Un hombre sencillo y culto
Xabier Ribalta, pionero de la 'can?¨®' catalana, glosa la figura del fallecido Georges Moustaki
Sencillo, culto, solidario. As¨ª define al m¨²sico Georges Moustaki, fallecido esta madrugada en Niza, el cantautor y pionero de la can?¨® catalana Xabier Ribalta (T¨¢rrega, Lleida 1943). Con Moustaki coincidi¨® en numerosos conciertos en Francia durante el franquismo, sobre todo en aquel teatro parisiense de la Rue de Saint Victor, llamado de la Mutualit¨¦, que acogi¨® durante los duros a?os 60 y 70 del siglo XX a movimientos de oposici¨®n pol¨ªtica de todo el mundo, Espa?a incluida, perseguidos por dictadores y polic¨ªas.
Ribalta recuerda muy especialmente la aclamada actuaci¨®n de Moustaki en el concierto celebrado en junio de 1977 a favor de la resistencia argentina contra la sangrienta Junta Militar instaurada por el dictador Jorge Videla, reci¨¦n fallecido, que sembr¨® de muertes su pa¨ªs.
Georges Moustaki hab¨ªa nacido el 3 de mayo de 1934 en el seno de una familia jud¨ªa griega en Alejandr¨ªa, la ciudad egipcia hist¨®ricamente vinculada al espacio cultural hel¨¦nico. Dotado de una extensa formaci¨®n musical, conocedor de cl¨¢sicos como Juan Sebastian Bach, amante del jazz y abierto a las influencias latinas, bien joven viajar¨ªa a Francia, donde comenz¨® a abrirse paso en el mundo musical. All¨ª los chansonnieres campaban en loor de popularidad y ¨¦l perge?¨® incorporarse alg¨²n d¨ªa a su elenco. Tras pasar algunos a?os de bohemia, en Par¨ªs conocer¨ªa a Georges Brassens y Edith Piaf, para la que compondr¨ªa Milord. Compartir¨ªa su ¨¦xito con la cantante francesa, vinculada al Frente Popular y con la que, seg¨²n se asegura, vivi¨® un romance. Tambi¨¦n compuso Moustaki para Serge Regiani, Barbara y otros cantantes antes de decidirse ¨¦l a cantar.
¡°Era un hombre tranquilo y reflexivo, cuya estatura musical como chansonnier se puede parangonar con Georges Brassens, Jacques Brel y Leo Ferr¨¦¡±, subraya Ribalta. ¡°Su estilo musical ten¨ªa influencias mediterr¨¢neas, m¨¢s que propiamente griegas¡± a?ade el cantautor catal¨¢n, pese al deje claramente sirtakiano de su involvidable Le m¨¦t¨¨que.
¡°Precisamente por su condici¨®n de meteco, de extranjero, en Francia, Moustaki se volc¨® siempre hacia los que sufr¨ªan cualquier tipo de opresi¨®n o persecuci¨®n pol¨ªtica¡±, dice Ribalta. ¡°Admir¨¦ siempre la serenidad que le acompa?aba en la escena y en su vida, salvo cuando conduc¨ªa su potente motocicleta¡±, comenta Ribalta con una sonrisa. ¡°Una vez, tras salir de un estudio de grabaci¨®n, se ofreci¨® a llevarme en moto a mi casa, en el barrio de Montparnasse¡±, explica. ¡°?Dios m¨ªo, nunca pas¨¦ tanto miedo!: parec¨ªa mentira que teniendo aquel talante tan aplomado y sereno, condujera tan velozmente¡±.
Ribalta destaca un aspecto m¨¢s de la figura del desaparecido m¨²sico. ¡°Creo que despu¨¦s de Francia, Espa?a fue su pa¨ªs m¨¢s querido: aqu¨ª acudi¨® a dar numerosos recitales, el primero a¨²n en vida de Franco y el ¨²ltimo, poco antes de enfermar gravemente del enfisema pulmonar que creo ha precipitado su muerte¡±. El cantante hab¨ªa dejado de cantar en 2011 a consecuencia de su afecci¨®n respiratoria. Marina Rosell dedic¨® un trabajo recientemente editado al desaparecido m¨²sico, del cual cosech¨® sus mejores t¨ªtulos entre los que fueron especialmente celebrados Ma solitude, La marcha de Sacco y Vanzetti y Ma libert¨¦.
Con un decir suavemente salmodiado, recursos al lenguaje franc¨¦s coloquial o de jerga, pero distinguido siempre por una sencillez compositiva y galantemente literaria en sus creaciones, fue Moustaki un canon de elegancia natural. ¡°Era un hombre que gustaba y al que le gustaba gustar; con su p¨¦rdida nos quedamos sin una persona que tuvo en su vida y en su m¨²sica la sencillez que hace grande lo dif¨ªcil¡±, concluye Ribalta.
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