Un cl¨¢sico moderno

A los 14 a?os la aventura no se busca, se encuentra. Casi sin que te des cuenta, porque no hay barreras, no hay prejuicios, no hay defensas. Te topas con la aventura sin que sepas siquiera que lo es, porque a ti simplemente te parece la vida. Y a los 14 a?os la vida hay que vivirla; no pensarla, exprimirla, analizarla, ralentizarla ni protegerla. Los cr¨ªos protagonistas de Mud, extraordinaria pel¨ªcula de Jeff Nichols, no saben que est¨¢n ante la odisea de sus existencias, ese instante que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s. Mientras tanto, los espectadores (y tambi¨¦n los cr¨ªticos) tampoco sabemos a¨²n si estamos ante un cl¨¢sico moderno. Porque, ?en qu¨¦ momento se puede decir que una pel¨ªcula es o ser¨¢ un cl¨¢sico? Seguro que con el tiempo. Pero quiz¨¢, con un punto de ese atrevimiento adolescente de la pel¨ªcula, tambi¨¦n desde ya, qu¨¦ diablos.

Desoladoramente sure?a, como la reciente Bestias del sur salvaje, y profundamente americana, como Take shelter, la anterior y tambi¨¦n sensacional pel¨ªcula de Nichols, aquella preciosa paranoia sobre el Apocalipsis, Mud es un relato sobre la p¨¦rdida de la inocencia que, para entendernos, podr¨ªa emparentarse con tres autores de post¨ªn, dos escritores y un cineasta, aunque trasladando el esp¨ªritu de todos ellos a la ¨¦poca contempor¨¢nea: el Charles Dickens de Grandes esperanzas, con la que Mud comparte una trama protagonizada por un fugitivo de la justicia que encuentra en la espontaneidad de la infancia el necesario apoyo para salir del trance; el Mark Twain de Las aventuras de Huckleberry Finn y (las ¨ªdem de) Tom Sawyer, tanto por la ambientaci¨®n como por su fuerte componente social; y la filmograf¨ªa casi completa de John Ford, poblada por personajes, sobre todo padres, que habitan un mundo que se derrumba ante sus ojos, sin sentirse part¨ªcipes de un tiempo que ya no les pertenece.

La puesta en escena de Nichols, tan exacta como invisible en casi todo su emocionant¨ªsimo metraje, se convierte en puro v¨¦rtigo de movimientos de c¨¢mara y cortes de montaje cuando tiene que hacerlo, en el cl¨ªmax: dram¨¢tico, f¨ªsico, moral. La escritura, del propio Nichols, y de material original, es pura cadencia de ternura, desolaci¨®n y rabia, un cat¨¢logo de la imperfecci¨®n humana. Y los protagonistas y secundarios, deslumbrantes, perfectos en su f¨ªsico y en su mirada, comenzando por Matthew McConaughey, uno de los grandes actores del momento, y acabando por los dos ni?os, para cuya interpretaci¨®n, llena de humor y dolor, de naturalidad, sencillez y fuerza, simplemente no hay palabras.

Mud, presentada en el Festival de Cannes del a?o pasado, donde no cosech¨® m¨¢s premio que la ovaci¨®n un¨¢nime en los respectivos pases de cr¨ªtica y p¨²blico, es aventura, es intriga criminal, es thriller mafioso, es romance desaforado, es cine de denuncia social, es relato de iniciaci¨®n. Es muchas cosas y quiz¨¢ una sola: la vida. Sin manique¨ªsmos, como en el portentoso plano del mafioso sentado en la cama del motel tras la llamada telef¨®nica. Jeff Nichols, no se olviden ya del nombre, ha compuesto una pel¨ªcula sobre padres, sangu¨ªneos y adoptivos, que lo que m¨¢s aman en el mundo es a sus hijos. Un amor desbocado que a veces no se sabe practicar.