Marian ?lvarez

Ella es m¨¢s bien menuda, pero se crece de manera prodigiosa ante las c¨¢maras, y como dijo el jurado del ultimo festival de San Sebasti¨¢n ¡°transpira verdad en cada plano¡±. Mientras en la vida real siempre aparece sonriente, los personajes que hasta ahora ha interpretado en el cine han sido dolorosos y sufrientes, y por uno de ellos, el de Lo mejor de m¨ª, de la directora Roser Aguilar, recibi¨® hace seis a?os el premio a la mejor actriz en el festival de Locarno. En Espa?a no se valor¨® suficientemente aquel galard¨®n y Marian ?lvarez continu¨® camuflada en series de televisi¨®n o en personajes peque?os repartiendo su talento en tareas menores. Ahora, con el premio un¨¢nime del festival donostiarra por su angustiado personaje de La herida, ¨®pera prima de Fernando Franco, es probable que Marian ?lvarez sea reconocida por fin como la gran actriz que es. Ella es la pel¨ªcula entera, sin su interpretaci¨®n La herida no tendr¨ªa sentido.

Hay carreras tanto en el cine espa?ol como fuera de nuestro cine a las que la fortuna se hace de rogar, que tardan en ser reconocidas. Es, entre otros, el caso de la extraordinaria Ana Wagener, ya por fin habitual en la gran pantalla, o de la muy desconocida Violeta P¨¦rez, que junto a la anterior deslumbr¨® en El patio de mi c¨¢rcel (2008), dirigida por la tambi¨¦n primeriza Bel¨¦n Mac¨ªas. Aunque el personaje de Violeta P¨¦rez en aquella pel¨ªcula es peque?o, personalmente no he podido olvidarlo, tal es su sinceridad y precisi¨®n. Se podr¨ªa citar a otras actrices y actores, j¨®venes y con br¨ªo, que nuestro cine, mortecino ya por culpa de este Gobierno, su m¨¢s fervoroso enemigo, ha ido marginando. La man¨ªa de las televisiones y de muchos productores por contar s¨®lo con repartos de rostros conocidos, va dejando en la cuneta a mucho artista plet¨®rico de talento, que con suerte se refugia en el teatro, habitualmente alternativo.

Que se haya reconocido ahora a Marian ?lvarez es una espl¨¦ndida noticia que ojal¨¢ no caiga en saco roto, es decir, que se abran las puertas a otras expresiones, a caras frescas, como la suya, capaces de resplandecer.