Profetas
M¨¢s all¨¢ de esa pose oportunista de profeta, Mariano Rajoy, celebremos un avance, aunque sea a pasitos de beb¨¦, en la creaci¨®n de empleo
Desde la antig¨¹edad, los profetas han tenido un ascendente importante sobre la tribu. Bastaba predecir un eclipse, fuertes lluvias, un viento poderoso o el estallido de un volc¨¢n para hacerte con el poder en la aldea poblada de cr¨¦dulos y sumisos. Por eso no fue raro que Rajoy anunciara una semana atr¨¢s que, seg¨²n sus previsiones, los datos del paro ser¨ªan esperanzadores. A los que se asoman a los medios con un higi¨¦nico escepticismo, les debi¨® sonar a rito antiguo esa profec¨ªa basada en datos que al presidente del Gobierno le llegan con una natural antelaci¨®n. Eso no impidi¨® que sus asesores de imagen le empujaran a marcarse una de profeta. Lo veo, anoche tuve un sue?o en el que mejoraba la encuesta de poblaci¨®n activa. Y la confianza de la tribu siempre premia a los espabilados.
M¨¢s all¨¢ de esa pose oportunista de profeta, celebremos un avance, aunque sea a pasitos de beb¨¦, en la creaci¨®n de empleo. La tentaci¨®n del poder de presentarse como un adivinador cargado de esperanza es hasta tierna. El impulso que toma Rajoy tras esa predicci¨®n ser¨ªa bobo desaprovecharlo. Igual que la posibilidad de que pacte con el partido de la oposici¨®n una postura com¨²n en la cumbre europea, son detalles que la ciudadan¨ªa percibe como una correcci¨®n sobre la est¨²pida cerraz¨®n que capitaliz¨® la legislatura pasada y la actual.
Por eso ser¨ªa bueno que el presidente se asomara a la bola de cristal de una manera sincera, no con los datos precocinados de una oficina de informaci¨®n, sino con la perspectiva de un verdadero estadista. Y que echara un vistazo al pa¨ªs futuro que necesitamos, la educaci¨®n que precisa la nueva generaci¨®n, la oferta laboral de calidad, el necesario rigor en sanidad y la ley de costas, la amargura de un ciudadano frito a tasas e impuestos, la manipulaci¨®n y la invasi¨®n sobre las libertades informativas. Todo eso est¨¢ tambi¨¦n en la bola de cristal, se ve con claridad si miras sin prejuicios, y el esfuerzo est¨¢ en acercarlo un poco, no cegarlo con la ideolog¨ªa, los intereses particulares y el ego¨ªsmo de una ¨¦lite corrupta que quiere quedarse para s¨ª, en tiempos de crisis, con todo lo que es imprescindible para seguir llam¨¢ndonos Estado y comunidad.
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