El cine africano pide la palabra
Lejos del tono did¨¢ctico de sus predecesores, los nuevos creadores cuentan historias universales El talento se impone a las dificultades de producci¨®n
Majhoul es ya un anciano. En 1981 fue apresado por salir a la calle durante la revuelta del pan, que pretend¨ªa un cambio profundo en Marruecos. Ahora, 30 a?os despu¨¦s, abandona la c¨¢rcel y debe enfrentarse a una nueva realidad marcada por las sacudidas de la llamada primavera ¨¢rabe. Con este argumento, la pel¨ªcula marroqu¨ª C¡¯est eux les chiens¡ (Los perros son ellos¡), del director Hicham Lasri, gan¨® el Griot al Mejor Largometraje de Ficci¨®n de la d¨¦cima edici¨®n del Festival de Cine Africano de C¨®rdoba (FCAT).
Pero la decisi¨®n no fue f¨¢cil. Seg¨²n el presidente del jurado, el prestigioso cr¨ªtico Olivier Barlet, las pel¨ªculas presentadas este a?o eran ¡°innovadoras y sorprendentes¡±, lo que confirma la fuerza y diversidad de las cinematograf¨ªas de ?frica, un fen¨®meno que se ha venido consolidando en la ¨²ltima d¨¦cada y que, pese a la debilidad de las estructuras de producci¨®n y distribuci¨®n, no ha impedido que este continente siga mostrando su talento.
Pese a los problemas presupuestarios del festival, que han dibujado una ¡°edici¨®n de resistencia con un formato m¨¢s reducido¡±, seg¨²n reconoce su directora, Mane Cisneros, el certamen recogi¨® una interesante muestra de la producci¨®n del continente, con 70 cintas procedentes de 32 pa¨ªses. En concreto, la efervescencia creativa de un Magreb en plena ebullici¨®n pol¨ªtica y social tuvo una marcada presencia en el festival. Argelia, por ejemplo, estaba representada por nueve pel¨ªculas, pero tambi¨¦n hab¨ªa cintas de Marruecos, T¨²nez o Egipto.
Festivales como el de C¨®rdoba toman el pulso a estas cinematograf¨ªas
¡°En la ¨²ltima d¨¦cada han irrumpido varios cineastas, encabezados por Abderrahmane Sissako (Mal¨ª) y Mahamat Saleh Haroun (Chad), que sit¨²an a ?frica en el mundo y rompen con el posicionamiento territorial e identitario anterior. Es un nuevo paradigma de pensamiento, los nuevos cineastas africanos son ciudadanos del mundo, y tambi¨¦n comparten con otras cinematograf¨ªas a nivel est¨¦tico¡±, asegura Barlet, director de Africultures. El problema est¨¢ m¨¢s bien en la otra orilla. ¡°Talento no falta, pero hay una ceguera europea, lo que ?frica aporta al mundo no se reconoce todav¨ªa¡±, a?ade. Por eso, porque los canales comerciales siguen despreciando a las cinematograf¨ªas del continente, es a¨²n necesaria la existencia de festivales como el de C¨®rdoba, una suerte de discriminaci¨®n positiva.
¡°Plantean filmes sin complejos ni h¨¦roes definidos¡±, dice Olivier Barlet
Si en los inicios del cine africano directores como Ousmane Semb¨¨ne ten¨ªan una intenci¨®n pedag¨®gica, en la l¨ªnea de los primeros a?os de las independencias, en la actualidad se trata de pel¨ªculas ¡°sin complejos, pero a la vez sin h¨¦roes definidos, sin soluciones para los problemas cotidianos¡±, explica Barlet. Es un cine m¨¢s bien marcado por la incertidumbre, tanto en su fondo como en su estructura, ¡°esa es su gran apuesta, la reivindicaci¨®n de lo imprevisible¡±, a?ade el cr¨ªtico.
Los cineastas africanos, pese a la falta de medios o a los problemas de distribuci¨®n, cuentan historias que vale la pena escuchar. Solo hay que estar atentos. Y pensar, como insiste Barlet, que m¨¢s all¨¢ de las etiquetas y los or¨ªgenes es cine, solo cine. Lo confirman historias como las agraciadas en el palmar¨¦s del FCAT, que se complet¨® con el Griot al Mejor Largometraje Documental para la senegalesa Mille soleils, de Mati Diop, mientras que Les jours d¡¯avant, del argelino Karim Moussaoui, fue elegido mejor cortometraje. El premio del p¨²blico recay¨® en la pel¨ªcula Malagasy Mankany, de Haminiaina Ratovoarivony, rodada ¨ªntegramente en Madagascar. ¡°Con un presupuesto de 12.500 d¨®lares (9.266 euros) y gracias a una campa?a de crowdfunding, he podido hacer una road movie en la que muestro los sue?os y esperanzas de los j¨®venes de mi pa¨ªs¡±, asegura su director.
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