?ltimos silencios in¨¦ditos de Rosa Chacel
Un libro recupera ensayos in¨¦ditos de la autora de ¡®Barrio de Maravillas¡¯ y las cartas en las que anim¨® y sermone¨® a Javier Mar¨ªas al comienzo de su carrera
En m¨²sica, Rosa Chacel ser¨ªa un grupo de culto. Alguien a quien todo el mundo conoce, pero pocos han le¨ªdo. Pag¨® el precio por sus prolongados exilios (uno, voluntario, en Roma, y otro, forzado por la guerra, en Brasil), su tendencia a la introspecci¨®n, su prosa intelectual, acaso por el tono de suficiencia ¡ªen 1994 escribi¨®: ¡°He de se?alar que tuve siempre la seguridad de que llegar¨ªa a todo lo que consideraba lejos¡±¡ª en el que en ocasiones se envolv¨ªa. Ella, a juicio de Andr¨¦s Trapiello, encarna a la perfecci¨®n aquello que vislumbr¨® Cervantes: ¡°En Espa?a se premia en primer lugar el favor, y en segundo, el m¨¦rito¡±. Porque Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994), que en los ¨²ltimos a?os recibi¨® algunos homenajes y pocos premios (Nacional de las Letras, Cr¨ªtica, entre otros), est¨¢ considerada por algunos cr¨ªticos como ¡°una de las cumbres de la literatura espa?ola del siglo pasado¡± (Rafael Conte) gracias a t¨ªtulos como Estaci¨®n de ida y vuelta, Barrio de Maravillas o Memorias de Leticia Valle.
El volumen recurre a un t¨ªtulo que un editor desde?¨® en el pasado
Ana Rodr¨ªguez Fischer, que se doctor¨® con una tesis sobre su narrativa y que ha prologado y editado diversos libros sobre la autora, observa una dualidad. ¡°Ha tenido el aprecio y la admiraci¨®n de escritores de gran altura como Ana Mar¨ªa Moix, Juan Benet, Pere Gimferrer, Clara Jan¨¦s o Javier Mar¨ªas, pero no ha llegado suficientemente al p¨²blico porque se considera que su literatura es muy exigente, a pesar de que hay novelas asequibles¡±. Cita Teresa, la biograf¨ªa novelada sobre la amante de Espronceda, Teresa Mancha, el ¨²nico libro de Chacel reeditado en Espa?a durante la dictadura (1963). ¡°Es una novela tremenda y espl¨¦ndida, mucho m¨¢s convencional que otras obras, pero se desconoce¡±, agrega. ¡°Le ha perjudicado cierta imagen de escritora intelectual¡±, concede su hijo, Carlos P¨¦rez Chacel, que no obstante puntualiza: ¡°Sus novelas no son Harry Potter, es m¨¢s bien una literatura elitista para aquellos interesados en la profesi¨®n de escritor¡±.
Ha sido Rodr¨ªguez Fischer la responsable de seleccionar la veintena de textos incluidos en Astillas, el libro que acaba de editar la Fundaci¨®n Banco Santander en su colecci¨®n de Obra Fundamental a partir de material in¨¦dito que se hab¨ªa escapado de la recopilaci¨®n realizada para fijar su Obra completa (Fundaci¨®n Jorge Guill¨¦n, 2004). El ¨²ltimo silencio de Rosa Chacel que a¨²n no se hab¨ªa roto. Ya no habra m¨¢s. ¡°Ya no queda nada in¨¦dito. Solamente una parte epistolar sin trascendencia porque es de ¨¢mbito familiar¡±, puntualiza su hijo.
Su hijo cree que su imagen de escritora intelectual le ha restado popularidad
El t¨ªtulo, Astillas, es un gui?o de complicidad con la escritora, que lo hab¨ªa propuesto para un libro anterior y que su editor hab¨ªa ignorado. ¡°Decid¨ª recuperarlo para este volumen, pero no quiero que d¨¦ la idea de que son virutas o sobras porque no es as¨ª¡±, expone Rodr¨ªguez Fischer.
