Jostein Gaarder escribe una ¡°biblia¡± para evitar el apocalipsis del planeta
El autor de 'El mundo de Sof¨ªa', Jostein Gaarder, anima a cuidar el planeta en su nueva f¨¢bula ecologista, 'La Tierra de Ana'
Tres inviernos seguidos son ya de por s¨ª desagradables. Si luego desaparecen las estrellas y se caen las monta?as, el panorama se vuelve, cuando menos, preocupante. Y si esa tierra agonizante acoge y sufre la batalla final entre los dioses entonces el ep¨ªlogo inevitable es la desaparici¨®n del planeta. As¨ª ser¨ªa el Ragnarok, el fin del mundo, seg¨²n la mitolog¨ªa n¨®rdica. Y todo pese a que los seres divinos sabr¨ªan perfectamente de antes detalles, destino y conclusiones de la guerra. Pero nada, aun as¨ª combatir¨ªan a muerte, excav¨¢ndose ¨C y excav¨¢ndonos- la tumba.
Seguramente el calentamiento global y sus peligros no sean comparables con este tr¨¢gico escenario. Pero en su ¨²ltimo libro Jostein Gaarder (Oslo, 1952) s¨ª cuela al Ragnarok, entre otras decenas de alarmas sobre el destino del planeta. ¡°No creo en algo tan repentino, pero podemos llegar a un punto de no retorno¡±, advierte por tel¨¦fono el autor noruego, cuya nueva f¨¢bula didasc¨¢lica y en defensa del medioambiente se titula La Tierra de Ana (Siruela).
En el fondo, guerra mitol¨®gica y deterioro de la Tierra en algo se parecen: los humanos tambi¨¦n conocemos de sobra las consecuencias finales de nuestras acciones. Conferencias, expertos y documentales llevan a?os avisando sobre el deshielo de glaciares, la subida de la temperatura y dem¨¢s amenazas. ¡°Cuando realmente experimentemos que las cosas est¨¢n cambiando ser¨¢ demasiado tarde. Pero no creo que seremos tan est¨²pidos como para dejarlo ocurrir¡±, defiende Gaarder.
Por si acaso lo fu¨¦ramos, de todos modos, est¨¢ La Tierra de Ana, historia de una adolescente concienciada y aterrada por el futuro del medioambiente, hasta el punto de afirmar que lo que de verdad le da miedo en la vida es ¡°el calentamiento global¡±. M¨¢s a¨²n ya que, en sus fantas¨ªas, Ana se encuentra con Nova, su tataranieta que vive en un mundo donde apenas quedan animales, flores y esperanzas.
A los sue?os y vivencias de la joven, Gaarnder va a?adiendo datos, explicaciones de conceptos como la retroalimentaci¨®n positiva y ejemplos del asesinato cotidiano del ahorro energ¨¦tico. ¡°Un estadounidense consume anualmente 25 barriles de petr¨®leo lo que, si tuviera que ser sustituido por horas de trabajo f¨ªsico, significar¨ªa que cuenta en todo momento con 150 esclavos de energ¨ªa¡±, se indigna el escritor.
De los bofetones que cada despegue de un avi¨®n inflige a la atm¨®sfera al peligro de la extinci¨®n de demasiadas especies, el autor noruego busca reanimar al cad¨¢ver del planeta a fuerza de avisos y alertas: ¡°Estoy preocupado pero no pesimista. Si lo eres, rechazas tus responsabilidades. Hacen falta, en cambio, trabajo y atenci¨®n. Tienes que hacer algo si quieres obtener lo que esperas¡±.
M¨¢s que apagar las luces y reciclar la basura, Gaarder cree que ese ¡°algo¡± depende sobre todo de los pol¨ªticos. A sus lectores el escritor no pide que dejen de tomar los aviones pero s¨ª, por lo menos, que no voten a los l¨ªderes que descuiden el planeta. Y que, despu¨¦s de La Tierra de Ana, se hagan m¨¢s preguntas y lean m¨¢s libros. En concreto, Gaarder recomienda la obra del periodista estadounidense Bill McKibben, ¨²ltimo ganador del premio de la Fundaci¨®n Sof¨ªa. El organismo fue creado precisamente por Gaarder y su esposa en 1997 para galardonar cada a?o a un destacado defensor del medioambiente con 100.000 d¨®lares (unos 74.000 euros).
Ese r¨ªo de dinero proced¨ªa, al menos al principio, del oc¨¦ano de ventas que cubri¨® El mundo de Sof¨ªa, gu¨ªa sencilla y novelada de la filosof¨ªa con la que Gaarder arras¨® en todo el planeta. Con ella, La Tierra de Ana comparte estilo, objetivos y tambi¨¦n las cr¨ªticas de excesiva simplificaci¨®n. ¡°Si quieres ir de Par¨ªs a Roma y solo te llevo hasta Mil¨¢n no deber¨ªas quejarte¡±, responde metaf¨®ricamente Gaarder. Y a?ade: ¡°El mundo de Sof¨ªa contestaba a qu¨¦ es el mundo. La Tierra de Ana, en cambio, se centra en aspectos pr¨¢cticos. La m¨¢s importante pregunta filos¨®fica hoy para los humanos ser¨ªa qu¨¦ podemos hacer para proteger la vida¡±.
Sea como fuere, el autor ha tardado en llevarse bien con su obra m¨¢s famosa: ¡°Cuando El mundo de Sof¨ªa se convirti¨® en un superventas pens¨¦ que no era mi libro favorito. Pero ahora he llegado a asumir que es exitoso, aunque no lo decid¨ª yo¡±. Peor se lleva Gaarder con su ¨®pera prima, desconocida hasta ahora y quiz¨¢s para siempre. La escribi¨® con 20 a?os y jam¨¢s volvi¨® a leerla: ¡°No la tengo ni siquiera guardada en un archivo digital. Solo hay un manuscrito: a veces dudo entre recuperarlo o prenderle fuego. Aunque hasta ahora aun no lo he quemado¡±. Ser¨¢ su pasi¨®n por todo lo que est¨¢ en peligro de extinci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.