Indonesia, bonito infierno
Es una de las pel¨ªculas m¨¢s relevantes de esta temporada, un trabajo que levanta preguntas muy inc¨®modas
En el extraordinario documental S21. La m¨¢quina roja de matar, el camboyano Rithy Panh convocaba en el espacio de la antigua c¨¢rcel de Tuol Sleng, reconvertida en Museo del Genocidio camboyano, a supervivientes y verdugos de la masacre emprendida por los jemeres rojos. Bajo la mirada de Pahn y de sus antiguas v¨ªctimas potenciales, los verdugos ejecutaban mec¨¢nicamente la coreograf¨ªa ritual de su gesti¨®n del horror, como si fuera la reiteraci¨®n de una rutina despojada de todo significado. En The act of killing, Joshua Oppenheimer ¨Ctejano de origen alem¨¢n y disc¨ªpulo de Dusan Makavejev-, Christine Cynn y un tercer codirector an¨®nimo ¨Clos t¨ªtulos de cr¨¦dito de la pel¨ªcula tienen sobrecarga de anonimatos: claro signo de la conflictiva y peligrosa naturaleza de la propuesta- proponen una estrategia parecida: invitar a los responsables del exterminio de entre medio mill¨®n y dos millones y medio de comunistas (o supuestos comunistas) tras el golpe militar en Indonesia en 1965 a participar en reconstrucciones dram¨¢ticas de sus ejecuciones, filtradas por el imaginario de diversos g¨¦neros cinematogr¨¢ficos, del cine negro al musical, pasando por el terror y el b¨¦lico. Con todo, el tono y el contexto son radicalmente distintos a los de la pel¨ªcula de Panh: en principio, no es la culpa (o la inercia del ejecutor zombificado), sino el orgullo lo que mueve a los paramilitares a embarcarse en la propuesta y, detalle mucho m¨¢s relevante, los verdugos siguen siendo celebrados como figuras heroicas en el presente pol¨ªtico indonesio, que garantiza la total impunidad de sus cr¨ªmenes.
THE ACT OF KILLING
Direcci¨®n: Joshua Oppenheimer, Christine Cynn y An¨®nimo.
Documental. Dinamarca-Gran Breta?a-Noruega-Alemania, 2012.
Duraci¨®n: 122 minutos.
The act of killing es una de las pel¨ªculas m¨¢s relevantes que el espectador tendr¨¢ oportunidad de ver esta temporada. Un trabajo que levanta preguntas muy inc¨®modas sobre su metodolog¨ªa, pues conseguir lo que la pel¨ªcula logra pasa por mantener un clima de confianza y complicidad con los asesinos: en una escena se asiste a la extorsi¨®n de comerciantes chinos y la c¨¢mara recoge el temblor de las manos de los coaccionados. Tambi¨¦n puede resultar discutible el arco narrativo que propone el montaje de un material grabado a lo largo de m¨¢s de siete a?os: la pel¨ªcula ?sucumbe a la tentaci¨®n de acabar cont¨¢ndonos una historia de redenci¨®n y asunci¨®n de culpa, en lugar de implicarnos en el retrato de un supuesto para¨ªso tur¨ªstico para el consumo occidental levantado sobre el horror?
Oppenheimer define su trabajo, que sedujo hasta tal punto a Werner Herzog y Errol Morris que los cineastas se sumaron a su equipo de producci¨®n, como un documental de la imaginaci¨®n: no pretende ser una cr¨®nica hist¨®rica, sino la exploraci¨®n en el s¨®rdido inconsciente de un pa¨ªs que ha autojustificado su ejercicio de lo atroz, un viaje al coraz¨®n de las tinieblas que adopta la estrategia de la dramatizaci¨®n terap¨¦utica para hacer emerger una culpa.
The act of killing plantea relaciones inesperadas -?cu¨¢l es el v¨ªnculo secreto entre las pel¨ªculas de Elvis Presley y la ejecuci¨®n de comunistas en Indonesia?- y se desborda de momentos tan dif¨ªciles de olvidar como esa escena en la que una ni?a no puede contener su llanto tras haber ejercido de v¨ªctima en una representaci¨®n, o el momento en que el secuaz del carism¨¢tico verdugo Anwar Congo expone sus planes de extorsi¨®n si prospera su carrera pol¨ªtica, o ese n¨²mero musical kitsch a los sones del ¡°Nacida libre¡± de John Barry donde se celebra el exterminio, o los fragmentos de ese talk show televisivo del estricto presente donde las bravuconadas de los paramilitares son puntuadas por risas y aplausos del p¨²blico o la verdadera pi¨¨ce de r¨¦sistance que supone el plano donde el verdugo muestra a sus nietos esa dramatizaci¨®n en la que ¨¦l se ha colocado en el lugar de la v¨ªctima. Una obra maestra intranquilizadora: imposible sentirse limpio tras haberla hecha posible; complicado sentirse limpio tras haberla visto.
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