El ¨¦xito
Un a?o m¨¢s los encierros de San Ferm¨ªn se confirman como la m¨¢s contundente aportaci¨®n audiovisual nacional al mercado extranjero
Un a?o m¨¢s los encierros de San Ferm¨ªn se confirman como la m¨¢s contundente aportaci¨®n audiovisual nacional al mercado extranjero. La atracci¨®n que produce un espect¨¢culo as¨ª se cuantifica en la presencia en los medios, que festejan las mejores im¨¢genes con espacios destacados. El tap¨®n en la puerta de acceso a la plaza de toros del pen¨²ltimo d¨ªa ha dejado instant¨¢neas celebradas en todas las redacciones del mundo. No est¨¢ al alcance de cualquiera la imagen de la cabeza imponente de los animales junto al desmadejado tumulto de las personas. Ya en los a?os 1970, con v¨ªctimas mortales que ahora hemos eludido por los pelos, esa misma visualizaci¨®n rotunda del amontonamiento termin¨® por consolidar las fiestas pamplonicas como atractivo mundial.
En Estados Unidos, capital mundial del espect¨¢culo, es ya casi un mito formativo para los j¨®venes pasar por los sanfermines. La cogida por asta de toro en el gl¨²teo, que este a?o se ha vuelto a producir en un ciudadano de esa nacionalidad, es reconocida como un suceso habitual que da pie a chistes y comentarios jocosos y hasta se alz¨® como gag inicial en la pel¨ªcula de Billy Cristal Cowboys de ciudad. La autoridad intelectual de Hemingway concede una coartada a la pasi¨®n por los ritos inici¨¢ticos, as¨ª que frente a la ausencia de pruebas de superaci¨®n al modo de Orzowei, correr en los encierros de Pamplona es un estupendo reclamo. Puede que la m¨¢xima amenaza de estos festejos, que por ahora no provocan el rechazo antitaurino que condiciona a la lidia, sea su propio ¨¦xito, pues la masificaci¨®n empieza a ser de tal calibre que obliga a cambiar el c¨®digo circulatorio de los encierros para evitar los atascos.
El consejero de Interior del Gobierno navarro confirm¨® que el ¨¦xito de convocatoria obliga a reformas en la seguridad. Su comparecencia oficial ante los medios, con el pa?uelo y el traje de corredor, da idea del grado de implicaci¨®n en los festejos, carente de esa distancia que los pol¨ªticos marcan con otras actividades. El rozarse con la tragedia eleva el grado de atractivo y, por todo ello, el espl¨¦ndido equilibrio de este a?o confirma que nos encontramos ante la gran ventana por la que el mundo se asoma a nuestro pa¨ªs.
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