El sexo de nuestros h¨¦roes
Hollywood se plantea romper su pen¨²ltimo tab¨²: sacar a los superh¨¦roes del armario
Para ser superh¨¦roe uno tiene que estar dispuesto a salvar el mundo, carecer de gusto y de verg¨¹enza al vestir... y ser heterosexual. Al menos as¨ª lo han dictado los c¨¢nones no escritos que han dominado hasta la fecha primero el mundo del c¨®mic y, ahora, el del cine. Unos c¨¢nones que vienen mostrando sus grietas en los ¨²ltimos a?os. El mazazo m¨¢s reciente a las convenciones se sinti¨® en la pasada Comic-Con, cita anual en San Diego en la que se decide el futuro de estos mundos. All¨ª se notaron aires de cambio en lo tocante a la orientaci¨®n sexual de los superh¨¦roes. La bomba la dej¨® caer Andrew Garfield, el ¨²ltimo rostro de Spiderman en la pantalla, cuando en una entrevista se pregunt¨®: ¡°?Y qu¨¦ pasar¨ªa si M. J. fuese un t¨ªo?¡±. ¡°Fue una pregunta ret¨®rica con la que quise hablar de prejuicios¡±, aclar¨® el int¨¦rprete brit¨¢nico a EL PA?S. Hablaba de un popular personaje en la saga del hombre ara?a, M. J., o Mary Jane Watson, la mejor amiga de Peter Parker y su futura esposa tras la muerte de Gwen Stacy. O as¨ª reza la ficci¨®n que cre¨® Stan Lee en los or¨ªgenes de este personaje.
Despu¨¦s de a?os de reinvenciones de este popular h¨¦roe de c¨®mics, cuando Spiderman ha sido dibujado por numerosos autores e interpretado por diferentes actores; cuando en el c¨®mic y en el cine se ha explorado la maldad del hombre ara?a, su muerte, incluso ha habido un Spiderman mestizo y otro que protagoniza un musical en Broadway¡ ?Por qu¨¦ no uno gay? Alguien, como dice Garfield, interesado en un M. J. donde las siglas respondan al nombre de Michael B. Jordan. ¡°S¨¦ que ahora ser¨ªa il¨®gico, despu¨¦s de haber rodado dos pel¨ªculas, plantear una tercera parte en la que mi personaje diga: ¡®?Sabes qu¨¦? Me gustan los t¨ªos¡¯. No iba a funcionar, pero quiero que la pregunta quede en el aire porque anhelo el d¨ªa en el que la orientaci¨®n sexual, lo mismo que la raza, no sea m¨¢s que una nota a pie de p¨¢gina¡±, a?adi¨® el actor.
?Y si la novia de Spiderman fuera un hombre?, plante¨® el actor Andrew Garfield
Ese d¨ªa quiz¨¢ no est¨¢ tan lejos. En algunos casos, ya es una realidad. Aunque no disfrutan de la misma fama que un Spiderman o un Batman (y su amistad con Robin), en el mundo del c¨®mic ya existen personajes gais como Northstar, Midnighter o Apollo. Incluso algunos m¨¢s famosos como Linterna Verde o Batwoman vivieron momentos de homosexualidad y lesbianismo, respectivamente, en universos paralelos.
Sin embargo, como pregunta Charles Zan Christensen, de Prism Comics, organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que apoya en este campo el trabajo de la Liga en Defensa de Lesbianas, Homosexuales, Bisexuales y Transexuales (LGLBT), si alguien tan macho como James Bond puede ser gay o al menos bisexual (como se insinu¨® en Skyfall) y tener ¨¦xito, ?por qu¨¦ no Spiderman? ¡°Para mi generaci¨®n y especialmente para los que vienen detr¨¢s esto no es un problema¡±, declar¨® el actor Kevin Zegers, parte del reparto de la franquicia titulada Cazadores de sombras: ciudad de hueso, que se estrena en Espa?a el 30 de agosto.
