Retirada
Te quiero m¨¢s que ayer, pero menos que ma?ana, una frase con la que aprendimos de peque?os que el amor era eterno
El pesimismo ya est¨¢ en retirada en nuestro pa¨ªs. Eso dijo el presidente del Gobierno en su mitin de fin de semana. Este a?o ser¨¢ mejor que el pasado, pero el que viene a¨²n ser¨¢ mejor que este. Con todo ello, ya sabemos que en esta ¨²ltima sesi¨®n, los asesores presidenciales le han robado el lema al d¨ªa de los enamorados. Te quiero m¨¢s que ayer, pero menos que ma?ana, una frase con la que aprendimos de peque?os que el amor era eterno. Otra cosa es lo que descubrimos de mayores. El optimismo, que era un patrimonio de Zapatero ridiculizado hasta el escarnio, vuelve para el verano. Ha llegado el optimismo antes que el buen tiempo. Ahora falta que el optimismo descienda desde los micr¨®fonos gubernamentales hasta la calle.
Es curioso que tanto ¨¢nimo nos llegue en el mismo remplazo que la nueva ecuaci¨®n para calcular las pensiones en Espa?a. Tiene que ser una coincidencia azarosa. De no serlo, se parece demasiado a cuando le compras un globo al ni?o camino de su vacunaci¨®n. Porque los expertos que han echado cuentas a los logaritmos han llegado a la conclusi¨®n de que las pensiones van a bajar. Bajar las pensiones es una bofetada que nadie quiere dar a bombo y platillo, as¨ª que nada mejor que venderle a la gente que las pensiones no se tocan, sino que son las matem¨¢ticas las que decidir¨¢n nuestro futuro. Lo malo es que las matem¨¢ticas se han puesto pesimistas y si le sumas el envejecimiento de la poblaci¨®n al descenso de los ingresos estatales el resultado no puede ser m¨¢s pat¨¦tico.
En el retorcimiento brutal que sufren las verdades en nuestro tiempo, este asunto de la ecuaci¨®n alcanza la categor¨ªa de hito. Nuestro encaje de la cascada de recortes y p¨¦rdida de garant¨ªas sociales no necesita invitaciones al optimismo, sino m¨¢s bien una sobredosis de antidepresivos. La crisis es un hurac¨¢n demoledor que se lo est¨¢ llevando todo por delante, porque los responsables pol¨ªticos no act¨²an como diques sino como canalizadores de un nuevo modelo social que ni nos explican ni nos anuncian, sino que encima pretenden que celebremos como una victoria. Y con victorias as¨ª derrotamos al pesimismo como quien derrota al viento soplando en la misma direcci¨®n.
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