¡°Vivimos un ¡®Fahrenheit 451¡±
Beatriz de Moura, fundadora de Tusquets Editores, analiza la crisis del sector y el cambio del concepto de ocio un a?o despu¨¦s de su absorci¨®n por Planeta
Beatriz de Moura (Rio de Janeiro, 1939) respira tranquila. Hace poco m¨¢s de un a?o ¡ªsostiene¡ª se movi¨® a tiempo y salv¨® su editorial de una probable muerte econ¨®mica. ¡°Son 44 a?os de trabajo que no quer¨ªa ver desaparecer¡±, explica como marco del acuerdo que alcanz¨® con Planeta Corporaci¨®n aquel 26 de abril de 2012 y que permit¨ªa la entrada del gigante editorial en el accionariado de Tusquets, paradigma de la edici¨®n literaria, del sello de volumen medio independiente en tiempos de fusiones para capear el temporal.
Podr¨ªa pues, ahora que el futuro de su casa est¨¢ ¡°encarrilado¡±, plantearse su jubilaci¨®n. Pero eso es imposible si se la oye hablar con la pasi¨®n con que lo hace acerca del dificil¨ªsimo momento que vive el sector ¡ªcon ca¨ªdas acumuladas de m¨¢s del 20% de la facturaci¨®n¡ª, y de la cultura en general. ¡°Es la primera vez que choco con la realidad de esta manera: no es que haya menosprecio por el libro, lo que ocurre es que en Espa?a y en parte de Europa se est¨¢ dejando de leer¡±, afirma. Ante una situaci¨®n as¨ª, explica: ¡°La curiosidad me puede y eso est¨¢ alargando mi vida editorial¡±. Una trayectoria que hoy, por vez primera, contar¨¢ con pelos y se?ales a los estudiantes del M¨¢ster de Edici¨®n de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que cierra su 18? edici¨®n.
Admite que con Planeta las cosas van ¡°mejor de lo que hab¨ªa imaginado; Jos¨¦ Manuel Lara Bosch es un amigo con el que ya tuvimos negocios antes y que nos salv¨® de un cierre que pudo haber sido definitivo, porque ha sido socio clandestino nuestro durante unos a?os dif¨ªciles¡±, dice sin querer entrar m¨¢s en detalles. Pero la joint venture ha comportado sacrificios: un cambio de sede y, sobre todo, una reducci¨®n de personal. ¡°Entre Am¨¦rica Latina y aqu¨ª, en Tusquets hemos pasado de 45 personas a 14. Es el precio que hemos debido pagar por sobrevivir: desde la muerte de Antonio L¨®pez Lamadrid en 2009 [consejero delegado de Tusquets y compa?ero de la editora], ve¨ªa como cada a?o las ventas ca¨ªan. Ten¨ªamos que intervenir de alg¨²n modo¡±.
Hace tiempo que De Moura vaticina la necesidad de empresas como la suya de blindarse. ¡°En un contexto de crisis como la actual, la administraci¨®n de una editorial mediana ha de ser muy fuerte; adem¨¢s, la distribuci¨®n se puede llevar la mitad de la inversi¨®n; por ello necesitas un capital de cierta envergadura para aguantar las inversiones cuando t¨² no est¨¢s generando dinero... La situaci¨®n es ca¨®tica: hoy estamos con tirajes de la ¨¦poca de Franco, de apenas 2.000 ejemplares, cuando no hace mucho eran de 5.000¡±.
Rodeada de una espectacular muestra de su elegante colecci¨®n de narrativa de tapas negras, la veterana editora es consciente de que habla todo el rato de n¨²meros, no de literatura. Pero es que, admite, ¡°la preocupaci¨®n hoy es sobrevivir; lo prioritario es salvaguardar lo que se ha hecho, intentar que lo que llevabas a cuestas, aunque est¨¦ maltrecho, pase contigo a la otra era¡±. ?Otra era? ¡°S¨ª, hoy me pregunto de qu¨¦ servimos los editores y los cat¨¢logos; la crisis ha llegado en un momento en que coincide con un p¨²blico que ha pasado a decidir ¨¦l solo lo que quiere; y lo que quiere es algo muy concreto, y de lo dem¨¢s no desea nada de nada. Pero adem¨¢s, se vende infinitamente menos que hace dos a?os¡±.
Atribuye Beatriz de Moura est¨¢ situaci¨®n, en parte, al cambio en el concepto del ocio. ¡°Se ha deteriorado, o mejor, entregado o sometido voluntariamente a las nuevas tecnolog¨ªas, a lo audiovisual; el ocio cultural ha desaparecido y si la gente no lo quiere, pues no lo quiere¡±. El s¨ªmil con lo literario no tarda: ¡°Estamos un poco como en Fahrenheit 451: no se queman los libros ni damos vueltas por un parque recit¨¢ndonos fragmentos pero s¨ª est¨¢ la atm¨®sfera, la lectura va quedando para unos pocos; no es menosprecio por el libro; simplemente, se ha dejado de leer¡¡±.
En su opini¨®n, el oscuro panorama obligar¨¢ a m¨¢s movimientos en el sector editorial. ¡°Las cifras de los grandes grupos tambi¨¦n son graves. Est¨¢n temblando. Deber¨ªan producirse m¨¢s fusiones; lo que ocurre, como m¨ªnimo en Espa?a, es que los que deber¨ªan fusionarse est¨¢n muy alejados entre s¨ª; o a veces son cat¨¢logos dif¨ªcilmente compatibles; pero si no son fusiones, ser¨¢n desapariciones¡±, sentencia. Tampoco cree que sea bueno que los grandes grupos, como Planeta, se conviertan en ¡°refugio de sellos hist¨®ricos para sobrevivir: no es bueno para la literatura porque no se fomenta que se distingan y peleen entre s¨ª¡±.
Parad¨®jicamente, cree que las editoriales peque?as saldr¨¢n mejor paradas de la crisis¡ si solventan su distribuci¨®n. ¡°Su mal est¨¢ ah¨ª, llegar bien al mercado: deber¨ªan crear una gran distribuidora, un monstruo de distribuci¨®n de los peque?os sellos¡±. Sonr¨ªe consciente de la paradoja y de un pensamiento que verbaliza: ¡°En Tusquets cometimos un error de los pocos de los que me arrepiento: crecimos en los a?os 90. Deber¨ªamos habernos quedado en medio centenar de t¨ªtulos¡±.
Din¨¢mica, animosa, no cree que entrar en la maquinaria de Planeta acabe desfigurando, con el tiempo, la personalidad de Tusquets. ¡°Si somos rentables, no hay miedo a que nos trituren; tampoco nos piden que ganemos grandes sumas, solo quieren rentabilidad¡±. Pero hay contrapartida: ¡°El precio es no poder hacer cierto tipos de libros; pero eso compensa poder seguir y hacer los otros proyectos¡±.
No va a dar consejos a los estudiantes, pero cree que hoy, para editar, hay que reunir tres requisitos: ¡°Leer y haber sido un lector asiduo toda la vida; tener inquietud, cultural y sociopol¨ªtica, pero tambi¨¦n entendida como querer curiosear¡¡±. Y hace una pausa y termina con algo que nunca dijo: ¡°Y tener dinero; alguno. O un socio rico; o poder montar una sociedad con alguien con dinero; si no, editar hoy me parece casi imposible; incluso para ser un sello peque?o hoy hace falta dinero¡±.
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