Hablemos de compa?erismo
Desde el primer minuto hasta el ¨²ltimo es f¨¢cil adivinar cada una de las constantes, de los giros, de las reacciones, de las consecuencias del relato
En el a?o 1968, la pel¨ªcula de John Boorman Infierno en el Pac¨ªfico marc¨® las pautas de lo que despu¨¦s derivar¨ªa casi en categor¨ªa dentro del g¨¦nero b¨¦lico e, incluso, de cierta ciencia ficci¨®n: la pel¨ªcula, o la subtrama, en la que dos enemigos en guerra aparentemente irreconciliables se ve¨ªan obligados a colaborar para salvar sendos pellejos. All¨ª, Lee Marvin y Toshiro Mifune, soldados estadounidense y japon¨¦s, respectivamente, n¨¢ufragos en una isla desierta y ¨²nicos supervivientes de una batalla naval durante la II Guerra Mundial, luchaban a brazo partido durante media historia, para con posterioridad ir dando paso al instinto de supervivencia, el honor, la lealtad y, en fin, la amistad. Un tipo de relato que, de Enemigo m¨ªo a Star trek: en la oscuridad, tambi¨¦n ha venido repitiendo la ciencia ficci¨®n. Y he ah¨ª el principal problema de la, solo en apariencia, intachable Perdidos en la nieve, pel¨ªcula noruega dirigida por Petter Naess, basada en un hecho real acaecido durante la II Guerra Mundial: que se siguen las coordenadas cl¨¢sicas tan al pie de la letra, adem¨¢s de los estereotipos respecto de alemanes y brit¨¢nicos, que desde el primer minuto hasta el ¨²ltimo es f¨¢cil adivinar cada una de las constantes, de los giros, de las reacciones, de las consecuencias del relato.
Naess, director de Elling (2001), convertida en pieza de teatro y representada hace poco en Espa?a por Javier Guti¨¦rrez y Carmelo G¨®mez, ha compuesto una pel¨ªcula liger¨ªsima y agradable (por su valores ¨¦ticos), pero tan mim¨¦tica respecto de su mensaje y sus acciones, que casi se podr¨ªa establecer un concurso entre los espectadores para ver qui¨¦n predice antes, por ejemplo, que una herida en un codo degenerar¨¢ en amputaci¨®n, o cu¨¢l de los cinco personajes acabar¨¢ antes con los pies por delante. La guerra es mala y la gente, buena; la nobleza, la lealtad, el compa?erismo y la solidaridad pueden arreglar el mundo¡ Acab¨¢ramos. De este modo, Perdidos en la nieve se va convirtiendo en pura obviedad subrayada, incluso en sus di¨¢logos. ¡°?Hueles eso?¡±, pregunta el mando brit¨¢nico en la caba?a donde se refugian. ¡°S¨ª¡±, responde el jefe alem¨¢n. Entonces ambos van hacia la cama donde delira, enfermo, otro de los supervivientes, le quitan la venda y, como un resorte, se echan hacia atr¨¢s tap¨¢ndose la boca por el hedor. ¡°Tiene el brazo gangrenado¡±. ?De verdad era necesario verbalizarlo? Y, a¨²n, el remate. ¡°?Est¨¢s seguro?¡±. ¡°S¨ª¡±. Acab¨¢ramos bis.
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