Las astillas dejan ver el tronco m¨¢s de lo que podr¨ªa barruntarse. Est¨¢ Timoteo P¨¦rez Rubio, el pintor que pas¨® a la historia por salvar la pintura (fue el gran art¨ªfice de la operaci¨®n para exiliar los cuadros del Prado durante la Guerra Civil), el artista que dej¨® de explorar el camino del arte para que el arte le pagase el camino de la vida, el compa?ero de la Escuela de Bellas Artes de Madrid con quien se cas¨® y se mud¨® a Roma, la pareja con quien comparti¨® durante casi seis d¨¦cadas las convulsiones del siglo XX y sus azares (la p¨¦rdida del retrato de la escritora que un amigo les devolvi¨® a?os despu¨¦s al descubrir que estaba a la venta en el Rastro). P¨¦rez Rubio muri¨® a los 82, en su casa de desterrado en Rio de Janeiro. ¡°No es cosa de pensar en lo que todav¨ªa pod¨ªa haber hecho, sino de no admitir que haya sido privado de seguir... porque vivir es, ante todo, seguir¡±, escribe en un texto in¨¦dito redactado para la presentaci¨®n de la biograf¨ªa que le dedic¨®, Timoteo P¨¦rez Rubio y sus retratos del jard¨ªn (C¨¢tedra, 1980).
¡°El exilio fue tremendo¡±, indica el ¨²nico hijo de ambos. ¡°Para un ciudadano com¨²n, el concepto es menos terrible que para un profesional de la cultura, que sufre consecuencias muy desfavorables por el hecho de estar desarraigado¡±. Y a?ade: ¡°Pero no se pod¨ªa optar, era impensable volver a la Espa?a de Franco¡±.
La p¨¦rdida de su marido fue una fractura. Dej¨® de escribir durante a?os hasta que se embarc¨® en su biograf¨ªa y retom¨® la normalidad creadora. En uno de los pocos textos de aquellos a?os traum¨¢ticos, Mi religiosidad, que ahora sale a la luz en Astillas, recuerda una an¨¦cdota que tal vez ilumine con humor su posici¨®n. Un joven h¨²ngaro que hablaba espa?ol le pregunt¨® una vez:
¡ª?Usted est¨¢ muy religiosa?
¡ªYo soy muy religiosa, pero no siempre estoy.
Por Astillas desfilan tambi¨¦n el poeta Luis Cernuda (¡°la inmortalidad es la deidad a la que ofrenda su vida¡±), los pintores del Prado (¡°la rebeld¨ªa en Goya es el ciento por ciento de su gloria¡±) y Jean Cocteau.
La inmortalidad es la deidad a la que Luis Cernuda ofrenda su vida
El volumen se cierra con cuatro cartas que Rosa Chacel escribi¨® desde el exilio a Javier Mar¨ªas en el comienzo de su carrera literaria. Chacel, amiga de la familia, sermonea, aconseja y alienta al joven Mar¨ªas con ¡°el tono de una abuela gru?ona¡±. ¡°Si el libro no demostrase, a todas luces, que eres un escritor, no te sermonear¨ªa, pero como lo eres indiscutiblemente, no me canso de sermonearte¡±, escribe en una misiva de febrero de 1973.
Tres meses despu¨¦s, desde Rio, Chacel se disculpa por su demorada respuesta: ¡°La causa ¡ªla causa es lo que no te puedo explicar¡ª es la misma que hace varios meses me impide trabajar y, si no enteramente vivir, me tiene reducida a un embrutecimiento de marmota¡±. Y, tal vez ante la inseguridad o preocupaci¨®n de Mar¨ªas por su escasa experiencia, que considera un atributo imprescindible para un buen escritor, la autora de Memorias de Leticia Valle le tranquiliza: ¡°Fig¨²rate, all¨¢ en el Paleol¨ªtico, cuando yo ten¨ªa 15, si habr¨¦ o¨ªdo hablar de la necesidad de experiencia, tal como la conceb¨ªan entonces: frecuentaci¨®n del gran mundo... A los 15 a?os me asustaba ese fantasma, a los 20 lo mand¨¦ al diablo¡±.
Apuntes biogr¨¢ficos
Rosa Chacel naci¨® el 3 de junio de 1898en Valladolid. Su madre la educ¨® en casa hasta los nueve a?os. Era una ni?a solitaria e instruida.
En Madrid hizo amigos y a los 17 ingres¨® en la Escuela de Bellas Artes, donde conoci¨® a su marido, Timoteo P¨¦rez Rubio. Frecuent¨® el Cas¨®n y el Ateneo hasta que se fueron a Roma.
Tras la guerra se exiliaron. Chacel volvi¨® a residir en Espa?a en 1984. Se la incluye en la Generaci¨®n del 27, aunque ella siempre fue por libre. Tuvo dos gu¨ªas iniciales: Joyce y Proust.
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