Son lo peor
En la vida real los criminales vocacionales siempre eligen sus v¨ªctimas entre los m¨¢s d¨¦biles
En La vuelta al d¨ªa en 80 mundos, una joya supuestamente menor de Cort¨¢zar (que yo prefiero, al igual que Historias de cronopios y de famas, o algunos de sus imperecederos relatos, a su presunta obra maestra, Rayuela) este exaltaba con ¨¢nimo de transgresi¨®n a Jack El Destripador, liberador ¨¢ngel de la muerte para las putas m¨¢s desesperadas en la hip¨®crita y brutal sociedad victoriana. Y todos encontramos muy graciosa la despedida telef¨®nica del can¨ªbal Lecter a la agente Starling en El silencio de los corderos, inform¨¢ndola de que tiene que cenar con un amigo. Sabemos que se va a zampar al mezquino director de la c¨¢rcel. En la serie Dexter, el forense que necesita matar continuamente, ¨²nicamente despliega su letal arte con los asesinos. El monstruo puede ser muy atractivo en las ficciones, a condici¨®n de que solo se ensa?e con los poderosos, con la abyecci¨®n legalizada.
Pero resulta que en la vida real los criminales vocacionales siempre eligen sus v¨ªctimas entre los m¨¢s d¨¦biles. Nunca se les ocurre montar su atrocidad en una reuni¨®n de banqueros. El bilba¨ªno monje shaol¨ªn (que mosqueo el espiritualismo del kung-fu, el peque?o saltamontes David Carradine se ahorca buscando el orgasmo supremo) sacia su sed de sangre apaleando hasta la muerte a las putas m¨¢s desamparadas. Y el caritativo celador del geri¨¢trico decide aliviar la devastaci¨®n f¨ªsica y mental de los ancianos que debe cuidar haci¨¦ndoles beber lej¨ªa, sin pedirles permiso, sin que estos hayan decidido seguir en este mundo o largarse al cielo o a la nada. Siento escalofr¨ªos cuando estoy con dos personas amadas, que a pesar de su alzh¨¦imer y su demencia senil, a veces se les ilumina el rostro cuando ven un ni?o, una nube, un ¨¢rbol y adoptan ante los alimentos dulces el gesto complacido de un beb¨¦ goloso, pensando que alguien pueda decidir que estas personas preferir¨ªan ser enterradas a seguir en su estado.
Queda el consuelo de que estos matarifes van a encontrarse en el trullo con gente que tambi¨¦n ha derramado sangre ajena. Pero estos no ser¨¢n viejos indefensos ni putas a la intemperie. O sea, que los depredadores decidan entre ellos qui¨¦n es el m¨¢s mort¨ªfero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.