Una tropel¨ªa inadmisible
La Junta de Andaluc¨ªa ha autorizado que cada matador acudiese a M¨¢laga con su par de toros elegidos debajo del brazo Eso se llama presunta prevaricaci¨®n
En respuesta a una consulta del presidente del festejo, la Junta de Andaluc¨ªa ha autorizado que cada matador acudiese a M¨¢laga con su par de toros elegidos debajo del brazo, y que no hubiera sorteo, como manda el art¨ªculo 41 de la norma andaluza.
De este modo, el Gobierno andaluz ha permitido que se incumpla el Reglamento, que se cometa abuso y enga?o con los espectadores y que la fiesta de los toros se hunda un poco m¨¢s en su propia miseria. Eso se llama presunta prevaricaci¨®n.
Y la raz¨®n jur¨ªdica esgrimida por la autoridad competente es un prodigioso desprop¨®sito: dice la Junta en su escrito oficial que como los toreros han acordado con la empresa la modificaci¨®n de sus contratos en el sentido de que cada cual quiere torear los toros previamente elegidos, pues que se acepta el acuerdo y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. En fin, que si ma?ana los toreros y el empresario acuerdan lidiar dos perritos, dos gallinas ponedoras y dos sardinas, pues saldr¨¢n al ruedo entre el alborozo general.
?Para qu¨¦ hacen falta los movimientos antitaurinos con este gobierno andaluz y estas figuras? ?D¨®nde est¨¢ la dignidad de los se?ores Padilla, Juli y Talavante? ?D¨®nde su verg¨¹enza torera que no les impide mofarse de quienes los mantienen en sus pedestales? Porque si importante es la forma ¡ªflagrante incumplimiento de la ley¡ª, m¨¢s grave es el fondo: el desprecio m¨¢s absoluto a los espectadores.
?Qu¨¦ desolaci¨®n y qu¨¦ abandono¡! ?Qu¨¦ penosa realidad la de esta fiesta, despreciada por casi todos y manipulada para el enriquecimiento y la gloria de unos pocos¡! ?Qu¨¦ tristeza que el Gobierno andaluz ampare las presiones de quienes se empe?an en desacreditarla con imposiciones que llevan impl¨ªcito un vil atropello¡!
?C¨®mo estuvo la corrida? Pues despu¨¦s de tan inadmisible tropel¨ªa, todo carec¨ªa de la importancia debida. Es m¨¢s, este que lo es se niega a cantar faenas y orejas que no eran m¨¢s que la consecuencia de un burdo enga?o, a pesar de la tremenda algarab¨ªa que vivi¨® la Malagueta en distintas fases del festejo. Por eso, por ese preocupante desconocimiento de los p¨²blicos, estos se?ores de luces hacen y deshacen a su antojo.
Padilla nada pudo hacer ante su agotado primero, y le cort¨® las dos orejas a un gran toro de Jandilla, codicioso, noble y de largo recorrido, al que mulete¨® con entrega, celeridad y el ventajismo imperante, y provoc¨® la locura en los tendidos.
El Juli cort¨® una oreja en cada toro despu¨¦s de ofrecer dos lecciones de antitoreo moderno. ?l, que lidera el antitaurinismo reinante, es un experto es desviar la embestida de los toros y muletear al hilo del pit¨®n. Talavante dict¨® un discurso sobre la nada en su primero; noble y repetidor fue el sexto, y le dio muchos pases ayunos de hondura y gracia. En tres palabras: no hay derecho.
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