La artista Nora Chipaumire consagra su reivindicaci¨®n de la mujer

La artista Nora Chipaumire (Mutare, Zimbabwe, 1965) ha resultado la gran sorpresa de esta Bienal de la Danza 2013. Carism¨¢tica, vital, de una concentraci¨®n ejemplar, esta bailarina, actualmente residente en Nueva York, ya ha visitado con ¨¦xito varios festivales europeos con su mensaje y su discurso corporal. Chipaumire ha desafiado los numerosos prejuicios y estereotipos que existen sobre ?frica, sus artistas y su est¨¦tica; con una honestidad meridiana habla del cuerpo de negro, de la mujer negra, de sus singularidades morfol¨®gicas, en suma, de su belleza.

Su vida ha sido dif¨ªcil e itinerante. Primero peregrin¨® por varios pa¨ªses y escuelas de baile de su continente (Senegal, Burkina Faso, Kenia y Sud¨¢frica hasta que recal¨® en Cuba, de donde pas¨® a Jamaica y a Norteam¨¦rica. Hoy d¨ªa, se la reconoce universalmente como una voz autorizada y poseedora de un baile lleno de im¨¢n y soltura; acumula premios y reconocimientos, pero su sencillez la precede.

En 2010 su pieza ¡°Silence/Dreams¡± (junto a Fred Bendongue), fue definido por la cr¨ªtica neoyorkina como uno de los diez mejores espect¨¢culos de ese a?o. Virgilio Sieni la ha incluido en el proyecto ¡°Atleta Donna¡± [Atleta Mujer] junto a otras bailarinas que en solitario, desaf¨ªa el tiempo, la retenci¨®n del p¨²blico paseante por la ciudad y la propia resistencia. Nora ha sido quien m¨¢s ¨¦xito ha tenido en este experimento, no del todo novedoso en su concepci¨®n, pero verdadero escaparate socializador de la bienal de la danza junto a otras actividades callejeras.

La atenci¨®n puede resultar larga y pesada, o ligera y alegre.

Respondiendo a un cuestionario de la Bienal, Nora Chipaumire dijo: ¡°Tres horas me parecen un tiempo largu¨ªsimo y me siento aterrorizada de no tener suficientes ideas interesantes para ocupar una duraci¨®n tan extensa. Pero el tiempo en s¨ª mismo es un concepto maleable, donde la atenci¨®n puede resultar larga y pesada, o ligera y alegre¡±.

Llevando al extremo el concepto de ¡°laboratorio hacia el exterior¡±, Chipaumire concibe la caja de pl¨¢stico transparente ¡°como una piel¡±, y se?ala que ¡°la caja puede interpretarse como otra membrana del cuerpo¡±.

La profundidad de sus amplios movimientos circulares, en innato sentido del ritmo teniendo en cuenta desde el primer minuto la m¨²sica y su efecto precisamente sobre el cuerpo, dotaron a la representaci¨®n de Nora de una altura respetable y que la alej¨® del nivel conseguido por las otras artistas, si bien consagradas tambi¨¦n cada una en su esfera, mucho menos impactante. Mientras Nora estaba en Santo Stefano, casi colindando con la iglesia San Vidal, en el Campo Sant¡¯Angelo Simona Bertozzi (Lugo di Rabean, 1969) hac¨ªa su parte.

La Bienal de la Danza ha sido valorada casi un¨¢nimemente por la cr¨ªtica como irregular, afectada sobre todo por una organizaci¨®n horaria y de log¨ªstica bastante atropellada y extra?a a la propia sistem¨¢tica del ente veneciano, muy cuidadoso en la ordenaci¨®n y las escaletas de los eventos. Esa sensaci¨®n de amateurismo se respiraba sobre todo por el bajo nivel de los bailarines de los grupos italiano y de las escuelas convocadas y por las propuestas coreogr¨¢ficas donde no hab¨ªa maduraci¨®n ni terminados de notoria excepci¨®n. Con raz¨®n, Nora Chipaumire fue la m¨¢s aplaudida.