La infravida copia a ¡®Amor¡¯
Puedo entender el enloquecimiento y la frustraci¨®n del que est¨¢ solo para cuidar a esa persona amada
Un matrimonio de ancianos con s¨ªntomas transparentes de que su historia ha funcionado, inteligentes y cultos, regresan a su casa con gesto complacido despu¨¦s de haber asistido al concierto de piano de un antiguo alumno suyo. A la ma?ana siguiente ella permanece ausente. No obedece a un despiste pasajero. La enfermedad de Alzh¨¦imer acaba de mostrar sus garras. ?l decide cuidarla, finalmente, en soledad, aunque tengan una hija y previsibles recursos econ¨®micos. Este hombre enamorado ser¨¢ testigo impotente de la progresiva devastaci¨®n mental y f¨ªsica de su mujer. Atravesar¨¢ estados de ¨¢nimo al l¨ªmite en la temible responsabilidad que ha asumido. El inacabable dolor de ella le har¨¢ tomar una soluci¨®n tenebrosa. La asfixia con una almohada. Hay una elipsis sobre su suicidio, pero imaginamos que ha saltado por la ventana. Este sombr¨ªo argumento es de la turbadora pel¨ªcula de Michael Haneke Amor, una experiencia dura para el hipnotizado y conmovido espectador.
Amor me sigue removiendo y aterrando en la memoria desde que la vi por primera vez. Y vuelvo a pensar inevitablemente en ella cuando escucho la noticia de que en un pueblo de Asturias un hombre de 86 a?os ha asesinado a su esposa de 83 y se ha suicidado. Cuentan que ella estaba postrada en un estado terminal del Alzh¨¦imer desde hace varios a?os y que ¨¦l la hab¨ªa cuidado sin ayuda durante todo ese tiempo. Y admitiendo la obviedad de que supone una barbarie eternamente repetida la de los hombres que matan a sus mujeres o exmujeres (siempre son ellos los verdugos, casi nunca ellas) y culminan ese acto s¨¢dico, vengativo o desesperado quit¨¢ndose la vida, trato de imaginar el calvario ps¨ªquico y f¨ªsico del matador, la tarea proteica y desoladora de cuidar sin ayuda a alguien con el que se ha ensa?ado esa enfermedad.
Algunos disponen de pasta para que los profesionales se ocupen de ese cuidado. Pero puedo entender el enloquecimiento y la frustraci¨®n del que est¨¢ solo para cuidar a esa persona amada. ?Y qu¨¦ hace el comprensivo Estado, la ley de dependencia, las ayudas sociales? Cosas de otros tiempos. Que se las ingenien los pringaos.
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