Historias de la Biblioteca Nacional
Un recorrido por la instituci¨®n cultural a trav¨¦s de algunos habitantes singulares Desde la responsable de los incunables hasta la primera usuaria que introdujo un port¨¢til en 1985
Los libros est¨¢n llenos de pasadizos secretos. Unos conducen a otros libros; otros desembocan en personas. Dado que la Biblioteca Nacional est¨¢ acumulando libros desde 1712, no es de extra?ar que fluyan historias a cada paso.
Margaret Greer es una estadounidense que lleg¨® a la Biblioteca Nacional para preparar su tesis. Con el tiempo, en 1985, se convirti¨® en la primera persona que introdujo un ordenador port¨¢til en la instituci¨®n. Abre los brazos para mostrar el tama?o de aquel gigante. La casa estaba tan poco preparada para aquello que no hab¨ªa ni enchufes en las mesas de los investigadores y tuvieron que cederle un puesto para trabajar en el despacho de los jefes. Greer, profesora de Literatura Espa?ola en la Duke University, en Carolina del Norte, es una hispanista experta en el teatro de los siglos XVI y XVII. Ha inventado un sistema inform¨¢tico para reconocer la mano de los autores de la ¨¦poca: puede saber con gran fiabilidad si el manuscrito es de Lope, Calder¨®n, un actor o un copista profesional. Dice que la BNE es como su "segunda casa".
Tambi¨¦n el estadounidense Joseph Snow, especialista en Literatura medieval, es devoto de la Biblioteca, a la que visit¨® por vez primera en 1974. Lleva 39 a?os regresando regularmente. Es m¨¢s, cuando se jubil¨®, se instal¨® definitivamente en Espa?a para estar cerca de los temas de su inter¨¦s. Siempre se sienta en el pupitre 99.
Teresa Mezquita tiene la llave ¨Ces un decir¨C de acceso al mayor de los tesoros: la c¨¢mara acorazada donde se conservan los 60 ejemplares m¨¢s valiosos y/o delicados de la BNE. Ah¨ª est¨¢n el Cantar del Mio Cid, la edici¨®n princeps del Quijote, los dos c¨®dices de Leonardo da Vinci, un c¨®dice de la Divina Commedia de Dante del siglo XIV o el manuscrito de El Aleph de Borges. Todos ellos son joyas, pero no todas las joyas est¨¢n en la c¨¢mara por problemas de espacio. "Tendr¨ªamos que tener capacidad para 500", se?ala Mezquita, jefa del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros, antes de mostrar las miniaturas embellecidas con pan de oro que ilustran el c¨®dice que narra el viaje de Dante por el infierno, el purgatorio y el para¨ªso. Al lado de las letras medievales, la escritura min¨²scula de Borges. Mezquita cuenta que el escritor destru¨ªa sus manuscritos, lo que convierte las hojas conservadas en la BNE en una rareza valiosa, adquirida en una subasta en Sothebys en 1985 por 19.000 libras esterlinas (22.196 euros). Dif¨ªcilmente ese dinero bastar¨ªa ahora para comprar el que se ha convertido con el tiempo en uno de los cuentos m¨¢s famosos de la literatura y que el escritor regal¨® a Estela Canto.
Arsenio S¨¢nchez es restaurador. Puede rehacer lo viejo y hacer lo nuevo. Trabaja en el departamento que se dedica a recuperar lo da?ado. A veces es f¨¢cil, un ida y vuelta; a veces, una tarea laboriosa, paciente, como de otro tiempo. Hasta ocho a?os le ha consumido alguna restauraci¨®n. Los libros est¨¢n llenos de informaci¨®n. Su deterioro, tambi¨¦n. En el departamento tienen que tomar decisiones para restablecer la integridad del libro ¨Co del mapa, o del cartel...¨C sin confundir sobre el origen: lo nuevo no tiene que parecer viejo, uno de los errores que marc¨® la restauraci¨®n de cualquier cosa en otras ¨¦pocas. Sobre las mesas hay l¨¢pices, colas, materiales ¨²nicos para reparar libros como el lino, el c¨¢?amo o el algod¨®n. Con ellos, Arsenio puede fabricar un papel ¨²nico.
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