Esos brazos que abrazan

Iban a caballo por una carretera secundar¨ªa cerca de ?vora. Pierre Gonnord (Cholet 1963) pis¨® el freno de su coche y se present¨® al grupo. Como retratista lleva tiempo recorriendo el Alentejo en busca de rostros majestuosos entre las familias n¨®madas que luchan por mantener su idiosincracia. Rogiero no tiene m¨¢s de cuatro a?os pero ya mira como un adulto. En esta imagen, comparable a los retratos de corte de Vel¨¢zquez o Ribera, parece un chico fuerte y orgulloso. Hay algo de nobleza en ese gesto adusto. Se ha acostumbrado a dormir al raso y cuidar de sus hermanos ¡ªpor debajo suyo hay cuatro peque?os m¨¢s¡ª mientras sus padres trabajan como braceros en los campos para poder comer. Su madre, como ahora la hermana mayor de Rogiero, tampoco pudo elegir su destino, se cas¨® a los 14 a?os y empez¨® a parir. Con veintipocos ya tiene 7. De esa ni?a sin adolescencia solo distinguimos sus ropajes, sus manos de campesina y sus brazos, estrechando a su peque?o contra su pecho en un gesto protector. No es la pobreza lo que se ve en la imagen sino la vida, cargada de tradiciones ancestrales. Parece como si el fot¨®grafo quisiera escuchar sin tab¨²es a a ese gente que corre de un lado para otro. Para conseguir una pose de estudio Gonnord necesit¨® antes de convivencia y cercan¨ªa. El retrato se tom¨® un amanecer del pasado mayo, bajo la sombra de un bosque. El fot¨®grafo ha borrado la vegetaci¨®n con un tel¨®n negro de fondo para concentrarse en esos brazos que abrazan. Fue una sesi¨®n relajada. Rogiero es uno de esos ni?os baqueteados que van hacia los adultos y les hablan. El retratista sigue todav¨ªa escrutando almas en el Alentejo.