Juan Ram¨®n, poemas in¨¦ditos entre el infinito y la carne
La primera edici¨®n de ¡®Apartamiento¡¯, con 40 in¨¦ditos, y 12 poemas nuevos de ¡®Libros de amor¡¯ arrojan m¨¢s luz sobre el poeta
Quiz¨¢ porque la obra de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez fue una incesante b¨²squeda de algo inalcanzable (ll¨¢mese perfecci¨®n, Dios, verdad o belleza), el poeta sigue dando, 55 a?os despu¨¦s de su muerte, sorpresas. La edici¨®n de Apartamiento, libro hasta ahora disperso, escrito por el de Moguer a principios entre 1911 y 1912, puede considerarse como una novedad absoluta, a pesar de que muchos de sus poemas, sobre todo los de su tercera parte, Bonanza, hayan sido ya publicados. El volumen que saca ahora a la luz la editorial Linteo (que tambi¨¦n publica una tercera edici¨®n ampliada y revisada ¡ªcon 12 poemas nuevos¡ª de Libros de amor) ofrece por primera vez el conjunto de Apartamiento, que incluye 40 poemas y textos estrictamente in¨¦ditos y que nos abren las puertas de un libro-camino que confluye en una invocaci¨®n final: Dios.?
Pero, antes de subir al cielo, vayamos al suelo. Libros de amor estaba ya de camino a la imprenta cuando el poeta se enamor¨® de la que fue su mujer, Zenobia Camprub¨ª. Juan Ram¨®n abort¨® la publicaci¨®n por miedo a herir los sentimientos de su prometida con un libro en el que hac¨ªa buen recuento de sus conquistas y amor¨ªos. Zenobia ya le hab¨ªa reprochado alg¨²n verso de Laberinto y el poeta decidi¨® que era mejor dejar en un caj¨®n Libros de amor y no airear m¨¢s intimidades. Casi un siglo despu¨¦s, en 2007, el libro vio la luz a cargo del estudioso Jos¨¦ Antonio Exp¨®sito. Se convirti¨® en un acontecimiento mundial. Un Juan Ram¨®n joven y carnal, muy distinto al poeta ensimismado con el cuerpo de algod¨®n de Platero, asomaba por unos versos cargados de sudor y sexo. Sus aventuras con mujeres casadas, solteras, con una norteamericana madre de una hija, con la esposa del psiquiatra que atiende su depresi¨®n tras la muerte de su padre¡ ¡°y s¨ª, hasta monjas¡±, recuerda Exp¨®sito, convert¨ªan el poemario en todo un hallazgo. ¡°El ¨¦xito fue colosal porque descubr¨ªa a un Juan Ram¨®n muy distinto al que nos han ense?ado en el colegio. Recuerdo que el d¨ªa de la presentaci¨®n vinieron periodistas de todas partes, ?hasta del Vaticano!¡±. Con los 12 poemas nuevos (encontrados en la Universidad de Puerto Rico) se cierra definitivamente la edici¨®n de Libros de amor, ya que sus 104 poemas est¨¢n por fin completos. M¨¢s testimonios apasionados (¡°C¨¦sped con ella! ?C¨¦sped con su cuerpo desnudo/ que aplastaba las margaritas y la hierba!/ ?Carne de cristal, brazos que llenaban la brisa/ de una fragancia nueva, primaveral, eterna!¡±) de un hombre que desde muy pronto pis¨® la tierra aspirando al infinito.
En esa mirada perdida debemos situar Apartamiento, libro de la ¨¦poca de soledad y retiro, de ese apartamiento del t¨ªtulo, en Moguer. Dividido en tres bloques, Domingos, El coraz¨®n en la mano (editadas ahora por primera vez) y Bonanza, traza un surco que lo unifica y le da sentido final: ¡°En Domingo el yo se ensancha, en El coraz¨®n en la mano el yo va hacia s¨ª mismo a trav¨¦s del dolor, y en Bonanza, se llega a la idea de Dios desde ese dolor¡±, explica Joaqu¨ªn Llans¨® Mart¨ªn-Moreno, encargado junto a Roc¨ªo Bejarano de la edici¨®n. ¡°Es un libro cuyas dos primeras partes est¨¢n sin todos los poemas, extraviados muchos durante los a?os del exilio¡±, contin¨²a Joaqu¨ªn Llans¨® Mart¨ªn-Moreno. ¡°Nosotros ibamos a sacar Bonanza como libro independiente, pero al investigar vimos que el deseo del poeta era que fuese una unidad, como se demuestra en sus notas y esquemas¡±.
En Apartamiento el poeta abre su yo, desde el cuerpo y desde el alma, hasta llegar a la invocaci¨®n desnuda de Dios. La existencia le pesa. Lee a los m¨ªsticos, la poes¨ªa del Siglo de Oro, y sobre todo, se adentra en Unamuno, a quien dedica Bonanza. ¡°?Derramar¨¢ mi muerte,/ como un olor a rosa!¡±. En el segundo libro, El coraz¨®n en la mano, escribe Remordimiento: ¡°Tiene este libro un olor que me recuerda/ el olor que ten¨ªa mi madre, un sosegado/ aroma de recato, sin explosi¨®n, esencia/ ¨ªntima de un placer vivo y velado¡/ Cuando pasaba ella, lo dejaba tras s¨ª/ como una vaga estela de dolor resignado¡/ ?Domingos de mi vida! ?Cielo azul de aquel pueblo/ que pudo ser la dicha y s¨®lo fue el cansancio!¡±.
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