Frieze conquista Nueva York
La segunda edici¨®n de la feria de arte contempor¨¢neo desembarca en Randall¡¯s Island M¨¢s de mil artistas de 40 pa¨ªses en 190 galer¨ªas La galer¨ªa madrile?a Elba Ben¨ªtez se alza con el galard¨®n al mejor puesto


Alberg¨® un orfanato, un asilo mental, un hospital para veteranos y un cementerio para los pobres, y aunque hoy cuenta con instalaciones de recreo y deporte, lo cierto es que Randall¡¯s Island estaba pr¨¢cticamente borrada del itinerario de los neoyorquinos, aunque no de los mapas. Entonces lleg¨® Frieze en la primavera de 2012, ¨Cla feria de arte contempor¨¢neo que naci¨® en Londres a partir de una revista fundada por Amanda Sharp y Matthew Slotover¨C y la olvidada isla, parte jur¨ªdicamente del distrito de Manhattan, pero separada de la Gran Manzana por el r¨ªo, se convirti¨® en todo un acontecimiento.
Un a?o despu¨¦s, la feria y por extensi¨®n el islote de Randall han confirmado su potente y atractiva posici¨®n en el complicado universo del arte contempor¨¢neo en Nueva York. Porque la segunda edici¨®n de Frieze ha reunido, desde el jueves y hasta hoy lunes, a cerca de 190 galer¨ªas, de 40 pa¨ªses, con obra de m¨¢s de 1.000 artistas. En el fondo, bastaba con mirar la larga cola de tipos fashion, en todas sus versiones art¨ªsticas, que durante estos d¨ªas aguardaban el ferry en la calle 34, para navegar una traves¨ªa de m¨¢s de 30 minutos y llegar a Randall¡¯s. La otra opci¨®n de transporte eran unos autobuses escolares desde el Museo Guggenheim o los taxis.

El complicado acceso parece haber actuado como un aliciente, una vez m¨¢s, para llegar al fin a la curiosa r¨¦plica del lado m¨¢s cool y amable de la ciudad, cortes¨ªa de Sharp y Slotover. Puede que sea por su localizaci¨®n en un parque junto al r¨ªo, por la luminosa carpa inundada de luz natural y dise?ada por los arquitectos de Brooklyn SO-IL, o por los suelos de madera, pero Frieze tiene un aire distinto. ¡°El dise?o del espacio y los restaurantes crean un ritmo diferente, m¨¢s agradable¡±, se?alaba el director de la Warhol Foundation, Tim Hunt, uno de los VIP que paseaban por la feria desde primera hora del pasado jueves.
Tres inauguraciones fueron programadas, la primera para coleccionistas de peso, luego llegar¨ªan, entre otros, el tenista John McEnroe, el artista Chuck Close, el alcalde, Michael Bloomberg, o la empresaria de moda Lauren Santo Domingo. Y unas horas despu¨¦s de que la feria arrancara la galer¨ªa madrile?a de Elba Ben¨ªtez se alzaba con el premio al mejor stand, con una selecci¨®n de obras de un ¨²nico artista: las piezas de cart¨®n y obra en papel del portugu¨¦s Carlos Bunga. ¡°El premio consiste en 15.000 d¨®lares [11.500 euros] y un cargamento de champ¨¢n¡±, explicaba la galerista, feliz ante la noticia. ¡°El a?o pasado no pudimos venir porque decidimos acudir a la feria de Sao Paolo, pero esta es una buena convocatoria y lo cierto es que hoy hay que salir todo cuanto se pueda para poder mantener la galer¨ªa en Madrid¡±.
Elba Ben¨ªtez y la barcelonesa ProyecteSD han sido las dos ¨²nicas galer¨ªas espa?olas del evento; tambi¨¦n estaban dos argentinas, dos colombianas y cinco brasile?as. Cerca de 50 se han ca¨ªdo de la lista del a?o pasado, pero ha habido nuevas incorporaciones de importantes actores de Nueva York, como Marian Goodman cuyo puesto presentaba una performance de Tino Sehgal, en la que una ni?a interpretaba un personaje de un c¨®mic manga, y preguntaba al p¨²blico: ¡°?Prefieres estar muy ocupado o nada ocupado?¡±. La mayor¨ªa de las galer¨ªas convocadas han sido estadounidenses (67) y en concreto Los ?ngeles ha tenido una fuerte presencia. ¡°No hacemos nuestra selecci¨®n siguiendo par¨¢metros geogr¨¢ficos¡±, apuntaba Sharp. ¡°Pero esta es una feria que montamos en Am¨¦rica y queremos que est¨¦ bien representado EE UU. Los ?ngeles es un lugar vital y queremos traer a esta costa tanto como podamos¡±.
