Francisco M¨¢rquez Villanueva, cervantista transterrado
Catedr¨¢tico em¨¦rito de Harvard, era una autoridad mundial en el Siglo de Oro
Francisco M¨¢rquez Villanueva (Sevilla, 1931), fallecido en Boston el s¨¢bado a los 82 a?os, gustaba de definirse a s¨ª mismo como ¡°cervantista, sevillano y exiliado¡±, con lo cual quer¨ªa sintetizar los aspectos de su peripecia vital que consideraba los m¨¢s expresivos de su ¨ªntimo sentir. Hab¨ªa nacido poco antes de la ilusionada proclamaci¨®n de la Segunda Rep¨²blica y hab¨ªa estudiado en un centro docente de gran arraigo, el San Francisco de Paula, por el que siempre mantendr¨ªa un cari?o magnificado por la nostalgia. Su doctorado en la Universidad de Sevilla parec¨ªa indicar el futuro de su investigaci¨®n, ya que vers¨® sobre un autor converso, Juan ?lvarez Gato, pero su relaci¨®n con el mundo universitario hispalense terminar¨ªa pr¨¢cticamente ah¨ª, ya que el mismo a?o de 1958 abandonar¨ªa sus aulas para no regresar pr¨¢cticamente nunca m¨¢s.
Ese mismo a?o decidi¨® exiliarse a las Am¨¦ricas (como tambi¨¦n hiciera poco despu¨¦s otro ilustre profesor de la misma universidad, Guillermo C¨¦spedes del Castillo), buscando para desarrollar su vocaci¨®n, y llevar a cabo sus investigaciones, un ambiente m¨¢s acogedor que el de aquella triste Sevilla del franquismo, de irrespirable ambiente represivo y nacionalcat¨®lico. A partir de entonces se inicia su brillante carrera de investigador y de profesor, que le llevar¨ªa como invitado (en diversos momentos de su vida) a varios centros universitarios americanos y europeos de prestigio. En Estados Unidos pasar¨ªa a integrarse en 1978 en el departamento de Lenguas Rom¨¢nicas de la Universidad de Harvard, donde ser¨ªa profesor de investigaci¨®n de la c¨¢tedra Arthur Kingsley Porter y catedr¨¢tico em¨¦rito tras su jubilaci¨®n.
La mera menci¨®n de su obra llenar¨ªa el resto de esta breve nota, ya que su bibliograf¨ªa cuenta con m¨¢s de una veintena de libros y cerca de dos centenares de art¨ªculos. De ah¨ª que sea preferible rese?ar las tem¨¢ticas m¨¢s frecuentadas por el insigne investigador, al principio muy inspiradas por la obra de Am¨¦rico Castro, luego en permanente di¨¢logo con la de otros grandes intelectuales como Marcel Bataillon.
Cervantista en el exilio, escribi¨® algunas de las mejores p¨¢ginas sobre el gran escritor, especialmente las que integran el espl¨¦ndido volumen Personajes y temas del Quijote. Castrista de filiaci¨®n, como tambi¨¦n hemos se?alado, una de sus dedicaciones mayores se refieren al mundo de los conversos y, m¨¢s ampliamente, al mundo de las aportaciones de los autores de ascendencia jud¨ªa o isl¨¢mica a la formaci¨®n de la cultura espa?ola del Siglo de Oro, con obras igualmente insoslayables, como El problema de los conversos: cuatro puntos cardinales, El problema morisco desde otras laderas o De la Espa?a judeoconversa: 12 estudios, adem¨¢s del pr¨®logo al cl¨¢sico La clase social de los conversos, de otro grande de la investigaci¨®n del siglo XX, Antonio Dom¨ªnguez Ortiz, todo lo cual podr¨ªa converger en el recientemente publicado Moros, moriscos y turcos en Cervantes.
Tambi¨¦n hay que mencionar por fuerza su contribuci¨®n al conocimiento de otra de las grandes creaciones literarias hispanas (Or¨ªgenes y sociolog¨ªa del tema celestinesco) y un libro indispensable por el que muchos sentimos verdadera debilidad: Santiago, trayectoria de un mito, donde desmonta con una finura cr¨ªtica insuperable la f¨¢bula de la venida del ap¨®stol a Espa?a: ¡°Basada en muy poco m¨¢s que leyendas y tradiciones cr¨ªticamente infundadas, la historia del hecho jacobeo se avala en la autosuficiencia de una naturaleza m¨ªtica¡ Es un mundo de leyendas, de ap¨®crifos y de distorsiones muy alejado de toda historia convencional¡±.
Finalmente, sevillano, a pesar de que, como muchos otros (recordemos a Jos¨¦ Mar¨ªa Blanco White o a Antonio Machado), siempre mantuvo con su ciudad una relaci¨®n ambigua de amor profundo, pero tambi¨¦n de reticencia razonable, por cuanto sab¨ªa que (pese a serle concedido por la Junta de Andaluc¨ªa el merecido t¨ªtulo de Hijo Predilecto en el a?o 2004) solo pod¨ªa volver a ella puntualmente (una conferencia, el homenaje de unos pocos cabales, la invitaci¨®n individual de alg¨²n amigo), aunque siempre pudiese contar con el cari?o nunca desmentido de su antiguo colegio de San Francisco de Paula, donde se custodia parte de su biblioteca.
Intelectual comprometido con la tolerancia, con el di¨¢logo, con la educaci¨®n y con la ciencia y que a?or¨® siempre a su patria espa?ola (pese a la actitud de madrastra con que generalmente se le presentara), creo que tampoco ahora, como en la ¨¦poca de su exilio, se sentir¨ªa a gusto con unos gobernantes que precisamente se distinguen por su recalcitrante insensibilidad hacia la ciencia y la cultura.
Carlos Mart¨ªnez Shaw es catedr¨¢tico de Historia Moderna de la UNED y miembro de la Real Academia de la Historia.
Babelia
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