L¨ªo
Las comparaciones son odiosas, pero a juzgar por el desarrollo de la Jornadas Mundiales de la Juventud en R¨ªo de Janeiro, Espa?a tuvo mala suerte
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Las comparaciones son odiosas, pero a juzgar por el desarrollo de la Jornadas Mundiales de la Juventud en R¨ªo de Janeiro, Espa?a tuvo mala suerte cuando le correspondi¨® hospedar esas celebraciones. Cuesti¨®n de destiempo. Pasa mucho en el f¨²tbol cuando fichas a un jugador camino de la cresta de la ola o cuando llega a tu equipo en franca retirada. Nadie celebra los trofeos ganados en los a?os anteriores. La visita de Ratzinger, ya con falta de recursos, fue capitalizada en Madrid por el aire ideol¨®gico m¨¢s localista, que empobreci¨® las ambiciones del viaje con la obsesi¨®n por combatir los conceptos fundamentales del zapaterismo, como las leyes sociales, la progresiva aceptaci¨®n del matrimonio homosexual y el inabarcable concepto de memoria hist¨®rica.
Si entonces el papa Ratzinger se centr¨® en delimitar los m¨¢rgenes de la vida privada y no conceder demasiada importancia a los movimientos que expresaban el descontento por el giro de la soluci¨®n de la crisis a favor de las teor¨ªas macroecon¨®micas de quienes la hab¨ªan causado, en esta ocasi¨®n el papa Francisco ha preferido utilizar el viaje por Latinoam¨¦rica para competir con otras Iglesias m¨¢s pegadas a la calle y resucitar la conciencia de solidaridad frente a la pol¨ªtica de ganadores y perdedores dictada por el mundo occidental. Su llamamiento a los j¨®venes para que no reh¨²yan el l¨ªo ha sido escuchado desde Espa?a como un cambio de discurso que nos deja at¨®nitos, instalados en una calma eclesi¨¢stica frente a la marginaci¨®n y la exclusi¨®n hasta de los servicios sanitarios de los m¨¢s desamparados.
Est¨¢ por ver el eco de sus palabras en los dem¨®cratas cristianos europeos, hasta ahora inmunes a otro dogma que no sea el bancario. La desigualdad es un combate esencial en nuestra ¨¦poca olvidado por quienes han perfeccionado el discurso religioso para adaptarlo a las teor¨ªas liberales de la econom¨ªa. Las palabras de este Papa deber¨ªan crear una incomodidad saludable. Si es solo el oportunismo de una gira puntual no habr¨¢ demasiada diferencia con el cantante que entona sus grandes ¨¦xitos del pasado para complacer a la audiencia de ese bolo. Pero si el cambio de mantra va a ser cierto, quiz¨¢ ser¨ªa interesante invitar a este Papa a visitarnos pronto.
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