Del clima
El mensaje optimista del presidente del Gobierno se sigue abriendo paso en cada telediario, en lo que podr¨ªamos considerar un esfuerzo de redecoraci¨®n mental
El mensaje optimista del presidente del Gobierno se sigue abriendo paso en cada telediario, en lo que podr¨ªamos considerar un esfuerzo de redecoraci¨®n mental solo al alcance de las m¨¢s grandes multinacionales del mueble y la moda. Pero las lluvias y el mal dato meteorol¨®gico se empe?an en contradecir tanta llegada del buen tiempo. De seguir as¨ª, es posible que comiencen las acusaciones contra los hombres del tiempo y la apertura de juicio contra el fabricante de los mapas de isobaras. Son armas que el Gobierno tiene a su alcance, porque ya recordar¨¢n que el ministro Montoro sali¨® al paso de algunas declaraciones de actores diciendo que esos profesionales evad¨ªan impuestos y en otra ocasi¨®n acus¨® de no declarar a Hacienda a los diputados que le llevaban la contraria en el Congreso.
Todo esto tambi¨¦n ha vuelto a la memoria de los pocos espa?oles que no andan desmemoriados, al escuchar al propio Montoro lavarse las manos en el disparate registral y tributario en torno a las fincas adjudicadas presuntamente a la infanta Cristina. Que el ministro diga ahora que ¨¦l no tiene datos de la Agencia Tributaria viene a confirmar que en las ocasiones anteriores hablaba de o¨ªdas o, lo que es peor, que su intenci¨®n era tan solo malmeter contra cualquier gremio que no grite guapos a los comandos que ejecutan los desahucios.
Pero sin duda el optimismo obligatorio que difunden las autoridades tras aplaudir a rabiar que la realidad machacara el optimismo antropol¨®gico del anterior presidente, tiene un enemigo mayor que los varios ministros trabalenguas. Y es el permanente agravio de ver c¨®mo la igualdad en nuestro pa¨ªs est¨¢ amenazada. J¨®venes estudiantes universitarios que han pasado de becarios a precarios por culpa de tasas abusivas con las que costeamos otros desmanes. Tambi¨¦n la peque?a empresa ve c¨®mo el dinero que hemos inyectado a los bancos se esfuma sin que el cr¨¦dito llegue a quien de verdad reactiva la econom¨ªa real, a¨²n en encefalograma plano por desgracia. Se suma a la percepci¨®n de que es m¨¢s caro financiarse en el sur de Europa que en el norte. Quiz¨¢ por eso no terminamos de sentir el calor, la crisis est¨¢ resultando ser todo un cambio clim¨¢tico.
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