El sue?o de T¨¢nger
El recinto que un d¨ªa fuera el centro cultural y popular m¨¢s importante del norte de ?frica es ahora puro escombro
Eran demoledoras las fotos del Gran Teatro Cervantes de T¨¢nger que con motivo del centenario de su inauguraci¨®n public¨® este peri¨®dico el pasado domingo. El recinto que un d¨ªa fuera el centro cultural y popular m¨¢s importante del norte de ?frica es ahora puro escombro, desasistido como qued¨® tras cerrar sus puertas hace 28 a?os. El Estado espa?ol, su propietario, ha olvidado que en ¨¦l se aunaron civilizadamente ¨¢rabes, cristianos y hebreos y que se convirti¨® en un estandarte cultural en el que fuimos muchos los que nos iniciamos en el conocimiento del cine y el teatro espa?oles. Pero los distintos gobiernos han ido dejando que se derrumbe y han preferido crear en su lugar nuevos centros culturales, u organizar semanas de cine en otros locales tangerinos de menor abolengo.
Una historia de la que fue m¨ªtica ciudad internacional es la que ahora ofrece Jos¨¦ Ram¨®n da Cruz con Mapa emocional de T¨¢nger, pel¨ªcula de cuatro horas de duraci¨®n, y que reducida a dos se ver¨¢ pronto. Se trata de una p¨¢gina llena de recuerdos solventes y tambi¨¦n de nostalgias por la que no solo desfilan los nombres de los intelectuales que en T¨¢nger habitaron sino igualmente los de la gente pobre que busc¨® en el esplendor de la ciudad una forma de supervivencia, mezcl¨¢ndose sin saberlo con magnates anglosajones, esp¨ªas de todas partes y huidos de las distintas guerras de muy diversos pa¨ªses. T¨¢nger fue una ciudad libre en ideolog¨ªas, sexo y religi¨®n en una amalgama que hoy es ya leyenda y ejemplo de convivencia. Este documental es naturalmente obra de un tangerino, nacido tard¨ªamente, en 1961, es decir, cinco a?os despu¨¦s de que Marruecos obtuviera la independencia, cuando T¨¢nger solo era una sombra de lo que hab¨ªa sido; no obstante, su larga experiencia en el videoarte concede a esta Memoria emocional un indiscutible rigor que no elude cierta fantas¨ªa. A fin de cuentas, como dijo Eduardo Haro Tecglen, T¨¢nger fue, sobre todo, un estado de ¨¢nimo, o un sue?o, en palabras de Emilio Sanz de Soto. Ese sue?o tiene cuerpo real en el Gran Teatro Cervantes, ahora con pies de barro sin que sus propietarios le presten el mimo que merece. Pronto ser¨¢ pasto de buitres inmobiliarios, y parte de nuestra historia se esfumar¨¢ para siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.