No me consta
La clase pol¨ªtica emplea sistem¨¢ticamente latiguillos para expresar su visi¨®n del mundo
Nadie sabe con certeza quienes son los genios ling¨¹¨ªsticos relacionados con el futbol que inventan frases hechas, t¨®picos emparentados involuntariamente con el surrealismo, sonrojantes lugares comunes y que, posteriormente, van a ser repetidos por la mayor¨ªa del gremio durante dos o tres temporadas cada vez que les preguntan, no ya sobre su profesi¨®n, sino sobre todas las cuestiones humanas o divinas.
Esos latiguillos para expresar su visi¨®n del mundo tambi¨¦n los practica asiduamente la clase pol¨ªtica, especializada en algo tan arduo como intentar dotar de fuerza y comprensi¨®n a parlamentos huecos que no significan nada, pero no existe un lenguaje com¨²n para todos ellos. Cada grupo practica escrupulosamente el lenguaje de su tribu. Por ejemplo: resulta transparente a que partido pertenecen todos aquellos que inevitablemente comienzan su perorata con el entre intimidatorio, pedag¨®gico y despreciativo: ¡°Mire usted¡±.
Sospecho que esa perdurable moda expresiva va a sufrir alteraciones a partir de ahora en el partido que se est¨¢ partiendo el alma por sacar a la pobre Espa?a del desastre y al que los desagradecidos jueces se atreven a pedirle explicaciones por unos inocuos sobres repletos de vil metal que les entregaba puntualmente el ¨²nico malvado de la pel¨ªcula, esa exclusiva manzana podrida que responde al satanizado nombre (antes sus colegas declaraban santo al repartidor de billetes an¨®nimos) de B¨¢rcenas.
S¨ª, el mismo repartidor de billetes ca¨ªdos del cielo al que antes sus entra?ables colegas de partido y trapicheo hab¨ªan declarado santo. Esas palabras que van a servir en el futuro para explicar todos los interrogantes sobre los turbios comportamientos de la condici¨®n humana cuando se trata de econom¨ªa, de la ancestral afici¨®n de tantos conductores de patrias a meter con naturalidad su codiciosa manita en la caja, se limitan a un difuso y escapista: ¡°No me consta¡±.
Se supone que no es un invento propio de Cascos, Arenas y Cospedal, que la consigna se la habr¨¢ susurrado al o¨ªdo alg¨²n sofisticado especialista en leyes. Pero es devastador el efecto que provoca en cualquier receptor que haya abandonado el limbo ese melifluo ¡°No me consta¡±. O sea, te consta que todo dios estaba pringado hasta el cuello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.