Elogio y vituperio del trabajo
Es en vacaciones cuando vislumbramos lo que ser¨ªa nuestra vida si fu¨¦ramos due?os de ella Se aproxima una buena cosecha de c¨®mics y novelas gr¨¢ficas
El que no trabaja no come, como se sabe sobradamente en un pa¨ªs con casi seis millones de personas que no pueden hacer lo primero y cada vez lo tienen m¨¢s dif¨ªcil para lo segundo. El trabajo ha llegado a ser un privilegio, pero, no lo olvidemos, en su origen fue una maldici¨®n b¨ªblica: ¡°Ganar¨¢s el pan con el sudor de tu rostro¡±, tal fue la condena de un Dios celoso y terrible. Y, encima, el vocablo posee una etimolog¨ªa que no deja lugar a dudas: el tripalium era un instrumento de tortura compuesto por tres palos a los que se ataba el reo para que cantara todo lo cantable. Que por desplazamiento sem¨¢ntico aquel instrumento de dolor y penitencia haya llegado a significar el bien m¨¢s preciado en las sociedades modernas indica hasta qu¨¦ punto trabajar es, a la vez, necesario y mortificante. En El derecho a la pereza (1883), un libro que, sintom¨¢ticamente, se reedita sobre todo en ¨¦pocas de bonanza y m¨¢ximas cotas de empleo (lo public¨® Fundamentos con una estupenda introducci¨®n de Manuel P¨¦rez Ledesma), Paul Lafargue, el yerno m¨¢s listo de Marx, argumentaba que el trabajo solo deber¨ªa admitirse como ¡°condimento de los placeres de la pereza¡±. Eso es lo que tendr¨ªa que suceder si la sociedad fuera justa y todos pudieran gozar de los placeres del ocio creativo, despu¨¦s de una jornada laboral muy llevadera de dos o tres horitas. El economista Jeremy Rifkin, que tiene de lafarguiano lo que yo de ni?a de Rajoy, public¨® hace casi tres lustros ¡ªcuando a¨²n nadie sospechaba lo de Lehman Brothers y lo que vino despu¨¦s¡ª El fin del trabajo (Paid¨®s), un libro muy influyente en el que ven¨ªa a decir que con las nuevas tecnolog¨ªas y el desarrollo de las m¨¢quinas inteligentes, cada vez ser¨ªan necesarios menos trabajadores (humanos) para producir los bienes que consumimos: las m¨¢quinas por s¨ª solas, es decir, el capital, se estaban convirtiendo en la fuerza de trabajo ascendente. Eso, que ser¨ªa bueno en una sociedad ut¨®pica, es en las nuestras fuente de muchos pesares. A ese sue?o de Lafargue (que, por cierto, se suicid¨® con su esposa Laura cuando la vida ya no les compensaba) lo ¨²nico que puede aproximarse (aunque muy de lejos) son las vacaciones pagadas, esa conquista de la ¨¦poca de los Frentes Populares, que ¡ªay¡ª mucha gente no puede disfrutar. Es en las vacaciones cuando tenemos un m¨ªnimo destello de percepci¨®n de lo que ser¨ªa nuestra vida si pudi¨¦ramos ser plenamente due?os de ella. Yo, por ejemplo, abrigo la fantas¨ªa de que pasar¨ªa mucho tiempo montando en bicicleta, mirando a uno y otro lado c¨®mo se desplegaba el mundo (un mundo id¨ªlico y medioambientalmente sano) a golpe de pedaleo. Me consuelo con la lectura de Diez bicicletas para treinta son¨¢mbulos, con que la editorial Demipage, cuyo logo es un ciclista montado en un veloc¨ªpedo de rueda alta, conmemora su d¨¦cimo cumplea?os. Si son amantes del veh¨ªculo mec¨¢nico menos contaminante y de los buenos relatos, no se pierdan esas treinta vi?etas o cuentos firmados por algunos de los m¨¢s interesantes narradores de tres generaciones de escritores, de Merino, Aute, Landero o Mu?oz Molina a Juan Garc¨ªa Armend¨¢riz o Sara Mesa, pasando por Orejudo, Marta Sanz, Men¨¦ndez Salm¨®n, o Andr¨¦s Neuman, por solo citar a un tercio de los participantes. Como afirma Eloy Tiz¨®n en su estupendo pr¨®logo, la ¡°bicicleta es un veh¨ªculo movido por el deseo cuyo motor son los sue?os¡±, algo que guarda mucha afinidad con la escritura, ¡°que debe autogenerar su propia necesidad narrativa¡±. O, dicho de otra manera escribir, es sobre todo el intento de conseguir el estado mental que hace escribir posible. Igual que se pedalea para seguir pedaleando. De modo que, miren por d¨®nde, este libro trata de la bici y de sus placeres (que son muchos), pero tambi¨¦n, oblicuamente, de c¨®mo se sale del bloqueo narrativo.
