Mes de Jap¨®n en el Museo del Prado

En una fecha tan poco halag¨¹e?a como junio de 1936, recal¨® en el Museo de Arte Moderno de Madrid una muestra internacional de estampas japonesas procedente de Par¨ªs y Ginebra. Con tal motivo, y m¨¢s o menos cuando la cordura andaba haciendo las maletas para dejar a Espa?a sumida en la Guerra Civil, el director de la instituci¨®n decidi¨® comprar una veintena de aquellos ejemplares llegados de Oriente. Esa adquisici¨®n, una selecci¨®n cuidadosa que pretend¨ªa representar las vicisitudes hist¨®ricas del grabado nip¨®n, forma el coraz¨®n de la colecci¨®n de obras japonesas en papel del Prado, as¨ª como el n¨²cleo brillante de una delicada muestra que estos d¨ªas sirve en las salas del XIX de la pinacoteca para conmemorar el A?o Dual Espa?a-Jap¨®n, justo ahora que se cumplen cuatro siglos del inicio de relaciones diplom¨¢ticas entre ambos pa¨ªses.

Esos grabados de extraordinaria precisi¨®n han permanecido, junto a otra remesa adquirida en 1955, ocultos en los fondos del museo, ¡°bien atesorados, pero mal catalogados¡±, seg¨²n explica Jos¨¦ Manuel Matilla, Jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Prado y comisario de la exposici¨®n. Su equipo ha aprovechado la efem¨¦ride para restaurarlos con vistas a su puesta de largo ante el p¨²blico. Tambi¨¦n ha documentado su procedencia y caracter¨ªsticas en un peque?o cat¨¢logo, que es toda una joya bibliogr¨¢fica.

La puesta en escena, que busca con el empleo de maderas claras, papel y otros gui?os orientales transportar al visitante a un taller de estampas japon¨¦s, propicia la comprensi¨®n de la historia del arte del grabado, que poco ha cambiado en tres siglos. La m¨¢s antigua de las piezas data del XVII y muestra, en tinta negra impresa con un solo taco de madera, la escena de una obra de teatro. A partir de este, se suceden las diversas tem¨¢ticas y t¨¦cnicas: estampas de guerra, retratos de cortesanas, vistas de lugares emblem¨¢ticos a modo de suvenires o representaciones de los rituales esc¨¦nicos del kabuki.

El arrebato de japonismo del Prado se completa con la exposici¨®n en la galer¨ªa central, la planta noble de la pinacoteca, no muy lejos de Las Meninas, de dos espectaculares biombos de la Escuela Rimpa (coincidente m¨¢s o menos con el periodo Edo, que abarca entre 1603 y 1858). Las piezas se han tra¨ªdo del Museo de Arte Seikado Bunko y del Nacional de Tokio con el apoyo de Mitsubishi Corporation y de Japan Tobacco International. Se trata de Grulla y ciervo, de Ogata K?rin (1658-1718), y Plantas y flores de las cuatro estaciones, de Sakai Hoitsu (1761-1828). Matilla subrayaba esta semana la importancia de estos artistas por la v¨ªa de la comparaci¨®n con lo familiar. ¡°Para entendernos, K?rin podr¨ªa ser Luca Giordano y Hoitsu, un pintor de la ¨¦poca de Goya¡±.

El s¨ªmil occidental ayuda, aunque quiz¨¢ no fuera necesario. Baste saber que estos biombos rara vez abandonan Jap¨®n y que cuando lo hacen su ausencia nunca excede de un mes, como es el caso de este pr¨¦stamo, que vence el 7 de julio. La ocasi¨®n ¨²nica del viaje de estas dos maravillas orientales a uno de los templos del arte occidental qued¨® subrayada tambi¨¦n por la visita esta semana al Prado del pr¨ªncipe heredero Naruhito.