Ellis Jacobson, pionero de la abstracci¨®n en Mallorca
El pintor estadounidense vivi¨® 50 al?os en Baleares
¡°Es imprescindible hablar mal de los galeristas. Y con raz¨®n¡±. Lo afirmaba con socarroner¨ªa el pintor californiano Ellis Jacobson (San Diego, 1925), fallecido en su casa de Mallorca el 23 de agosto, mientras dorm¨ªa. Junto a un pu?ado de pintores extranjeros, entre los que destacaron su compatriota Ritch Miller y el brit¨¢nico Jim Bird, ambos ya desaparecidos, Jacobson ayud¨® a sacudir el panorama cultural balear en el tardofranquismo. Fue uno m¨¢s de los muchos artistas internacionales que, a lo largo de la historia, echaron ra¨ªces en la isla. Enfermo de alzheimer, falleci¨® horas antes de que se inaugurase en Dei¨¤ una muestra antol¨®gica de su obra, un homenaje organizado por sus amigos para celebrar el quincuag¨¦simo aniversario de su llegada a Mallorca.
La pintura de Jacobson estuvo siempre a caballo entre el expresionismo abstracto y la figuraci¨®n. Explorador del color, te¨®rico de la creatividad, mantuvo desde ni?o una querencia por el mundo del comic. Hijo de un empresario de r¨®tulos luminosos, se familiariz¨® pronto con el dise?o gr¨¢fico, el lenguaje publicitario y los dibujos animados. Una de sus primeras incursiones art¨ªsticas ¨Cy de negocio¨C fue una extensa serie de caricaturas de estrellas de Hollywood. Con el tiempo, y tras su paso por Francia e Italia, fue ampliando su espectro, bebi¨® de las influencias m¨¢s diversas y construy¨® una obra particular, con poso l¨ªrico y social, impactante en su etapa de madurez y cada vez m¨¢s depurada en su recta final.
Aunque domin¨® y exprimi¨® casi todas las t¨¦cnicas pict¨®ricas, por formaci¨®n y por vocaci¨®n se le recuerda ante todo como un gran dibujante. A l¨¢piz y ¨®leo, retrat¨® con maestr¨ªa personajes y arquetipos: indios americanos, dictadores de rep¨²blicas bananeras y v¨ªctimas del holocausto nazi. Rostros impactantes, a menudo distorsionados, siempre sometidos sin concesi¨®n al paso del tiempo. ¡°Ellis decidi¨® hace tiempo que su pintura est¨¢ del lado de los que sufren y de los perdedores¡±, apuntaba Joan Carles Gomis, comisario de la retrospectiva que le dedic¨® el Ayuntamiento de Palma en 2004. Trixi Sullivan, vecina y amiga del artista desde hace 26 a?os, suaviza el peso de la conciencia social en su obra y otorga igual valor a su sentido del humor: ¡°a los indios americanos les ten¨ªa una cierta man¨ªa. Por eso los caricaturizaba¡±.
Hombre tozudo, de ideas claras (¡°en¨¦rgico y complicado¡± seg¨²n lo recuerda un destacado galerista de Palma), tuvo una relaci¨®n de amor-odio con el mundo del arte. Toleraba mal la vertiente m¨¢s superficial del negocio y restaba importancia sistem¨¢ticamente a la repercusi¨®n que pudiera o no tener su obra. ¡°Pensaba que el mercado estaba peleado con ¨¦l¡±, rememora un colega. Se valoraba mucho, y era selectivo: si no le gustaba alguien, no le vend¨ªa su obra.
Aunque en 1993 don¨® 150 de sus cuadros a la Comunidad Aut¨®noma, la relevancia de Jacobson en Mallorca va m¨¢s all¨¢ de su legado pict¨®rico. Apadrin¨® e impuls¨® a artistas m¨¢s j¨®venes, imparti¨® clases, se implic¨® en la vida cultural que empezaba a despuntar con la llegada de la democracia. En los ¨²ltimos setenta fue parte del llamado Grup Dimecres, una singular reuni¨®n itinerante de artistas, intelectuales y coleccionistas que dio alas a una nueva generaci¨®n de pintores. Steve Afif, su amigo y compa?ero en ese grupo, rememora una an¨¦cdota de la ¨¦poca: cuando un comerciante le ofreci¨® a Jacobson intercambiar una nevera por uno de sus cuadros, ¨¦ste, que por entonces era un artista de cotizaci¨®n humilde, le gru?¨®: ¡°?c¨®mo me puedes ofrecer una nevera que vale 30.000 pesetas por un cuadro que vale por lo menos 100.000? ?Me tendr¨¢s que dar la diferencia en billetes!¡±.
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