Prohibir a Fern¨¢n G¨®mez
El Ayuntamiento de Madrid quiere arrebatarle el teatro que lleva su nombre como p¨®stumo castigo a su vida libertina y por rojo
A los c¨®micos espa?oles no se les enterraba en "tierra sagrada" porque los curas imaginaban que hab¨ªan llevado una vida licenciosa llena de pecados, que para ellos siempre eran los pecados de la carne, los que la gente bien pensante nunca comet¨ªa... aunque desearan hacerlo o los hubiesen cometido a escondidas. Aquel farise¨ªsmo cat¨®lico que condenaba sin remisi¨®n a los c¨®micos a ser enterrados en tierra de nadie despertaba risas en muchos de ellos ya que hab¨ªan elegido la profesi¨®n de c¨®micos precisamente porque en ella se pod¨ªa holgar sin tapujos, As¨ª lo confesaba uno de los m¨¢s grandes, el inolvidable Fernando Fern¨¢n G¨®mez, a quien ahora el Ayuntamiento de Madrid quiere arrebatarle el teatro que lleva su nombre como p¨®stumo castigo a su vida libertina, y adem¨¢s, por rojo. Esta es ahora la amenaza de la se?ora Botella, ¨ªnclita actual alcaldesa, la de borrar de un plumazo de nuestra memoria el nombre de uno de los m¨¢s valiosos intelectuales de nuestra historia reciente.
En Los ?ngeles, la meca del cine, exist¨ªa "la brigada del vicio", sector de la polic¨ªa que velaba por las buenas costumbres persiguiendo cualquier atentado a la moral vigente, aunque dichos "atentados" ocurrieran de puertas adentro. Lo cuenta en su libro Scotty Bowers, un peculiar vividor que ejerci¨® de celestino o de busc¨®n entre los actores y actrices de la ¨¦poca dorada llev¨¢ndoles a la cama chicos o chicas de buen ver. El anecdotario de su?Servicio completo, editado ahora por Anagrama, podr¨¢ ser cierto o no en algunos casos, pero no deja de sorprender la asumida homosexualidad de tantos personajes, incluidos un jefe de la brigada del vicio o el mism¨ªsimo Edgar Hoover, director del FBI. La homosexualidad o bisexualidad de tantos astros del cine cl¨¢sico no sorprende a estas alturas aunque en su tiempo fueran camufladas por los grandes estudios de Hollywood forzando matrimonios o inventando falsas historias amorosas, tal como el libro nos descubre. Sea como fuere, ninguno de de esos nombres de ilustres figuras del cine ha sido borrado del Paseo de la Fama de Hollywood,
En Espa?a, incluso en la de Franco, tambi¨¦n se disimularon muchos secretos de alcoba de los c¨®micos, pero no tantos porque m¨¢s urgente era tapar las ideas, y quien os¨® no hacerlo, como Fern¨¢n G¨®mez, padecer¨¢ aunque sea por vis p¨®stuma el castigo de esta inquisici¨®n que no cesa.
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