La ¡°misi¨®n divina¡± de los Blues Brothers
La banda de veteranos de soul termina hoy lunes su gira por Espa?a La legitimidad hist¨®rica del grupo reside en el guitarrista Steve Cropper
Pocas veces un chiste ha resultado tan rentable. Hace 35 a?os, los humoristas John Belushi y Dan Aykroyd sintetizaron su amor por la m¨²sica negra en una banda, los Blues Brothers, que combinaba jovialmente las poses de hipsters al viejo estilo con un alto nivel sonoro. Generaron un par de pel¨ªculas taquilleras y popularizaron un look mundialmente reconocible. Hoy, ya no necesitan disfraces ni gags: solo queda la m¨²sica, defendida en directo.
La Original Blues Brothers Band est¨¢ comandada por el saxofonista Lou Marini y el guitarrista Steve Cropper (Dora, Misuri, 1941). La legitimidad hist¨®rica, desde luego, reside en Cropper, al¨ªas El Coronel, que estuvo en el coraz¨®n de aquella f¨¢brica de soul al estilo sure?o que fue Stax Records. Todav¨ªa mantiene cierto esp¨ªritu misionero y le encanta comprobar la longevidad de la m¨²sica que creaba en Memphis durante los a?os sesenta. Recuerda que entonces no ten¨ªan ni idea de su impacto internacional. Hasta que llegaron para tocar a Inglaterra y los Beatles mandaron sus limusinas para recogerlos.
Hoy, Cropper est¨¢ reconocido como productor, autor e instrumentista. Todav¨ªa enrojece cuando recuerda aquella clasificaci¨®n de la revista Mojo, que le situaba como segundo mejor guitarrista de la historia del rock, superado s¨®lo por Hendrix. No ten¨ªa sentido compararse con Jimi, razona, que era un aut¨¦ntico solista mientras que ¨¦l toca lo m¨ªnimo, siempre al servicio de la canci¨®n.
Canciones tienen ahora unas 50 o 60, que las que suelen tocar cada noche una tercera parte. Lou Marini (Navarre, Ohio, 1945) explica el modus operandi de los Hermanos del Blues: ¡°es una banda que puede pasarse medio a?o congelada, sin hacer nada. De repente, nos ofrecen una ristra de conciertos y nos juntamos para ensayar, para encajar a m¨²sicos nuevos. El punto est¨¢ en que alguien encuentre un nuevo riff, un groove fresco: es como si la banda entera recibiera una descarga el¨¦ctrica, inmediatamente subes a un nivel superior¡±.
Suelen ir a tiro fijo, a tocar ante p¨²blicos que ya tienen el virus de la m¨²sica negra. Aunque tambi¨¦n saben hacer conversos
En Estados Unidos, fueron algo as¨ª como la orquesta oficial de la cadena House of Blues, ¡°hasta que tuvieron una pelotera con Dan Akroyd, el superviviente del d¨²o original¡±. Ahora tocan con frecuencia en casinos, a veces en reservas indias. No, nada que ver con el establecimiento que aparece en la serie The killing: ¡°en nuestra experiencia, no son lugares s¨®rdidos, est¨¢n bien equipados. Y el p¨²blico resulta receptivo, debe ser que se quedan los que tuvieron suerte¡± (risas).
Suelen ir a tiro fijo, a tocar ante p¨²blicos que ya tienen el virus de la m¨²sica negra. Aunque tambi¨¦n saben hacer conversos, como ocurri¨® en un festival noruego, cuando Pearl Jam se cay¨® del cartel y les toc¨® ejercer de teloneros de Nirvana. ¡°Se puede decir que somos lo opuesto del grunge pero aquella noche los espectadores se volvieron locos con nuestro repertorio¡±.
Son m¨²sicos old school y no les gusta lo que est¨¢ ocurriendo con su arte. Cropper reside en Nashville y asegura que all¨ª todav¨ªa es f¨¢cil comprar discos, incluso de vinilo. Por el contrario, Marini lamenta que en Manhattan ya no haya grandes almacenes de discos: ¡°hay una rabia generalizada contra la desaparici¨®n de tiendas hist¨®ricas, que son reemplazadas por franquicias que est¨¢n por todo el mundo.¡±
La homogenizaci¨®n universal es a¨²n m¨¢s grave en la m¨²sica popular. Ambos se declaran horrorizados por las pr¨¢cticas dominantes en el mundo de grabaci¨®n: ¡°todo te suena alt¨ªsimo, sin contraste. Y los cantantes no paran de gritar, est¨¢n en el volumen 10 desde el comienzo. Nosotros crecimos escuchando a Ella Fitzgerald, que pod¨ªa cantar suave o romper las copas de cristal.¡±
M¨²sicos con medio siglo de carretera, lamentan que ya no haya variedad regional. ¡°Antes, ibas a una zona y encontrabas emisoras que apoyaban al talento local. Literalmente, escuchabas cosas que eran desconocidas en el resto del mundo. Ahora, vayas a donde vayas, todas las radios ponen pr¨¢cticamente lo mismo. Estamos en el mundo del Gran Hermano pero se guardan muy bien de reconocerlo. El resultado final es que desaparecen puestos de trabajo y baja la calidad de nuestras experiencias est¨¦ticas¡±.
M¨²sicos con medio siglo de carretera, lamentan que ya no haya variedad regional
Con todo, reconocen que se sienten privilegiados por lo que han vivido. Cropper evoca momentos compartidos con Otis Redding, Marini recuerda lo endiablado que resultaba trabajar con Frank Zappa. ¡°Pienso en una sesi¨®n en la que tambi¨¦n estaba (el trompetista) Randy Brecker y, a cada orden de Zappa, dec¨ªa en voz baja: 'hijo de puta, hijo de puta'. Pero sab¨ªas que era NUESTRO hijo de puta. Cuando hubo aquel intento de implantar la censura discogr¨¢fica, Frank fue a Washington y demoli¨® los argumentos de los que quer¨ªan recortar la libertad de expresi¨®n. Lo hizo, adem¨¢s, sin levantar la voz, punto por punto.¡±
Sus nombres aparecen, literalmente, en centenares de discos. Y a¨²n as¨ª, todav¨ªa trabajan con sus instrumentos, tres horas diarias en el caso de Marini: ¡°no soy un superdotado, debo ensayar. Estuve de gira con Barbra Streisand y descubr¨ª que ella no ten¨ªa que preparar la voz, era algo que simplemente estaba dentro y sacaba cuando sal¨ªa al escenario¡±.
Profesionalmente, les va bien. Pero se quejan, como todos los habitantes del Planeta Tierra. Cropper carga contra la degeneraci¨®n de la industria musical, que solo se esfuerza en apoyar a grupos y solistas elegidos por su f¨ªsico. Marini lamenta que tienda a desaparecer el concepto de ¡°residencia¡± de un grupo. ¡°En los sesenta, Miles Davis o Cannonball Adderley tocaban varios d¨ªas en un club. As¨ª que ibas el d¨ªa tercero o cuarto y te encontrabas con una banda que dominaba la ac¨²stica del local, que conoc¨ªa al p¨²blico....?y te hac¨ªa levitar!¡±.
The Blues Brothers tocan el lunes 15 en Madrid (Teatro Circo Price, 21.30).
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