Elocuencia

Hay un personaje en la pel¨ªcula Fargo, el esperp¨¦ntico vendedor de coches que planea el secuestro de su mujer, especialista en no contestar nada medianamente entendible ante sus alucinados clientes, la polic¨ªa que le interroga o en las tragic¨®micas negociaciones que establece con ese suegro que le desprecia, que asocio inevitablemente con las respuestas de Mariano Rajoy no ya a las preguntas con animo de trascendencia que le hacen los periodistas, sino tambi¨¦n a los interrogantes livianos. De acuerdo, entre su surrealista farfulleo esperando que escampe una tormenta demasiado s¨¢dica que dura ya seis a?os y que dejar¨¢ devastados a perpetuidad a los d¨¦biles, a¨²n no ha superado declaraciones tan b¨¢rbaras, hip¨®critas, desinformadas o necias como aquellas de Zapatero asegur¨¢ndonos que Espa?a estaba a salvo de la crisis financiera o su interrogante socarr¨®n de ¡°?Crisis? ?Qu¨¦ crisis?¡±, pero est¨¢ haciendo acelerados m¨¦ritos para ser aceptado por el teatro del absurdo.

Hay que ser de una raza especial, y no precisamente humana, adem¨¢s de poseer un rostro de cemento armado, para responder en tu funci¨®n de jefe del Gobierno a la pregunta: ¡°?Le parece una noticia positiva para los ciudadanos la entrada en prisi¨®n de Luis B¨¢rcenas?¡± con algo entre cantinflesco y dada¨ªsta como: ¡°Eeeh, la segunda ya... tal¡±. Tampoco tiene desperdicio lo que contesta al interrogante de c¨®mo piensa encontrar a los dirigentes del PP con los que se va a reunir: ¡°De ¨¢nimo, bien; llevamos muchos a?os ya...¡±.

Ante semejante nivel de expresividad y de capacidad de respuesta en los sabios timoneles de las agobiadas patrias, te planteas con estupor que est¨¢n ah¨ª porque el personal les ha votado. Incluso algunos lo han hecho con entusiasmo, en la seguridad de que su vida cotidiana funcionar¨ªa mejor con esos l¨ªderes tan obsesionados en su discurso p¨²blico por lograr la felicidad colectiva. Las urnas han bendecido en m¨²ltiples ocasiones a un individuo como Berlusconi. Y lo hicieron con aquel George Bush que adopta expresi¨®n de deficiente mental cuando est¨¢ en una clase infantil oyendo la f¨¢bula del burrito y la ranita y le comunican que han atacado las Torres. Su actitud pasmada, impotente y acojonada vale m¨¢s que mil palabras.