Pisar
La reforma educativa en Espa?a, otra vuelta de tuerca llevada a cabo sin el consenso necesario, es justificada constantemente por los malos resultados del informe Pisa
La reforma educativa en Espa?a, otra vuelta de tuerca llevada a cabo sin el consenso necesario y el esfuerzo de integraci¨®n m¨¢s recomendable, es justificada constantemente por los malos resultados del informe Pisa. No hay aparici¨®n medi¨¢tica de los responsables educativos donde no se arranque el discurso aduciendo que los malos resultados del informe Pisa obligaban a una reforma radical. Y puede que hasta sea cierto, pero de ah¨ª nace tambi¨¦n una manipulaci¨®n tan grosera que llama la atenci¨®n. Porque el informe Pisa en ning¨²n lado propone que para mejorar el rendimiento escolar sea imprescindible imponer la asignatura de Religi¨®n cat¨®lica. Tampoco propone que se reduzcan las plantillas de profesores y se les aumenten las horas de trabajo. Que se desconvoquen oposiciones y se prescinda de los interinos. Que se supriman los programas de apoyo, las salidas culturales, las competiciones deportivas, las ofertas extraescolares. Que se cobre por utilizar los comedores.
Tampoco en el informe Pisa encontramos una insistencia radical en seguir subvencionando colegios que segregan por sexo, ni en incorporar los criterios neoliberales a los resultados escolares, basados tan solo en la medici¨®n de conocimientos, sin tener en cuenta el contexto social ni la labor de integraci¨®n social, que la educaci¨®n en Espa?a ha ejercido en sus mejores a?os de democracia. El informe Pisa no puede ser la excusa para pisotear a los profesionales y prolongar la humillaci¨®n que ahora sufre la Universidad a los ciclos primarios. Nadie duda que las reformas son urgentes y vitales para el sistema, pero lo que hace sospechar es el sesgo, la incapacidad negociadora y la ausencia de recursos para mejorar las condiciones de trabajo. La educaci¨®n nace antes de la escuela, en el seno familiar, y se prolonga en la vida social. La carencia de futuro profesional, el abandono cultural y cient¨ªfico, la nula capacidad de los gobernantes para crear un espacio de progreso y motivaci¨®n dejan al sistema educativo obligado a proponer una ficci¨®n ang¨¦lica a los muchachos. Y as¨ª, la reforma educativa suena tan interesada como si tras los penosos resultados en el festival de Eurovisi¨®n, los gobernantes decidieran que en los conservatorios de m¨²sica se impusiera rezar el Padrenuestro en lugar de mejorar la ense?anza del solfeo.
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