Los zombis como excusa y la excusa de los zombis
'Guerra mundial Z' frente a frente, libro y pel¨ªcula, solo se parecen en el nombre y los zombis
Mathew Inman, un humorista gr¨¢fico con m¨¢s de un mill¨®n de fans en Facebook que responde al alias de The Oatmeal, lo expres¨® con un diagrama de Venn. Dos c¨ªrculos que se intersectan en el medio. El de la izquierda es Guerra Mundial Z libro firmado por Max Brooks, el de la derecha, la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Marc Foster. Y se supone que su intersecci¨®n, lo que tienen en com¨²n: ¡°Se titulan Guerra Mundial Z¡±. Pod¨ªa haber a?adido: ¡°Hay zombis¡±.
En los a?os setenta, la anterior gran revoluci¨®n est¨¦tica y de modelo de negocio que protagonizaron una serie de directores como Martin Scorsese, Steven Spielberg, George Lucas, Francis Ford Coppola o Brian De Palma permiti¨® saltarse las normas y apostar por el riesgo art¨ªstico en la gran pantalla. El propio Coppola, en una entrevista concedida a la web de cine -desde la ¨®ptica del friki- Ain¡¯t It Cool en mayo de 2007, pon¨ªa sobre la mesa el problema: ¡°Hab¨ªa una oportunidad porque los estudios no sab¨ªan qu¨¦ hacer. Ahora los estudios s¨ª lo saben, por eso hacen Spider-Man, Piratas del Caribe. Ya no hacen dramas. Solo les interesan las franquicias¡±.
Lo que ha hecho el equipo de Foster con Brad Pitt como protagonista y productor con la novela de Brooks es un ejemplo de manual de esta tendencia. En Guerra mundial Z (libro) no hay h¨¦roe. El protagonista es el propio autor, un periodista que, a?os despu¨¦s de que la Guerra Zombi haya acabado con la victoria del bando humano, decide publicar un libro de entrevistas con gente de todo el planeta y de toda extracci¨®n social. Testimonios recopilados mientras trabajaba para una comisi¨®n de la ONU. Sus motivos, en el pr¨®logo: ¡°?Acaso no es el factor humano lo que nos conecta profundamente con nuestro pasado? ?Acaso a las generaciones futuras les interesar¨¢n m¨¢s los n¨²meros y las estad¨ªsticas que los recuerdos personales de unos individuos parecidos a ellos?¡±. Como buen periodista, aun siendo imaginario, el se?or Brooks desaparece de las entrevistas, salvo cuando ocasionalmente interrumpe, reconduce, repregunta al testigo que est¨¢ grabando.
En Guerra mundial Z (pel¨ªcula), Brad Pitt tambi¨¦n trabaja para la ONU. Mejor dicho, trabajaba, porque adem¨¢s de guapo e inteligente es un padrazo que prefiere renunciar a su brillante carrera para poder pasar m¨¢s tiempo con los suyos. El filme arranca mostr¨¢ndonos el d¨ªa a d¨ªa de esta familia (id¨ªlica) a la que la plaga zombi pondr¨¢ a prueba: la salvaci¨®n de toda la humanidad recaer¨¢ sobre los hombros del gal¨¢n. Primer gran cambio de Hollywood: del narrador invisible que escucha, al h¨¦roe mesi¨¢nico que redime.
El segundo gran cambio es de estructura y enfoque y viene condicionado por la presencia del h¨¦roe. Un guion cinematogr¨¢fico tiene entre 20.000 y 30.000 palabras. Guerra mundial Z (novela) supera las 120.000. Un guionista tiene que condensar lo contado en la novela. En el libro de Brooks, las decenas de entrevistas se dividen en siete partes que permiten tener una comprensi¨®n global e hist¨®rica de esta guerra. Los testimonios conectan la debacle con el presente, y pintan un fresco sociopol¨ªtico de la actualidad en el que los zombis son la puntilla que derrumba el fr¨¢gil castillo de naipes de nuestro presente. Sin embargo, en el filme de Pitt solo se sigue la trayectoria de su personaje por algunos escenarios conectando entre s¨ª. Los encuentros de este agente de la ONU con otros personajes no suponen un intercambio humano, sino r¨¢pidas conversaciones que proporcionan la siguiente pista al h¨¦roe para seguir acerc¨¢ndose a la salvaci¨®n de la especie y el final feliz.
El macguffin, la excusa que sirve de motor a la trama es el tercer y ¨²ltimo gran cambio introducido por Hollywood. En la novela no existe. Los testimonios se justifican a s¨ª mismos por esa reflexi¨®n que el autor comparte en el pr¨®logo. A las generaciones futuras (y presentes y pasadas) les interesan los ¡°recuerdos personales de unos individuos parecidos a ellos¡±. La pel¨ªcula se inventa un Santo Grial, un objetivo que perseguir, el origen de la enfermedad, pues encontrar la cura a la plaga zombi. Y si hay un vellocino de oro que hallar, debe haber un h¨¦roe hom¨¦rico dispuesto a sacrificarse en el intento. En la novela tambi¨¦n se habla de una vacuna, el Phalanx, solo que esta era un placebo orquestado en connivencia con una farmac¨¦utica y el gobierno estadounidense para que las masas se dejaran dominar y el caos definitivo no estallara.
El pasado junio, Max Brooks acud¨ªa a un podcast de la revista brit¨¢nica Empire para hablar sobre Guerra mundial Z y su relaci¨®n con la versi¨®n cinematogr¨¢fica. ¡°Nunca fui parte del proceso creativo. Nadie me lo ofreci¨® o me pregunt¨®. Y la raz¨®n es econ¨®mica. Con semejante presupuesto [m¨¢s de 150 millones de euros] no van a dejar que alguien sin experiencia en escribir una superproducci¨®n que firme el libreto. Pero vamos, estamos hablando de Hollywood. Son los que estrenan El gran Gatsby en 3D¡±.
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