Hormiguerra
Espa?a ya no es lo que era. Basta con enterarse de que Alfonso Guerra va a promocionar el tercer tomo de sus memorias a 'El hormiguero'
Espa?a ya no es lo que era. Basta con enterarse de que Alfonso Guerra va a promocionar el tercer tomo de sus memorias a El hormiguero. Los que crecimos con los debates de La clave y su m¨²sica amenazante, enganchados a sus buen¨ªsimas pel¨ªculas en torno al tema elegido, sufrimos un cierto ataque de nostalgia al ver a Guerra, que tuvo apariciones memorables en aquel programa, refocilarse feliz en la entrevista f¨¢cil del programa. De tanto en tanto sus alusiones y opiniones eran celebradas con aplausos autom¨¢ticos. Bastaba que soltara una maldad para que se levantaran los ¨¢nimos del p¨²blico y en ese desdebate nos vimos obligados a confirmar que si el d¨²o de una ¨¦poca fue el de Felipe y Guerra, hoy nos conformamos con Trancas y Barrancas.
Entre un mon¨®logo c¨®mico sobre la importancia que los padres de familia conceden a los melones y una gallina que eleg¨ªa entre dos montones de pienso, se desarroll¨® la conversaci¨®n larga y respetuosa, Guerra regal¨® r¨¢pidos diagn¨®sticos que buscaban la complicidad de un p¨²blico joven que lo aplaude todo porque est¨¢ en la tele.
En este tercer tomo, al parecer, se reparte estopa, pero Guerra lo present¨® como un espejo fiel, p¨¢ginas de la historia que nadie puede arrancar. Se percibe, por anticipado, que una conclusi¨®n clara de este libro es la de que Guerra no tiene abuela. De todo lo malo que sucedi¨® bajo sus Gobiernos ¨¦l avis¨® con tiempo y cualquier futuro le ha venido a dar la raz¨®n. Porque la raz¨®n es una cosa que nunca se pierde, si se est¨¢ convencido de tenerla siempre.
Es muy probable que la izquierda espa?ola necesite una cuerda vocal como la de Guerra en sus tiempos, af¨®nica como est¨¢ bajo la siesta neoconservadora. Es de agradecer que la empresa editora de sus memorias posea dos cadenas de televisi¨®n, porque eso abre un espacio para libros en programas donde los libros solo sirven para hacer experimentos sobre el peso del papel. La l¨¢stima es que el Guerra m¨¢s activo se conforme con un posado favorecedor mientras rompe las fotos de otros.
Los hu¨¦rfanos de La clave saben que la pol¨ªtica imprescindible en nuestra tragedia actual merece un esfuerzo de m¨¢s calado.
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