Mozambique, en el olvido

Probablemente la intenci¨®n de sus productores y directores haya sido sacar a Mozambique del olvido, pero con pel¨ªculas tan discretas como la espa?ola Kanimambo parece complicado: tres historias aparentemente independientes que al final acaban cruz¨¢ndose, con las secuelas del colonialismo portugu¨¦s, la posterior guerra civil y las dificultades m¨¦dicas y educativas como temas principales, expuestas a trav¨¦s de un humanismo indolente y rampl¨®n que apenas despierta curiosidad.

En la primera historia, el ceut¨ª Abdelatif Hwidar, con demasiados problemas para colocar la c¨¢mara en el sitio m¨¢s oportuno de los interiores, utiliza una bala que casi mata 20 a?os despu¨¦s a su sufrido hu¨¦sped como met¨¢fora de las heridas a¨²n no cicatrizadas del pa¨ªs. En la segunda, con la lacra del sida como tel¨®n de fondo, Carla Subirana otorga cierta atm¨®sfera a su corto con el recurso de los fotogramas congelados, pero utiliza una voz en off, locutada con excesivo distanciamiento por ella misma, en la que todo se verbaliza (motivaciones, impresiones y el propio relato), y acaba hablando de ella misma al superponer su texto en la banda de sonido por encima de las propias declaraciones de los africanos. Y en la tercera, Ad¨¢n Aliaga, director de la preciosa La casa de mi abuela (2005), aun con una historia-clich¨¦ de los relatos de superaci¨®n (la mutua amistad entre un cantante ciego y una ni?a sorda), compone la m¨¢s competente de las tres al huir de la voz en off explicativa. En fin, una minucia.