En busca de Hitler por Berl¨ªn
La autenticidad de las im¨¢genes de Robert Conrad no se puede comprobar, seg¨²n la agencia DPA
Las fotos mantienen la fascinaci¨®n, tanto por los colores deslavazados por la mediana calidad de los carretes de la RDA como por el objeto que supuestamente muestran: el b¨²nker de Adolf Hitler, semianegado durante su desmantelamiento en los ¨²ltimos a?os de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. De un reportaje que public¨® Spiegel Online el pasado jueves, las im¨¢genes tomadas por el berlin¨¦s Robert Conrad en 1987 saltaron a la tercera p¨¢gina del popular diario Bild el pasado viernes: despu¨¦s, a diarios en Internet, noticieros y blogs de todo el mundo.
Pero la duda sobre las fotos va pareci¨¦ndose ya a la decepci¨®n de muchos turistas que deambulan entre las calles berlinesas Wilhelmstrasse y la Vosstrasse en busca del lugar donde Hitler se vol¨® la cabeza el 30 de abril de 1945. Es verificable para cualquiera de ellos que ya no queda ning¨²n vestigio arquitect¨®nico. Lo que no puede comprobarse es, seg¨²n la agencia de noticias DPA, la autenticidad de las fotos de Conrad. El servicio de fotograf¨ªa de la gran agencia alemana ha tardado cuatro d¨ªas en tomar la decisi¨®n de no distribuir las im¨¢genes.
En la parte de la ciudad antes ocupada por la fara¨®nica Canciller¨ªa de Hitler hay un cartel orientativo: ¡°Mito e historia del F¨¹hrerbunker¡±. Ah¨ª se quedan por ahora las fotos de Conrad, en un limbo inverificable con una parte de cada.
En los 50, la RDA dinamit¨® parcialmente el b¨²nker y sell¨® las entradas. El edificio de la superficie fue demolido por orden de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que administraba el sector oriental de Berl¨ªn. Quedan asfalto, un aparcamiento y varios edificios: viviendas y alguna de las representaciones de los Estados federados en la capital. Quien vaya a Berl¨ªn buscando a Hitler puede acercarse de un paseo al complejo conmemorativo Topographie des Terrors, en el solar que ocuparon los cuarteles generales de la polic¨ªa secreta (Gestapo) y la organizaci¨®n paramilitar SS. Los cr¨ªmenes nazis, libres de toda espectacularidad a?adida a la propia dimensi¨®n abrumadora del Holocausto, puede seguirse bien en las paredes del peque?o museo.
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