Luigi Magni, irreverente director cinematogr¨¢fico italiano
El cineasta, uno de los representantes m¨¢s destacados de la comedia romana, cobr¨® fama gracias a su pel¨ªcula ¡®El poder no perdona¡¯
Luigi Magni muri¨® en el coraz¨®n de su Roma natal, la ¨²nica patria que tuvo y am¨®. El director ¡ªfamoso por las pel¨ªculas ambientadas cuando la ciudad a¨²n no era la capital de Italia sino del reino de la iglesia¡ª falleci¨® en su piso de la calle del Babbuino, a pocos metros de la Fuente de Trevi, de las c¨²pulas gemelas de la plaza del Popolo y de los lienzos de Caravaggio. Fue un s¨ªmbolo del esp¨ªritu m¨¢s genuino y antiguo de aquella Roma toda tripa y coraz¨®n, bell¨ªsima, m¨ªsera y opulenta a la vez, que parece un gran pueblo. Como la que representaron Alberto Sordi o Anna Magnani. Por supuesto, ¨¦l no cant¨® su enamoramiento y despecho frente a la c¨¢mara, sino detr¨¢s de ella. Una herramienta de trabajo dej¨® de lado seg¨²n se consumaba el ocaso de su int¨¦rprete fetiche, Nino Manfredi, que muri¨® en 2004. En 2008, con 80 a?os y 50 de carrera, Magni recibi¨® el mayor galard¨®n del cine italiano, el David de Donatello, por toda su trayectoria. Antes, lo hab¨ªa recibido dos veces por sendas pel¨ªculas, En el nombre del papa Rey (1977) y Nemici d'infancia, (1995), basada en una de sus novelas.
¡°Si no sabes de d¨®nde vienes ¡ªrepet¨ªa Magni¡ª no sabes ni a d¨®nde vas ni d¨®nde est¨¢s¡±. La lupa de Magni enfocaba la Roma del Resurgimiento, la de mediados del siglo XIX, a¨²n gobernada por los Papas. Esta lente le permit¨ªa esculpir vicios p¨²blicos y privadas virtudes de la capital, casi como met¨¢fora de la esencia humana misma.
Mientras el mundo era atravesado por ocupaciones y marchas, Magni rodaba El poder no perdona, filme estrenado en 1969 que describ¨ªa c¨®mo bajo el reino autoritario de Le¨®n XII, los revolucionarios carbonarios eran aguillotinados y la estatua de Pasquino, detr¨¢s de la plaza Navona, se llenaba de feroces epigramas dejados por los s¨²bditos oprimidos y hartos. ¡°Quer¨ªa demostrar que aquel furor renovador del mayo de 1968 nac¨ªa mucho tiempo atr¨¢s¡±, explicaba el director. La pel¨ªcula, inesperadamente, tuvo un gran ¨¦xito. Fue el taquillazo del a?o en Italia, hubo que habilitar sesiones especiales para que todos quienes lo desearan pudieran verla y alguna sala la mantuvo en cartel durante seis meses seguidos.
La ciudad de los papas sigui¨® siendo su inspiraci¨®n constante, casi una firma de sus mejores cintas, amargas par¨¢bolas del poder, siempre suspendidas entre comedia y drama como es el caso de la trilog¨ªa iniciada por El poder no perdona, a la que siguieron la ya citada En el nombre del papa Rey y En el nombre del pueblo soberano (1990). Cont¨® con los int¨¦rpretes m¨¢s reconocidos de la ¨¦poca: adem¨¢s de Nino Manfredi, al que le uni¨® durante toda la vida la amistad que arranc¨® en el rodaje de El poder no perdona, dirigi¨® a Marcello Mastroianni, Alberto Sordi, Ugo Tognazzi, Vittorio Gassman, Claudia Cardinale, Monica Vitti o Stefania Sandrelli, entre otros.
Su pasi¨®n por el Resurgimiento dio frutos tambi¨¦n en la peque?a pantalla. Los italianos recuerdan una serie de gran ¨¦xito sobre Garibaldi, interpretado por Franco Nero, quien, a la muerte de Magni, coment¨®: ¡°Fue para m¨ª una experiencia inolvidable. Gigi me puso encima de un caballo blanco y me dej¨® libre de interpretar el personaje a mi manera. En el rodaje respir¨¢bamos una atm¨®sfera de alegr¨ªa. Era un placer escucharle: lo sab¨ªa todo de historia¡±.
¡°Hay muchos grandes, pero Magni solo hubo uno¡±, escribi¨® Gigi Proietti, quiz¨¢s uno de los m¨¢s populares en el escenario italiano actual. ¡°Luigi¡± ¡ªprosigue Proietti¡ª ¡°era un hombre culto, sabio, dramaturgo y un guionista buen¨ªsimo, un director de teatro y de cine que nos regal¨® perlas¡±. Proietti traslad¨® al teatro varios textos de Magni y considera ¡°inolvidable¡± su lenguaje, inspirado en el dialecto romano que rescataba t¨¦rminos valiosos del pasado y los mezclaba con la jerga actual y bastarda de la calle.
Por su insistencia en describir las cortes de los papas con la cercan¨ªa burlona y sagaz, t¨ªpica de la comedia a la italiana, Magni fue considerado por muchos un palad¨ªn del anticlericalismo. Pero el director precisaba: ¡°No tengo nada contra los curas que act¨²an de curas. Me molesta el poder temporal de los papas, el m¨¢s fuerte e intolerable de la historia¡±.
Babelia
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