La hora del megafollet¨ªn

A Louis Feuillade, el gran padre del follet¨ªn cinematogr¨¢fico, le asombrar¨ªa comprobar c¨®mo una de las grandes formas ligeras del cine de los or¨ªgenes se ha transformado en una de las grandes formas aparatosas del cine espect¨¢culo contempor¨¢neo. El autor de Fantomas (1913-14), Judex (1917-18) y Los vampiros (1915), los seriales que embrujaron el imaginario surrealista, acostumbrado a improvisar su cine por entregas bajo la libre inspiraci¨®n de localizaciones reales, quiz¨¢ no reconocer¨ªa una descendencia directa en esta red de aparatosos megablockbusters interconectados que est¨¢ proponiendo la Marvel. Y, sin embargo, en ellos est¨¢ afirm¨¢ndose la pervivencia de ese esp¨ªritu l¨²dico y, sobre todo, la renovada seducci¨®n del continuar¨¢: sorprende ver a toda una sala ¡ªaunque sea en una proyecci¨®n de prensa¡ª quedarse hasta el final de los cr¨¦ditos para no perderse la secuencia de propina que lanza el gancho para futuros goces.

Resuelta por fin la fase de or¨ªgenes y refundaciones ¡ªque parec¨ªan condenar al espectador al eterno retorno¡ª, la Marvel parece entregada al placer de la aventura pura y dionisiaca: pel¨ªculas como esta segunda entrega de Thor ¡ªal igual que, poco antes, la crucial Los vengadores (2012) y la muy sofisticada Iron man 3 (2013)¡ª hacen realidad el sue?o h¨²medo del fan fatal: el comic book transmutado en feliz sinfon¨ªa de ruido, furia, efectos especiales y estrat¨¦gico sentido del humor. Lo m¨¢s parecido, en suma, a ser devorado por una p¨¢gina de tebeo.

Si el curr¨ªculo shakespeariano de Kenneth Branagh convirti¨® al cineasta en ins¨®lita elecci¨®n para poner en marcha la franquicia del dios n¨®rdico, el paso de Alan Taylor por la serie Juego de tronos parece haberle postulado para hacerse cargo de esta segunda entrega: m¨¢s vale no conceder demasiada importancia a ese pedigr¨ª, porque Chris Hemsworth no sintoniza con la intensidad tr¨¢gica de sus compa?eros de reparto Tom Hiddleston, Anthony Hopkins y Ren¨¦ Russo. Como generosa contrapartida, Thor: el mundo oscuro ofrece movimiento perpetuo, humor c¨®mplice y un cl¨ªmax con pasadizos entre universos que va mucho m¨¢s all¨¢ de una electrizante eficacia.