Justa Palma de Oro a ¡®La vida de Ad¨¨le¡¯
El filme es un prodigio intimista, que bucea con arte y sutileza en los sentimientos de una mujer
Afortunadamente no apareci¨® el disparate ni la excentricidad caprichosa en el palmar¨¦s del Festival de Cannes. Los gustos y la valoraci¨®n del ilustre jurado se han puesto de acuerdo con lo que pens¨¢bamos la mayor¨ªa del p¨²blico y de los cronistas. La Palma de Oro, concedida a la extraordinaria pel¨ªcula francesa La vida de Ad¨¨le ha confirmado entre otras cosas la sabidur¨ªa de Steven Spielberg para reconocer el talento en un tipo de cine que no guarda relaci¨®n con el que ¨¦l realiza habitualmente, preocupado por algo tan necesario como crear gran espect¨¢culo y llegar a todo tipo de espectadores.
La vida de Ad¨¨le, dirigida por el tunecino Abdellatif Kechiche, es un prodigio intimista, una pel¨ªcula que bucea con arte y sutileza a lo largo de tres intensas horas en los sentimientos de una mujer a la que seguiremos durante una d¨¦cada de su existencia. La conoceremos con 15 a?os, en la edad del desconcierto y la inseguridad, intentando en vano que su sexualidad siga los cauces que le aconseja su entorno escolar, social y familiar. Nos despediremos de ella siendo una adulta probablemente devastada, alguien a la que la soledad le va a ofrecer excesiva y torturante compa?¨ªa. Pero mientras tanto ha vivido y padecido, se ha encontrado a s¨ª misma y se ha vuelto a perder, ha disfrutado de la plenitud que proporciona el amor correspondido y ha sufrido el desgarro de su inconsolable p¨¦rdida.
Kechiche narra admirablemente la evoluci¨®n de esta cr¨ªa, su salvador encuentro con una mujer que le descubrir¨¢ no solo las necesidades de su cuerpo y de su alma, sino otras muchas cosas luminosas, tambi¨¦n el horror de la ruptura cuando el tiempo se ha encargado de desgastar una relaci¨®n que alguna vez fue mod¨¦lica. Todo lo que cuenta posee veracidad, complejidad emocional, la sensaci¨®n de que conocemos y nos implicamos en lo que sienten sus personajes, de que nos ha mostrado con enorme sensibilidad su anverso y su reverso, lo que expresan y lo que callan. Las escenas de sexo son expl¨ªcitas y largas. Provocan turbaci¨®n. Las actrices tienen que poseer una confianza ciega en su director para que no las haya frenado el pudor. Las formidables Ad¨¨le Exarchopoulos y L¨¦a Seydoux est¨¢n m¨¢s all¨¢ del elogio. No les han dado el premio de interpretaci¨®n, pero Spielberg al otorgar la Palma de Oro a esta pel¨ªcula ha resaltado que el galard¨®n les corresponde conjuntamente al director y a sus actrices, algo tan ins¨®lito en las decisiones de los jurados como merecido en este caso.
El Gran Premio del Jurado, concedido a Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen, puede ser m¨¢s discutible. Su mirada al universo de los m¨²sicos de folk en el Greenwich Village de los a?os sesenta lleva el sello, el sentido del humor, los retratos esperp¨¦nticos, las situaciones exc¨¦ntricas y la atm¨®sfera inquietante que caracteriza al cine de los Coen, pero no tiene la potencia expresiva de sus mejores pel¨ªculas. La historia de este perdedor que nunca ser¨¢ Dylan y que sobrevive como puede en esa ciudad inh¨®spita re¨²ne algunos momentos que funcionan, protagonizados por esos memorables personajes secundarios que los Coen han utilizado en toda su obra, pero no es una pel¨ªcula redonda y la continua presencia del actor Oscar Isaac tampoco ayuda a ello.
La japonesa Like father, like son, dirigida por Hirokazu Kore-eda, es el conmovedor retrato de dos matrimonios a los que comunican que sus hijos de seis a?os fueron cambiados al nacer por una enfermera desquiciada. El torturante dilema entre aceptar lo que dicta la sangre y lo que ha creado la convivencia est¨¢ descrito con profundidad. Nadie sensato se hubiera escandalizado de que hubiera compartido la Palma de Oro con La vida de Ad¨¨le.
No entiendo el criterio para designar como mejor director al mexicano Amat Escalante. Su estilo es deudor del insoportable cine de Carlos Reygadas, que ha producido Heli, pero la complacencia en la violencia extrema y en el sadismo solo le pertenece a su creador. El guion que ha escrito el director chino Zhangke Jia para A touch of sin, narrando cuatro historias que acaban en asesinato y que al final encuentran relaci¨®n entre ellas, es poderoso y turbio. Puede simbolizar el malestar ante el estado de las cosas en un pa¨ªs que pretende vender una imagen edulcorada de prosperidad colectiva.
La actriz B¨¨r¨¨nice Bejo, interpretando a una mujer en complicada situaci¨®n sentimental y atormentada por el complejo de culpa, me parece lo m¨¢s destacable en la pel¨ªcula El pasado, dirigida por el iran¨ª Asghar Farhadi, alguien que en esta ocasi¨®n no me provoca el estremecimiento y la angustia que pas¨¦ con aquella obra maestra titulada Nader y Simin: una separaci¨®n. La interpretaci¨®n masculina m¨¢s notable que he visto en este festival de Cannes es la de Michael Douglas encarnando a Liberace en Behind the Candelabra, pero el jurado ha preferido al anciano Bruce Dern por su interpretaci¨®n en Nebraska. Dern, que llevaba 25 a?os sin tener un papel protagonista, otorga presencia, locura y ternura a un hombre aquejado de senilidad que retorna a su pueblo acompa?ado de su hijo con la falsa esperanza de cobrar un premio de un mill¨®n de d¨®lares. Nebraska me resulta falsa y pretenciosa, pero el trabajo de Bruce Dern es impecable.
El nivel de la secci¨®n oficial, a pesar de variadas decepciones y algunos t¨ªtulos infames, ha sido bastante aceptable. Y al menos hay dos pel¨ªculas que dejar¨¢n poso en la memoria como las de Abdellatif Kechiche y Kore-eda. No debemos quejarnos. Hay festivales cuya programaci¨®n al completo se instala inmediatamente en el olvido.
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