Ilustrados
Buena cosecha de c¨®mics y novelas gr¨¢ficas. Max, que tanto alegra este sill¨®n de orejas, no publica exactamente ninguna de las dos cosas, sino Paseo astral (La C¨²pula), un ¨¢lbum que reproduce su espectacular montaje para el pabell¨®n de EL PA?S en la ¨²ltima feria Arco, esas 46 planchas en las que, sobre un ejemplar del diario (del 2 de enero de 2013), construy¨® un eficaz y novedoso relato repleto de referencias a temas cl¨¢sicos de la historia del arte y de homenajes al c¨®mic y la literatura; el libro incluye los bocetos preparatorios del trabajo. Relato so?ado (1926), la novela de Arthur Schnitzler que llev¨® al cine Kubrick (Eyes Wide Shut, 1999) cambiando la Viena de los veinte por el Nueva York de los noventa, ha sido adaptada como historia gr¨¢fica por Jakob Hinrichs (N¨®rdica), que tambi¨¦n ha trasladado el relato a nuestro tiempo, enfatizando con sus dibujos de aire naif y colores planos su atm¨®sfera on¨ªrica, a la que contribuye la presencia de homenajes a El Bosco y Brueghel; el volumen incluye el texto original de Schnitzler traducido por J. A. Garc¨ªa Rom¨¢n. DeBolsillo, un sello de Mondadori, relanzar¨¢ en septiembre el seinen (literatura gr¨¢fica dirigida a un p¨²blico masculino adulto) OldBoy, la novela gr¨¢fica de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi publicada originalmente entre 1996 y 1998 que se ha convertido en uno de los mayores ¨¦xitos manga de toda la historia. Adaptada para el cine en 2003 por el surcoreano Park Chan-wook, la serie reaparecer¨¢ en espa?ol coincidiendo con el estreno el pr¨®ximo oto?o de una nueva adaptaci¨®n dirigida por Spike Lee e interpretada, entre otros, por Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Sharlto Copley y Samuel L. Jackson.
Pasi¨®n
Leo en la prensa brit¨¢nica, que siempre ha mostrado particular inter¨¦s por este tipo de noticias, que en los ¨²ltimos dos a?os, y coincidiendo con el ¨¦xito internacional de la saga de E. L. James Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo), se han multiplicado los accidentes sexuales en los hogares. En efecto, los bomberos han acudido a casi un centenar de llamadas de personas ¡°juguetonas¡± que no pod¨ªan abrir las esposas con las que hab¨ªan sujetado a sus parejas al cabecero, o a las que se les hab¨ªa ido la mano apretando la cinta de terciopelo en la garganta de su compa?ero/a de desfogue. Les digo esto porque parece ser que en verano (como lo prueba la proliferaci¨®n en la tele de anuncios de preservativos, lubricantes y cremas ¨ªntimas) a los seres humanos les da por aparearse con m¨¢s frecuencia (a los esp¨ªritus eso no nos sucede), de modo que ¨¢ndense con tiento cuando se pongan l¨²dicos e imaginativos. Imag¨ªnense el bochorno si la Guardia Civil tiene que acudir a la hora de la siesta para liberar a su pareja de las esposas. O que tengan que llamar a urgencias a causa de un prolongado priapismo ocasionado por una ingesta masiva de Cialis. Por cierto, Grijalbo, que sigue haciendo caja con la tendencia, ¡°publica¡± (?dios m¨ªo!) este oto?o Cincuenta escenarios para desatar tu pasi¨®n, una nueva ¡°caja de sexo¡± que incluye librillo, esposas y venda para los ojos. Tengan cuidado en su noche de desenfreno, no vayan a caerse desde el sexto piso por ir ciegos y, encima, esposados.
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