Si las grandes galer¨ªas han ido abriendo sedes en distintas capitales del mundo en esta ¨²ltima d¨¦cada, parece que las ferias empiezan a seguirles el paso: Basel con sede en Basilea, Miami y Hong Kong y ahora Frieze con ediciones transatl¨¢nticas en Londres y Nueva York. ?Es la construcci¨®n de una marca y su difusi¨®n en distintos lugares el camino hacia adelante? ¡°No vinimos a Nueva York en busca de algo en concreto. El caso es que si la gente te pide de manera reiterada que consideres algo, creo que hay que hacerlo. He vivido aqu¨ª 15 a?os y ten¨ªa claro que la ¨²nica manera era crear un tipo de experiencia distinta, fuera de un centro de convenciones, y hacer bien las cosas¡±, se?alaba el viernes Sharp. Ella vaticina que se llegar¨¢ a un punto de saturaci¨®n en la fren¨¦tica agenda de las ferias de arte, que el n¨²mero quedar¨¢ reducido por simple extenuaci¨®n. En el panorama final habr¨¢ unas cuantas internacionales y otra locales: ¡°Esto llegar¨¢ en alg¨²n momento porque tantas ferias no son sostenibles. En cuesti¨®n de arte creo que lo importante es la calidad y no el tama?o¡±.
Lo cierto es que Frieze brinda al p¨²blico una experiencia bastante poco habitual en lo que a ferias de arte se refiere. Desde el primer momento Sharp y Slotover invitaron a una selecci¨®n de los mejores restaurantes de la ciudad, incluido Saint Ambreous del Upper East Side o Marlowe & Sons de Brooklyn. ¡°A nosotros nos gusta la comida y quer¨ªamos que se comiera bien, que esto fuera parte de la experiencia y una manera tambi¨¦n de conectar con la ciudad, y situar Frieze en el coraz¨®n de Nueva York, representarla, tray¨¦ndola directamente aqu¨ª¡±. Este a?o adem¨¢s, como parte de los proyectos en torno a la feria, comisariados por Cecilia Alemani, se ha rendido homenaje a un m¨ªtico espacio del Soho de los setenta que aun¨® arte y comida: el restaurante FOOD que pusieron en marcha Gordon Matta-Clark y Carol Goodden en la calle Wooster. Frieze ha invitado a cinco artistas a que dise?aran cada d¨ªa un men¨² para este nuevo FOOD, ¨Cla primera comida un surtido, id¨®neo para un viaje en carretera ideado por Matthew Day Jackson¨C.
El id¨ªlico universo neoyorquino que ha creado estos d¨ªas Frieze tambi¨¦n inclu¨ªa un parque de esculturas, con un gigante perrito al estilo Koons, realizado en pl¨¢stico en lugar de en metal y firmado por Paul McCarthy. ?Quiz¨¢ una representaci¨®n del globo/burbuja del mercado del arte?, se preguntaba Guy Trebay en The New York Times. Tambi¨¦n Frieze ten¨ªa un peque?o bar clandestino, ¨Cesos speakeasy que tanto ¨¦xito tienen en esta ciudad¨C oculto entre los stands y al que solo se acced¨ªa con 200 llaves, distribuidas al libre albedr¨ªo. En este proyecto de la escultora Liz Glynn, The Vault, se serv¨ªan c¨®cteles y se contaban historias a partir de una caja de objetos que el visitante recib¨ªa al entregar su llave.
En el jard¨ªn de la entrada, a pocos metros de la parada del ferry y de los autobuses, la pieza de la artista rumana Andra Ursuta, un cementerio ¡°d¨®nde las obras de arte van a morir¡±, desped¨ªa al p¨²blico.
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