Quiet man

La mentira es un recurso de corto alcance. Te salva del obst¨¢culo, pero es raro que no termine arroj¨¢ndote en una zanja. El dicho popular afirma que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Los anglosajones prefieren decir: puedes correr, pero no puedes esconderte. Frase atribuida al boxeador Joe Louis, que enfrenta a la treta de la fuga con la poderosa incomodidad de la evidencia. Vamos, que mentir es algo que desde ni?os aprendemos a considerar un recurso desesperado. Si lo utilizamos es porque nunca encontramos en la urgencia algo m¨¢s s¨®lido.

En pol¨ªtica, la mentira parece voluble. Unos y otros se acusan de mentir con abierto descaro. Porque ya cada vez quedan menos personajes tercos pero ¨ªntegros como los de la pel¨ªcula de John Ford, El hombre tranquilo. All¨ª, cada vez que alguien acusa a otro de mentir, hay que despojarse de la chaqueta y salir del pub a zurrarse. No est¨¢ elegida al azar la comparaci¨®n con The Quiet Man, porque si de algo presume el presidente Rajoy es de la calidad de inalterable. Los que le han negado la eficacia de su f¨®rmula qu¨ªmica se han diluido en la espera ansiosa, en el caldo de su propia ambici¨®n apresurada, han sido destruidos por el don de quien sabe dormir la pelota como esos equipos que han jugado mil finales.

Con el presidente del Constitucional, Francisco P¨¦rez de los Cobos, sucede que nadie afea su filiaci¨®n y su identificaci¨®n con unas siglas, sino la ocultaci¨®n y la mentira cuando le fue exigida transparencia. La legalidad de una acci¨®n es pura an¨¦cdota, si dentro esconde el tumor roedor de la mentira. En este instante el error est¨¢ en creer, como le sucedi¨® a los socialistas tras los esc¨¢ndalos de los a?os noventa, que no hay recambio posible en el escalaf¨®n. Que se vota a las personas y que toda dimisi¨®n es una derrota colectiva del partido.

Los populares gobernar¨¢n durante muchos a?os y tienen banquillo brillante, desde Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa y Monago hasta Arantza Quiroga, para garantizarse la fortaleza de su reclamo electoral. Es la mentira interior la mayor amenaza para su estabilidad. Que no la nuestra, porque un pa¨ªs ya sabe de memoria que puedes correr, pero no esconderte.