores argentinos en los 90) y a M¨¦xico (donde estaba refugiado Cavallo), llevamos de forma m¨¢gica a mi mam¨¢ a los juicios por sus asesinos y mi mam¨¢ habl¨® por medio de las mu?ecas, reforz¨® la palabra, con su voz de la cual no tengo registro. Hablo del espanto, pero tambi¨¦n hablo del amor, siendo ellas una de las pocas pruebas materiales de la causa ESMA".
As¨ª como las organizaciones de defensa de los derechos humanos dicen que hubo 30.000 desaparecidos en la dictadura, Toninetti se?ala que ¡°no se sabe cu¨¢nto hijos de desaparecidos hay, es una poblaci¨®n que no est¨¢ visible¡±. En su colectivo calculan, a partir de archivos de la Secretar¨ªa de Derechos Humanos, que son 14.000 los ¡°hu¨¦rfanos¡±.
As¨ª como en los 90 surgi¨® Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), una agrupaci¨®n de derechos humanos que reclamaba que se acabara con la impunidad contra los represores del r¨¦gimen, en los 2000, en que se ha vuelto a juzgarlos y condenarlos, algunos formaron el Colectivo de hijos para comenzar otro relato. ¡°Quer¨ªamos mostrar que no somos 'hijos de' sino hu¨¦rfanos¡±, cuenta Toninetti. ¡°En los 90 ten¨ªa sentido hacer visible la militancia de nuestros padres, pero ahora queremos hablar de nuestras historias. Y lo hacemos a trav¨¦s del arte. Muchas veces decimos que hay cosas que la palabra no puede expresar en su totalidad. El arte es una herramienta m¨¢s para expresar lo que la palabra no puede contar. No est¨¢ separado de lo pol¨ªtico¡±, aclara la joven restauradora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.