Lou Castel, el actor n¨®mada de ¡®La lapidation de Saint ?tienne¡¯
Antiguo militante marxista, el int¨¦rprete defiende el cine como forma de acci¨®n pol¨ªtica
¡°No pod¨ªa soportar la condena de la normalidad¡±. ?tienne, el protagonista de La lapidation de Saint ?tienne dirigida por Pere Vil¨¤ Barcel¨®, le resume as¨ª a su hermano su lucha por la independencia, la raz¨®n por la que se atrinchera en su apartamento solo con el recuerdo de su mujer y de su hija. Este parece haber sido el mismo anhelo del actor que encarna al personaje. Lou Castel, nacido en Bogot¨¢ en 1943 como Ulv Quarzell, aparece con la melena blanca del filme y unos ojos claros enclavados al inicio de la conversaci¨®n en un lugar muy alejado del presente y que se detienen risue?os despu¨¦s para hablar de momentos de su carrera. De ra¨ªces suecas, irlandesas e italianas ¡ªabandon¨® Colombia a la edad de seis a?os y con ella el espa?ol¡ª, se enorgullece de que su vida haya transcurrido como la de ¡°un n¨®mada¡±. De Italia a Suecia, a Francia, a Espa?a¡ De la gran pantalla a la clandestinidad. La militancia en la extrema izquierda que le llev¨® a su expulsi¨®n de Italia durante el primer Gobierno de Giulio Andreotti es parte indeleble de su biograf¨ªa, aunque diga mirar m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas a estas alturas. Esa es la leyenda que ha perseguido su participaci¨®n en pel¨ªculas a lo largo y ancho de Europa y bajo las ¨®rdenes de directores como Pier Paolo Pasolini, Wim Wenders o Rainer Werner Fassbinder: que eligi¨® sus interpretaciones de acuerdo con sus convicciones pol¨ªticas. Pero lo desmiente.
Lou Castel, un actor que se ha movido en distintos idiomas y en muchas ocasiones doblado, asegura que lleg¨® a serlo por casualidad y que, en una especie de movimiento acompasado del destino, los proyectos cinematogr¨¢ficos en los que ha trabajado lo fueron buscando a ¨¦l. ¡°Quer¨ªa ser director y ten¨ªa la promesa de trabajar como asistente del asistente del asistente de Ocho y medio (8?) de Federico Fellini pero me aburr¨ª de esperar y hab¨ªa una escuela de actuaci¨®n a la vuelta de la esquina¡¡± Sigue recordando. A continuaci¨®n, tambi¨¦n casi como por accidente, vemos a un muchacho de apariencia rebelde que fue comparado con el Marlon Brando de Un tranv¨ªa llamado deseo (Elia Kazan 1951) por su interpretaci¨®n de Alessandro, el personaje perturbador de Las manos en los bolsillos (Marco Bellocchio 1965) que decide deshacer su disfuncional familia. Fue su primer gran ¨¦xito y su primer papel como protagonista.
Castel niega haber elegido sus proyectos de cine por ideolog¨ªa. Su leyenda es otra
As¨ª, mientras se encontraba ¡°perdido¡± por Roma, Castel fue hallado por Fassbinder para partir a Sorrento a rodar Atenci¨®n a esa prostituta tan querida (1971) o, relata, se encontraba en Suecia tras haber sido puesto en el aeropuerto por la polic¨ªa italiana cuando Wim Wenders dio con su paradero para llevarlo a Espa?a para La letra escarlata (1973). ?Por qu¨¦ su militancia en un partido marxista lenilista mao¨ªsta? ¡°Decidieron introducir una escena de desnudo en una pel¨ªcula y se me cay¨® el personaje que hab¨ªa creado con rigor¡±. Entonces pens¨® que el cine no serv¨ªa para transformar la realidad y construy¨® un mundo que siente como paralelo. Tras su expulsi¨®n de Italia, momento que narra sin detalles ni drama, estuvo dos a?os en Par¨ªs. ¡°Pero continuaba pol¨ªticamente ligado a mi pa¨ªs¡±. Segu¨ªa haciendo pel¨ªculas y le lleg¨® a gustar su condici¨®n de ¡°clandestino¡±. Ahora considera que las ideolog¨ªas se han roto y que el movimiento verde ha planteado nuevos par¨¢metros. A¨²n as¨ª, en una pel¨ªcula desea ver esa tensi¨®n, la de la pol¨ªtica.
En La lapidation de Saint ?tienne, Castel encarna a un anciano enfermo que decide que la libertad es permanecer en su apartamento, a pesar de las visitas continuas de la desalmada propietaria que pretende que lo abandone, de su hermano que trata de convencerlo de que se vaya a una residencia y de los vecinos, que se quejan de los malos olores. Se traza una l¨ªnea fronteriza entre un ¡°dentro¡± amenazado y un ¡°fuera¡±. El espacio interior sostiene la presencia fantasmag¨®rica de la mujer y de la hija fallecidas, pero vivas en las radiograf¨ªas colocadas sobre la ventana. ¡°Cada ma?ana me preparaba para la interpretaci¨®n tomando el sol en el balc¨®n y tambi¨¦n frotaba capas de colores contra un texto¡±, explica Castel, con tal de lograr una conexi¨®n con su personaje, que es restaurador. "Fue dif¨ªcil convertirme en ?tienne porque no hay realmente una historia que ocurra. Todo es descriptivo. Los objetos dicen m¨¢s que los recuerdos..." Tambi¨¦n el esfuerzo f¨ªsico de dar vida a un cuerpo que ya solo se puede concentrar en s¨ª mismo le supuso un reto. "Pens¨¦ que el apartamento ser¨ªa m¨¢s ca¨®tico y que esto me ayudar¨ªa... Result¨® complicado ser m¨¢s abstracto y que el espacio no me chantajeara".
Lou Castel se despide con un "gracias" y da la sensaci¨®n de que va a emprender de nuevo un largo viaje. Aunque no se mueva m¨¢s que unos metros en la misma estancia.?
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