En ella interpreta a Alec, un personaje que seg¨²n su creadora, la escritora Cassandra Clare, es gay. ¡°Y lo ¨²ltimo que quiero crear es un personaje clich¨¦ del estereotipo que se tiene de un homosexual. Alec ser¨¢ un tipo tan duro como lo requiera la historia, alguien adem¨¢s seguro con su identidad sexual¡±. La saga aspira a ocupar el lugar dejado en la pantalla por otras adaptaciones literarias juveniles como Crep¨²sculo o Harry Potter.
Hasta James Bond ha conocido la bisexualidad, como se insin¨²a en ¡®Skyfall¡¯
Se trata del mismo orgullo con el que Garfield defiende lo que para muchos fue un comentario fr¨ªvolo o, incluso, inadecuado. Para que nadie se rasgue las vestiduras antes de tiempo, el int¨¦rprete sabe que el hombre ara?a no cambiar¨¢ su orientaci¨®n sexual. Al menos por ahora. Como declar¨® el director Marc Webb a la prensa, nadie apoya m¨¢s que ¨¦l la igualdad sexual... pero Spiderman es un personaje que ya existe ¡ª¡°una experiencia universal¡±¡ª, y su obligaci¨®n es mantenerse fiel a sus or¨ªgenes. Sin embargo, lo que Garfield ¡ªheterosexual y con su actual pareja cinematogr¨¢fica, Emma Stone, como compa?era sentimental en la vida real¡ª defiende es la necesidad de modernizar los h¨¦roes, incluidas sus tendencias sexuales.
Como recuerda, la idea original a inicios de los sesenta se centraba en la historia de un chaval marginado, algo que en aquel entonces ven¨ªa representado por el empoll¨®n con gafas que nunca consegu¨ªa a la chica. Ahora que los frikis est¨¢n de moda, los marginados, como recuerda Garfield, son otros. ¡°Las historias de horror que escuchamos en la actualidad ¡ªsobre prejuicios contra los que hay que luchar¡ª proceden de colectivos como los adolescentes gais que son objeto de abusos y de una falta de aceptaci¨®n que les puede llevar al suicidio¡±, defiende.
Aires de cambio y lucha que no afectan solo a los h¨¦roes de la pantalla, sino a aquellos que los crean. Si hay un estreno ¡ªen Espa?a el 1 de noviembre¡ª que llega acompa?ado de la pol¨¦mica en el campo de la ciencia ficci¨®n es el de El juego de Ender. Basada en la obra hom¨®nima de Orson Scott Card la historia est¨¢ centrada en una sociedad futura al borde de la extinci¨®n donde las estrategias de guerra parecen un juego de ni?os. Su trama no tiene ninguna relaci¨®n con la orientaci¨®n sexual de sus personajes y sin embargo la LGLBT le ha declarado el boicot antes de que llegue a las pantallas. La raz¨®n: la oposici¨®n del escritor a los matrimonios del mismo sexo. Una oposici¨®n de la que Orson Scott Card se ha vanagloriado incluso llamando a los estadounidenses a la unidad para ¡°destruir¡± al ¡°enemigo mortal¡±.
Estas declaraciones las hizo en 2008. Ahora que el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido apoyar la igualdad de los matrimonios gais, el tono de su discurso se ha suavizado al llegar incluso a aceptar la derrota de su ideolog¨ªa. ¡°Es una batalla que ha perdido y nosotros hemos ganado. La humanidad ha salido victoriosa¡±, declar¨® Harrison Ford, miembro del reparto del filme, queriendo dar as¨ª por terminada la pol¨¦mica. Sus palabras fueron conciliadoras, pero no han zanjado la controversia. Como afirm¨® el columnista Mark Harris en una carta abierta, el boicot contin¨²a.
Y si no se quiere llamar boicot, se apuesta por el uso de la ¡°elecci¨®n personal¡±, la elecci¨®n de que ¡°no le llegue al bolsillo del autor ni un solo centavo de la entrada¡±.
Babelia
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